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Me resulta muy curiosa la manera en la que nos ha unido Donald Trump. En esa especie de enemigo común malvado que tanto sale en las novelas de Orwell, para así tener a ricos y a pobres del “mundo libre” unidos, obviando problemas reales, odiando todos al unísono a algún líder perverso. Es como si ese gañán con dinero y repleto de poder careciera de ideología política y solo representase al anticristo y a la chulería. El mal y nada más.

Al debatir con personas que sé que son más de derechas que el grifo del agua fría, aunque ahora se hayan camuflado, debido a las demostraciones de cinismo y corruptelas del partido al que han votado y votan en secreto, he comprobado cómo, por arte de magia, huyen de un debate más profundo para describir y entender al presidente de los EEUU. Es decir, eluden, en un silencio atroz, mostrar que sus prácticas son fascistas, no dicen la palabra fascista ni la palabra derecha. Es curioso que personas que votaron tras la Transición a un partido que fue fundado por ministros franquistas, y que empleaban entonces los mismos adjetivos calificativos que ahora utilizan para la izquierda emergente, que para un PSOE en el 78, que nos sacó del medievo, ahora se indignen con el todopoderoso del pelo amarillo. Sin ver ninguna similitud entre las ideologías que hacen, por ejemplo, que hoy en día y en nombre de un consenso infumable, se le puedan poner nombres de personajes siniestros a calles. Todavía pueden, en modo de gracia consentida, en sus bares, ensalzar el golpe militar y los 40 años de cruenta dictadura y ser premiados por ello. Prueba inequívoca de que vencieron, vencen y siguen humillando, amparados por una Justicia que se indigna con la libre expresión en las redes sociales pero que obvia deliberadamente que en España se pueda seguir siendo fascista y demostrarlo, sin ninguna repercusión ni que cause algún delito.

Pero a lo que iba, ¿critican a Trump por sus formas, eso es lo que les importa al parecer, al hablar mal de las mujeres, cargarse la Sanidad, culpabilizar a quien quiera abortar, poner un muro, ser racista, ensalzar a la patria de una manera cavernaria y no son capaces de ver que las políticas de Rajoy son casi idénticas? La falta de regulación en favor de las empresas y reducir impuestos son su dogma de fe. No relacionan la subida de la luz en hora punta con el partido al que votan pero se santiguan cuando sale el tipo por televisión. ¿No son capaces de ver que votan al mismo proyecto ideológico? Al mismo.

No es posible que no vean la conexión entre la misma forma de dirigir la sociedad moral y económicamente, pero el partido republicano estadounidense y el PP son lo mismo. El germen del PP es el franquismo y por consiguiente el fascismo, aquí en España esa derecha moderada no existe, porque no se ha excluido todavía a los que dejaron esta democracia herida de muerte en una Transición que fue insuficiente en todos los sentidos. Sin dejar de reconocer el enorme esfuerzo de los que por edad tuvieron que lidiarla. La derecha es lo que es: desigualdad, precariedad y hacernos creer que todos podemos ser emprendedores para salvar a la patria. Un modelo donde la clase media se esfuma. Todos están cortados por el mismo patrón. No puedo creerme que vean en Trump a Satanás y a Rajoy a alguien necesario que con sus recortes nos está sacando de la crisis, solo porque sea un tipo tranquilo... no puedo creer que no vean similitudes. Desde la China que dice ser comunista a la costa Oeste de América, el modelo neoliberal es lo que es, al margen de que lo diga un tipo que por tener dinero le da igual ser un chulo o que lo haga un pusilánime como Rajoy desde unas formas más taimadas. Pero en fin, consolarse es gratis y este tío les ha venido de perillas a más de uno.

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