En España hubo diputados electos que no perdieron su escaño habiendo sido ministros en una dictadura militar debido a un perdón fruto, dicen, del contexto y de lo necesario del instante. Otros tuvieron relación con terrorismo de Estado y en estos tiempos más recientes por apropiación indebida de dinero público en tramas que dejando de lado la avaricia individual fueron organizaciones perfectamente creadas para delinquir.
El problema es que los jueces de este país son en las altas esferas, de derechas, y ponen más énfasis y rapidez en obstaculizar a quienes destapan la carroña del sistema donde viven cómodamente gente como ellos. Y fíjense si es así, que en materia de abusos bancarios, por ejemplo, ha sido Europa y su TSJE quien no ha permitido que una entidad bancaria no se quede con un piso de un trabajador por inventar cláusulas abusivas, sacadas de la manga, por saber que los jueces, de derechas, les darían la razón y tiempo para hacer caja con ellas.
Todavía quedan causas pendientes en Bruselas como el IRPH. Claro está, que mientras Europa no ha actuado con celeridad se han forrado con su deliberada omertá. No ver lo que el PP y el PSOE han hecho con Alberto, en una sentencia supuestamente y en mi opinión politizada, requiere de un dogmatismo y una fidelidad cuanto menos cínica y rara. Por desgracia, el PSOE sabe que es una pieza fundamental para que no gobierne la ultraderecha, desde el liberalismo obvio de Calviño, por la astucia tecnicista de esta oposición y por supuesto por la agotadora división pueril, identitaria y ególatra de algunas de las nuevas izquierdas.
Que Batet deje frotarse las manos a la derecha, como moscas, es un acto difícil de comprender. Ah, por cierto, para finalizar quiero mandar un abrazo compasivo a algún amigo policía que tengo por tener que estar en un cuerpo, respetable y necesario, pero cuyos gerifaltes están más cerca del mafioso de Villarejo y de Vox que de un trabajador en huelga o de alguien que quiere un tren para su pueblo.