Las grandes tecnológicas tendrán que comportarse éticamente en la Unión Europea, sin distorsionar el Mercado Común. Este miércoles 6 de septiembre se ha puesto en marcha una nueva normativa, la Ley de Mercados Digitales, que en base a datos objetivos de facturación, considera a seis grandes compañías como fundamentales para la economía europea.
Esas empresas están en todas partes, no es anecdótico. La matriz de Google es también propietaria de Android, el principal sistema operativos de móviles y tablets. Facebook, Instagram y Whatsapp son también aplicaciones 'hermanas' bajo la sociedad de Meta. Apple es una de las empresas más potentes del mundo. Amazon, el gran bazar de internet, a través del cual muchas pequeñas empresas cuentan con un gran escaparate para sus productos... Microsoft, el principal sistema operativo o de nuestros ordenadores. Y TikTok, la gran aplicación entre menores de treinta años.
Si estas compañías, casi todas estadounidenses, se saltan las normas, la UE puede sancionarlas con multas de hasta el 20% de su facturación mundial, u obligarlas a que se dividan en empresas más pequeñas, el proceso antimonopolio más común.
Tendrá algunas consecuencias que se irán notando poco a poco en el día a día de los consumidores. Por ejemplo, se acabaron las aplicaciones de móvil que no se pueden borrar. Pero también habrá consecuencias relacionadas con la privacidad y con el funcionamiento de empresas europeas más pequeñas.
Ahora, las empresas no podrán cruzar datos entre aplicaciones 'hermanas' para perseguir a los usuarios. Es decir, si buscaste algo en Google (pongamos, estás interesado en un coche), no pueden vender tus datos sin ton ni son. No pueden, por ejemplo, acribillarte a través de Android. No puede Facebook cruzar tus datos de interés comercial con Instagram.
Y Amazon será más amigable para las pequeñas empresas. Pongamos que Amazon vende sus propias bombillas, de su propia marca. Y, además, en su escaparate hay bombillas de una empresa andaluza. Pues ahora Amazon no puede distorsionar su algoritmo para que siempre aparezca como la opción más adecuada las bombillas de su propia marca. Ni tampoco podrá estudiar que un día concreto hay una oferta por parte de una empresa que vende a través de Amazon para hacerle competencia desleal: ofrecer justo ese día una oferta para impedir el crecimiento de una empresa que es usuaria de su servicio de intermediación a la vez que su propia competencia.
Todo ello, porque estas empresas serán 'guardianas' del mercado. Si Amazon es un escaparate, es un escaparate, y no un falso escaparate. Significa que será intermediaria, y que todos estarán en plano de igualdad. El riesgo es que Amazon acabe engullendo el mercado europeo y provoque pérdidas de trabajo debido a su posición dominante en el mercado.
El mensaje es claro: si quieren operar en Europa, no pueden destruir el mercado europeo. Una institución tan occidental y capitalista asume, así, tesis intervencionistas para evitar que Estados Unidos se haga con el control efectivo de unas compraventas que cada vez supondrán un mayor porcentaje de la tarta. Las nuevas generaciones gastan cada vez más a través de internet. Dejar al libre albedrío a esas compañías de productos en línea era, además, injusto frente a comercios tradicionales que están bajo estrictas regulaciones en muchos casos.
Y la diferencia está en que al entrar en una frutería, esa pequeña empresa no sabrá ni de dónde eres, ni tu edad, ni si habitualmente te interesan más las manzanas o las peras... Poner freno a las intromisiones en la privacidad, en el sentido en el que lo hace la UE, era una obligación que, a la larga, además, repercutirá positivamente sobre esas mismas compañías: la confianza de los usuarios irá creciendo. Y la huella que esas tecnológicas dejan en la economía local será también mayor.
