El perfil del beneficiario del Ingreso Mínimo en la provincia con más paro de España: mujer, de 44 años y con hijos.
El perfil del beneficiario del Ingreso Mínimo en la provincia con más paro de España: mujer, de 44 años y con hijos. MANU GARCÍA

Aunque no son una población de riesgo específica, los niños y niñas se han convertido en el grupo de edad más perjudicado por esta crisis del coronavirus. Ensimismados como estamos los adultos en las terribles cifras y en las medidas del Gobierno, nadie parece haberse percatado de la “misteriosa desaparición” de siete millones de niños y niñas en España. Pero realmente, ¿qué está pasando en las casas? Sabemos que tienen necesidades imperiosas como el movimiento, el aire fresco, la vitamina del sol, el juego... fundamentales para su salud y su bienestar. Si queremos que sus sistemas inmunes estén fuertes, necesitan cariño, alegría y confianza a su alrededor.

Confinados en las casas con unos adultos angustiados por el miedo y la incertidumbre, por las pérdidas económicas y por unas cuentas que no salen, no están en el entorno físico ni emocional adecuado. Los espacios cerrados, el sedentarismo y el exceso de pantallas les exigen largas horas de concentración que no pueden sostener y les producen inquietud, tensión y descontrol, que suele estallar en malhumor, gritos y otras conductas poco deseables.

Suscribimos todas las medidas que están implementando las autoridades sanitarias, pero pensamos que habría que encontrar a la mayor brevedad posible, medios imaginativos para que quienes lo necesiten, y en función de su situación concreta, puedan salir a oxigenarse y liberar tensiones en los parques y/o colegios cercanos, siempre de manera regulada, ordenada y con supervisión. Es viable. De esta forma podrían recuperar su capacidad de atención, su buen humor y gestionar mejor el estrés y la angustia que todas y todos estamos padeciendo.

Si bien esta situación afecta a toda la población infantil, desde Apdha queremos llamar la atención de la ciudadanía especialmente sobre los niños y las niñas de familias más desfavorecidas, ya que están en mucho mayor riesgo, y por diversas causas.

Aunque ahora parece que se establecen algunas medidas improvisadas, estos niños y niñas han dejado de recibir la alimentación saludable que, en general, estaban recibiendo en los comedores escolares. Las condiciones de precariedad y de hacinamiento existentes en muchas viviendas agravan aún más la situación. Viven también una situación familiar de estrés ante los problemas laborales y económicos que esta crisis conlleva, y que afectan de modo especial a las personas más vulnerables. Sin olvidar también, las importantes dificultades que encuentran para acceder a las actividades educativas que están llegando desde los centros, en formatos virtuales. No olvidemos que hay familias con serios problemas para pagar el recibo de la luz.

En Apdha consideramos que habría que hacer un seguimiento desde los servicios sociales y, si es necesario desde los propios centros escolares, para que se contacte a la mayor brevedad posible con las familias más desfavorecidas y se conozca la situación de estos chicos y chicas en cuanto a alimentación, salud, higiene y la atención que están recibiendo y, en función de ello, tomar las medidas oportunas para paliarlas. También ofrecer apoyo telefónico.

En estos días terribles, el presidente del Gobierno ha hecho unas declaraciones garantizando que cuando pase la crisis, se va a intentar que nuestra Sanidad pública vuelva a ser la que era antes de la ola de recortes y privatizaciones que la ha dejado, nos ha dejado, al borde de la catástrofe. Iniciativa que suscribimos, aunque inmediatamente después hemos de ir a la reconstrucción de una escuela pública que salvaguarde la igualdad de oportunidades.

Con los derechos de la infancia no deberíamos jugar. Son nuestro futuro.

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