"Si no limpias el mojón, atento a la sanción" es el eslogan que ha debido salir de la preclara y afilada mente de algún alto responsable de marketing municipal, sin duda.
"Si no limpias el mojón, atento a la sanción" es el eslogan que ha debido salir de la preclara y afilada mente de algún alto responsable de marketing municipal, sin duda. Me gusta: tiene rima, ritmo, es directo, va directamente a la yugular del interlocutor, le habla de tú a tú... por destacar algunas virtudes del logo. Yo, personalmente, habría ido más lejos y me habría dirigido directamente al infractor, que al fin y al cabo es el can que defeca en nuestras aceras: "El que caga, paga".
Seguro que así el perro en cuestión se lo pensaría dos veces antes de vaciar su esfínter en nuestros parques y jardines, o emplearía sus patas traseras para enterrar el excremento vertido en la vía pública. Quizá, el diseñador o diseñadores del mensaje -supongo que ha debido de ser un trabajo en equipo- han entendido no obstante que la mente del descendiente del ancestral lobo no estaba preparada para percibir un mensaje racional.
En cualquier caso, si optamos por elegir como receptor al dueño, que al fin y al cabo es el encargado de recoger las heces perrunas, podríamos utilizar una figura más retórica y a la vez subliminal, apelando al inconsciente del, en este caso, humano: "¿Recogerías el mojón en tu salón?" Las combinaciones, como se puede comprobar, son múltiples.
No siempre hay que abusar de la rima ni ir de Garcilaso, ya que la ironía y el sarcasmo son otros recursos característicos de nuestra cultura e idiosincrasia o, como se dice ahora, de nuestro ADN. De este modo "prepárate a comerte el marrón", aunque quizá no digno de ilustres representantes de nuestras letras como Góngora o Quevedo, sí tiene la virtud de llegar al interlocutor de cualquier raza, credo, condición cultural, social y/o económica, lo que al fin y al cabo es el leivmotiv de toda campaña publicitaria, como seguro que lo han entendido los creadores del eslogan.
Sea como fuere, quería hacer llegar mis más sinceras felicitaciones al/los cerebros del marketing municipal. Ahora sólo falta que el equipo de CSI se ponga las pilas a la hora de analizar los excrementos en el laboratorio, la segunda pata -estoy que me salgo- de este plan del Ayuntamiento para acabar con una de las plagas que asola nuestras aceras. Algo que, de paso, ayudará a paliar la situación de las maltrechas arcas municipales por la vía recaudatoria. Ya es hora de que humanos y canes, cuya simbiosis tan buenos resultados ha dado a lo largo de la historia, cooperemos para salir de la crisis.
