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Si este país tuviese la ternura y sensibilidad necesarias, el 12 de mayo sería recordado en adelante como el día en el que el mono Amedio irrumpió en una campaña electoral. Y lo hizo en forma de daño colateral del Pacto del botellín, y es que ya se sabe, se empieza por un par de botellines y a la cuarta o quinta ronda ya no se tiene conciencia de quienes fuimos esos años que vivimos peligrosamente, o al menos eso debió pensar la coordinadora provincial de IU en Almería cuando vio que sus nuevos socios invadían su territorio electoral con un ”señor de la guerra y de la Otan”, que es como ella misma ha denominado al general Rodriguez, otrora fichaje estrella del podemismo.

Y es que si, como afirmaba días pasados Eva Amaral, los gatos tienen algo de humano, imagínense los monos, y más concretamente Amedio que unió su suerte a la de Marco a la búsqueda de su madre, una de las aventuras más solidarias de la historia de ficción y perfecta simbiosis de lo humano y lo animal. Por todo ello, puestos a elegir yo, antes que al señor de la guerra, prefiero a Amedio, el mono más pacifista y anti-Otan de la historia de la humanidad.

Pero si en Podemos España puede ocurrir cualquier cosa de la mano de su posibilismo genético, ese que hace unos meses le llevó a denigrar a Garzón y su Unidad Popular y hoy le lleva al matrimonio de conveniencia, en Podemos Andalucía, el “cortijo” de Teresa Rodríguez y sus anticapitalistas de “pin y pon”, asistimos al milagro de la reencarnación con el anuncio de la posible candidatura de Diego Cañamero como número uno por Jaén en sustitución del condenado Bódalo, nada que ver con el extraordinario actor español del siglo pasado.

Y todo ello después de que la Secretaria General de Podemos Jaén haya presentado su dimisión poniendo, despavorida, pies en polvorosa y acusando a Rodríguez y su estructura regional andaluza de haberla sometido a una operación de acoso y derribo que habría alcanzado el grado de amenaza y coacción hasta el punto de hacer necesaria una denuncia ante la Policía Nacional. Y todo para intentar alcanzar la gloria del escaño con Cañamero, político de irredenta trayectoria y muy conocido en nuestra tierra por su debilidad por los productos Mercadona a “coste cero”, hecho este que dada su reiteración le ha llevado a liderar el ranking nacional de los “asustascajeras” y ha provocado que las de Mercadona le teman más que a la mismísima reforma laboral del Partido Popular.

Y mientras tanto, Iglesias y Garzón, entre botellín y botellín han convocado a sus respectivas bases a consultas. A pesar del viento a favor, para este tipo de eventos el resultado de dichas consultas nos llevan a una conclusión clara: las bases están agotadas de tanto conectarse a internet para votar. IU, en su segundo intento, no ha pasado del 32% de participación y ya se ha dejado más del 10% de sus adeptos por el camino de las urnas internas y eso sin contar el 68% que decidió no votar, bien porque no tenía wifi o porque la sede de la asamblea local le pillaba a trasmano. Y en Podemos más de lo mismo, muchos de los inscritos estaban ocupados en Plaza Podemos insultando a los andaluces que no les votan y no era cuestión de gastar megas para mostrar una vez más su adhesión inquebrantable al Gran Maestro, sobre todo porque lo de los andaluces les reconforta más que lo de Iglesias. Así que el 65% decidiera sumarse a la abstención y que del trabajito de la consulta se encargaran los de la madraza de Somosaguas que para eso les pagan.

Otra cosa serán sus acuerdos, esos que han resumido como los 50 mandamientos del programa de mínimos, en referencia a los cuales señalaba ayer Xavier Vidal-Folch que el papel conjunto traiciona a los separados situando a los posibles votantes de la coalición ante un auténtico laberinto identitario en la puerta del colegio electoral. Pero para el Gran Maestro eso es lo de menos. En su empeño histórico de matar al padre ya lo ha hecho con los comunistas de la mano de Garzón. Ahora sólo tiene que centrarse en los socialistas, pero aquí no tiene su caballo de Troya.

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