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Todos queremos vivir en un mundo en paz y esa es la razón por la que se creó la Unión Europea.

El terrorismo en la Europa de hoy tiene unos antecedentes y la guerra de Irak forma, quizás, parte de esos antecedentes. Por ello es razonable y exigible que Aznar comparezca ante el Congreso para explicar al país por qué razón metió a España en una guerra que no contaba con el visto bueno de la ONU y que estaba basada en la mentira de la supuesta posesión de armas de destrucción masiva por parte del régimen de Sadan Husein. Centenares de miles de personas murieron por esa decisión, compartida con Bush y Blair, que Aznar tomó. Y del mismo modo que en Reino Unido ha habido un Informe Chilcot que ha pedido cuentas a Blair igual debe haber una comisión parlamentaria en España que pida cuentas a Aznar.

ERC y En Comú Podem están tratando de reactivar la petición de que Aznar comparezca ante las cortes para dar explicaciones por lo que hizo. Me parece una iniciativa necesaria y urgente, una iniciativa que puede y debe salir adelante, de algún modo y aunque el PP pueda bloquearla, porque están en juego muchas cosas y entre ellas estas cuatro: 1) el compromiso de España de poner en marcha ahora proyectos de reconstrucción y cooperación solidaria del país que Aznar ayudó a destruir; 2) pedir perdón al pueblo iraquí por el inmenso daño causado; 3) retirada de tropas españolas de suelo iraquí; y 4) instaurar mecanismos legales para que acciones gubernamentales como la de participar en una guerra al margen del derecho internacional no puedan volver a producirse.

Correa y Bárcenas son ejemplos pequeños, a mi modo de ver, de una corrupción política muy grave instalada en el sistema; pero la decisión de Aznar de, al margen de la ética y la ley, embarcarnos a todos en una guerra criminal es un ejemplo de una corrupción mucho más profunda, a saber, que es posible suspender la democracia a favor del militarismo porque a un señor -con poco juicio y mucha sumisión hacia Bush- le venga en gana. No debemos pasar eso por alto, no debemos consentir que Federico Trillo, entonces ministro de Defensa y hoy embajador de España en Reino Unido, diga que "no estuvimos en la guerra de Irak".

Las consecuencias de aquella guerra entre 2003 y la actualidad son escalofriantes. Aznar no puede seguir diciendo que aquella carnicería benefició a España. Aznar debería ser juzgado por la participación de España en aquella guerra.

Otro problema grave relacionado con el militarismo creciente en medio del cual vivimos es el proyecto, avanzado, de vender armas de guerra a Arabia Saudí. Y lo que más me llama la atención del problema, grave y peligroso, de fabricar en España armas para ese país es la posición de las organizaciones de izquierda al respecto. No encuentro ninguna voz, salvo la de las organizaciones y personas vinculadas a Alternativa antimilitarista-MOC, que se resistan frontalmente no ya a la venta de armas a países en guerra, cosa que prohíbe el derecho internacional y señalan con toda corrección organizaciones como OXFAM, Greenpeace, etc., sino que se resistan frontalmente a la conversión recrecida de España en una potencia mundial -como lo es ya- de exportación de armas para las guerras. El Centre Delàs sí advierte de que un tercio de las exportaciones de armas españolas tienen como destino varios países del Golfo Pérsico en situación de máxima tensión diplomática en su entorno. Me sorprenden un poco, por tanto, párrafos como este (la negrita es mía):

Sin embargo, políticos de partidos como el PP, PSOE, Podemos e Izquierda Unida, siendo el único caso conocido sobre el que sí hay pacto, se han manifestado a favor de este contrato, obviando sus gravísimas consecuencias, aludiendo a la creación de puestos de trabajo. Las ONG no nos oponemos a la creación de puestos de trabajo en los astilleros de Navantia. Nunca hemos dicho tal cosa. De hecho, Navantia está negociando otros acuerdos con otros países para la firma de otros contratos. Siempre que sean acuerdos que respeten la legalidad internacional, no habrá problema. La clave está en que este contrato en concreto es ilegal: viola la legislación española sobre exportación de armas y varias disposiciones de derecho internacional de obligado cumplimiento para España. Y el respeto a las obligaciones internacionales está por encima de cualquier operación financiera. El Gobierno no puede autorizar la venta de estos barcos porque el derecho internacional le obliga a primar el respeto al derecho internacional humanitario.Así que tendríamos, en general, cuatro posicionamientos diferentes: a) los grandes partidos de siempre favorables al contrato militar España-Arabia Saudí, b) Podemos e IU, que no se oponen de forma nítida al contrato, aunque señalan algunos matices importantes, c) las ONG como Greenpeace, OXFAM, Fundi Pau y Amnistía Internacional, que se oponen concretamente a este ignominioso acuerdo de colaboración militar, y d) aquellos que nos oponemos a que España siga fabricando armas de guerra con destino a todo el mundo, aquellos que denunciamos que la fabricación de armas de guerra es, en sí misma, una actividad execrable que causa la inadmisible destrucción de muchas vidas humanas.

Aunque estos últimos podamos apoyar, con toda sinceridad, una campaña de algunas ONG centradas en este contrato con Arabia Saudí, un país con un gobierno muy agresivo y en guerra con Yemen, creo no equivocarme al hablar en plural si digo que no compartimos, para nada, que el cumplimiento de la legalidad internacional en materia de exportación de armas sea argumento político suficiente para no oponerse con toda vehemencia a, por ejemplo, la fabricación de armas españolas con destino a Turquía o Egipto, ya que el problema no es cumplir la legislación internacional, el problema es matar seres humanos.

En definitiva, se dice que podría ser inminente, dependiendo de la formación de un gobierno en España, la firma del contrato de cinco corbetas para la marina de guerra de Arabia Saudí a fabricar en la planta que Navantia tiene en la Bahía de Cádiz. Un proyecto que convierte a España en proveedora bélica de primer orden de la potencia de Oriente Medio que mantiene un feroz enfrentamiento con Irán y sus aliados; es decir, un contrato que nos convierte en blanco militar de los enemigos de Arabia Saudí, un contrato que no solucionará el desempleo en Andalucía, que dificultará el avance civil de Navantia y que nos dejará un severo daño ético y cultural por participar en una guerra (la de Arabia Saudí contra Yemen) que ya lleva decenas de miles de muertos.

En tercer lugar, quería señalar los peligros del nuevo debate público -aunque todavía no ha llegado a serlo del todo- acerca de la posibilidad del regreso del servicio militar obligatorio. El 12 de octubre, tras la penosa militarización del Día de la Hispanidad (pues se trata de hacer coincidir a toda costa hispanidad y ardor guerrero a la vieja usanza), ha saltado a la palestra, en algunos medios de comunicación como La Sexta, el deseo de algunos en Europa de reinstaurar el servicio militar obligatorio, aunque ya en agosto habíamos visto y oído algo al respecto.

Los gobiernos que pretendan semejante aventura lo van a tener difícil por varias razones de peso, pero ahí están sus atrevidas opiniones y una propaganda feroz contra Rusia y contra el terrorismo internacional que, parece ser, nos amenazan a cada segundo y en cada esquina... El servicio militar obligatorio como globo sonda para conocer hasta qué punto la sociedad europea ha virado o no hacia un beligerante conservadurismo es una artimaña que puede resultar eficaz, pero sin duda es una idea absurda y peligrosa por cuanto se supone que Europa no ha de caer, una vez más, en el militarismo que la asoló en el siglo XX. A estas alturas, militarizar a la sociedad europea como antesala de un gran programa de rearme generalizado sería una opción peligrosa, inútil, costosa y radicalmente contraria a la Europa de los Derechos Humanos por la que se debería apostar.

Cuidado. A lo mejor al surrealista Mariano Rajoy se le ocurre reinstaurar el servicio militar obligatorio con el argumento (no por falso menos practicable) de que se ahorrarían gastos militares. Peores e igualmente descabelladas mentiras hemos visto poner en marcha al PP. Recordemos, además, el referéndum de Austria en 2013: 60% de los votantes a favor de la leva obligatoria.

En este panorama general de militarización las organizaciones pacifistas han sacado adelante una iniciativa de recogida de firmas frente a los intereses de las industrias armamentísticas europeas:

“UE: No inviertas en armas. A los Eurodiputados y a los miembros del Consejo Europeo. No incluyan una partida para la industria armamentística en el nuevo presupuesto de la UE. El dinero de los europeos no debería financiar tecnología militar. Este dinero debería destinarse a proyectos que desarrollen estrategias no violentas para evitar y resolver conflictos y que hagan frente a sus verdaderas causas.

Todos queremos vivir en un mundo en paz y esa es la razón por la que se creó la Unión Europea. Pero la Comisión Europea, presionada por la industria armamentística, está ahora planeando utilizar, por primera vez desde que la unión existe, miles de millones de presupuesto público para desarrollar tecnología militar avanzada.

Aunque lo presentan como 'defensa', la realidad es que el objetivo de estos subsidios es preservar la competitividad de la industria armamentística y su capacidad de exportar, incluso a países que contribuyen a la inestabilidad y que participan en sangrientos conflictos, como Arabia Saudí.

Los eurodiputados van a votar el miércoles si dan su beneplácito o no a que la Unión Europea subsidie a la industria armamentística. Es un tema muy controvertido y muchos de los eurodiputados, indecisos, estarán dispuestos a escuchar a su electorado, lo que quiere decir que podemos ganar el voto

Después de varios años de incansable trabajo en la sombra, el lobby de la industria armamentística ha conseguido el apoyo de algunos países y funcionarios de instituciones europeas, en forma de subvenciones públicas para ‘investigación’.

La Comisión Europea ha dado el primer paso y ha recomendado que el nuevo presupuesto de la UE incluya subvenciones para la innovación armamentística. Esto es solo el principio, su objetivo a largo plazo es establecer un programa por valor de 3.500 millones de euros. Esto implicará recortes drásticos en gastos prioritarios, ya que necesariamente, un aumento en una partida se traduce en un recorte en otra.

Todavía tenemos la oportunidad de impedir que los contribuyentes europeos financien conflictos sangrientos. Digamosles a los eurodiputados que queremos que voten por la paz y que no subvencionen armas.

Esta campaña se lleva a cabo en colaboración con la Red Europea Contra el Comercio de Armas”.

El pasado domingo 9 de octubre tuvo lugar la XXXIª Marcha a Rota, con poca asistencia aunque con un inmenso valor ético y político por parte de las organizaciones que, a pesar de la indiferencia general, resisten el militarismo creciente que nos envuelve e implica en tantas guerras. El PSOE y el PP, mientras tanto, se dedican a intentar convencernos de que la OTAN, el escudo antimisiles, nuestra participación en la coalición internacional contra el Daesh, nuestra presencia en Malí, etc., etc., es la única vía hacia la Paz, la paz de los muertos.

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