El des-em-poderamiento

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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La peculiar argumentación de Teresa Rodríguez en relación a las primarias al Congreso debería ser entendida en clave interna, como una réplica a la propuesta de Pablo Iglesias que, a su vez  plantea un ataque preventivo, excesivo pero necesario, a los movimientos de los “anticapis” y sus aliados “activistas”. Las luchas por la hegemonía interna, sin embargo, tienen siempre la misma víctima involuntaria desde septiembre, la participación y la horizontalidad, aquellos ejes vertebradores del Podemos que nos enamoró a muchos hace algo más de un año.

En las últimas primarias convocadas por Podemos Andalucía, al objeto de cubrir una plaza de Senador, el porcentaje de inscritos que finalmente participó no llegó ni siquiera al 4%. Algo más de la mitad de estos escasos votantes, se decantaron por la opción que había sido activamentepromovida como “apuesta” del Consejo por Teresa Rodríguez, otrora tan en contra de las listas plancha, los “dedazos” y las recomendaciones.

Unas primarias abiertas, pero sin quórum y casi sin campaña en las que unos desconocidos (recomendados por la cúpula autonómica) vencen a independientes de la talla de José Chamizo. Pero vencen con una participación que roza el esperpento, y con unas directrices de voto claras y contundentes.

Eso en otros partidos sería lo habitual, incluso lo deseable, pero es que se supone que Podemos es diferente. Son este tipo de situaciones las que están erosionando, desde Vistalegre, al Podemos original, abierto, participativo y, sobre todo, horizontal. Tanto es así que está perdiendo su empuje, su capacidad de atraer talento, probablemente por la incoherencia entre sus declaraciones (palabras) y sus prácticas (comportamientos). La actitud positiva que generaba Podemos entre cierto tipo de personas estaría no solo decayendo sino probablemente cambiando de signo. Este cambio de actitud será aun mas intenso precisamente para aquellos que originalmente se sentían mas identificados con Podemos.

En el partido de la participación y el empoderamiento no solo no se empodera casi nadie, sino que además cada vez participa menos gente y la cualidad de esa participación también se resiente, parece como si solo se necesitasen pega-carteles y, en todo caso, apoderados, sobrando el resto. Las propuestas y las decisiones han pasado de las asambleas (cada vez menos pobladas) a los Consejos. No extraña ya a nadie el decaimiento en la actividad de los Círculos, casi siempre propiciada, mas que permitida, desde los citados Consejos.

En el partido de la horizontalidad y la igualdad resulta que al final siempre salen elegidos los mismos, casualmente los que recomienda el Consejo de turno, ya sea este local, autonómico y -veremos en breve- nacional. Vamos, que no es tan horizontal y que las opiniones del “aparato” tienen un peso relativo bastante superior al del inscrito de andar por casa.

Y como “remate” resulta que quien mas criticaba tales prácticas se apoya la infraestructura del partido para lograr 25,000 firmas que usar como ariete contra el Consejo Estatal, la excusa, otra vez, será la participación y el empoderamiento, el enemigo ahora será la casta, pero la de dentro.

Es instructivo ver como la mente de los mas “convencidos” es capaz de asimilar tanta disonancia potencial, como retorcerán esquemas, ideas y conceptos hasta hacerlos encajar en una posición diferente, en la que ahora el enemigo no es el régimen del 78, sino Pablo Iglesias, agente del capitalismo internacional, mercenario de la banca y la corona, supongo. Esperemos que, eso sí, se trate de firmas individuales y que quede claro que suponen un ataque directo al equipo y estrategia que elegimos entre todos, en una época en la que los quórums no es que se cumplieran, es que se pulverizaban.

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