El Análisis
Por Alfonso Saborido
Tenemos derecho a no entender. A no comprender y a discrepar con esta ocurrencia de la primera autoridad jerezana para ayudar a quienes no llegan a final de mes. Tenemos derecho a pensar de otra manera, a creer que por ejemplo, la pobreza en Jerez no se combate dando fiestas gratuitamente, o subvencionando cosas a destiempo, si no con políticas que no generen pobreza y creen riqueza tanto laboral, que es lo mismo, que desarrollar la sociedad del bienestar en esta ciudad tan maltratada.
Tendría también que explicarnos, y como ciudadanía tenemos nuestro derecho, a que como senadora explique una por una las medidas políticas que el Gobierno de la Nación ha elaborado desde que está el poder. Que nos cuente qué intensidad de corazón, cuánto sentimiento, cuánta solidaridad ha puesto el señor Rajoy en aplicar una reforma laboral que ha llevado a miles de personas al paro (entre ellos, personal despedido en el propio ayuntamiento de Jerez decidido por la propia Alcaldesa y su equipo de de gobierno) y a otras a encontrar un trabajo precario por llamarlo de alguna manera. Ya saben menos sueldo, menos horas.
También cuánto corazón han puesto los legisladores del PP, como la señora Pelayo, en aplicar la ley de dependencia, en elaborar unas leyes justas de educación con igualdad para cada persona a través de un sistema de becas que ha sido recortado; cuánto corazón han puesto en las políticas sanitarias en España; cuánto corazón lleva ese repago que nuestros mayores tienen que pagar en la farmacia, la situación de los enfermos de cáncer, o de enfermedades raras, por decir algo. Cuánto corazón llevan esas políticas a favor de la mujer que la van a situar en épocas que ya ni recordábamos restándoles sus derechos. Cuanto corazón en llevar al mileurismo a muchos empleados públicos, casi siempre destinados a muchos kms de su casa. La lista es interminable. No cabe en este artículo.
Decía Pascal que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Señora alcaldesa, el pueblo que usted gobierna, tanto los que la votan como los que no, tienen corazón. Ni mucho ni poco. El suficiente para estar vivos. Y también tiene razón. Posiblemente usted discrepe como es lógico y natural. Pero la parte de Jerez que no piensa como usted no se merece ese trato ni ese calificativo. Yo no soy capaz de decirle a usted que no tiene corazón, no soy quién para juzgar a nadie a ese nivel de sentimientos. Pero sí puedo decirle que en esto, en decirle a los jerezanos y jerezanas que no comparten con usted sus ideas que tienen poco sentimiento y poco corazón, no lleva la razón.