El Nobel (que no se contempló) y Trump: la miel en los labios

Al presidente de Estados Unidos le queda un largo camino si de verdad quiere el Premio Nobel de la Paz, como es trabajar por una paz duradera que fructifique en la decisión de la ONU de los dos Estados

Netanyahu y Trump, durante una visita del presidente israelí a la Casa Blanca.
11 de octubre de 2025 a las 19:35h

Es un poco extraño tener que relacionar de manera tan directa en el tiempo el acuerdo de tregua en Gaza con la posibilidad de que Donald Trump se hubiera llevado el Premio Nobel de la Paz, todo en menos de una semana. En realidad, el Nobel se fija, en primer lugar, en los méritos del año anterior, en este caso 2024, ya que hay, digamos, una especie de evaluación continua, no se trata de atender y premiar ‘irrupciones’ de una semana.

En segundo lugar, habría que tener en cuenta que hasta hace unos días Trump ha dado su apoyo –el de la que sigue siendo la primera potencia mundial, EE.UU– al genocidio que Israel ha venido cometiendo con los habitantes de la Franja de Gaza, muchísimo más allá de plantar cara a Hamás, el grupo que con sus acciones terroristas comenzó este conflicto con la matanza de unos 1.500 civiles en Israel hace exactamente dos años.

Pero hay mucho más: Trump es el mismo que ha pedido a los países de la OTAN que alcancen el 5% de su PIB en gastos de Defensa, el de ‘sobradas’ como la de apostar por Gaza como resort del Mediterráneo oriental y, sobre todo, es el mismo del cierre de fronteras de su país, las deportaciones y el racismo evidente que ha acompañado a dichas actuaciones sobre la población latina.

Es muy difícil, pretender que la Academia sueca (en este caso la parte noruega) se fije en una única faceta de un personaje y lo haga, además, de manera exprés, por muy presidente de Estados Unidos que sea.

Hará bien el señor Trump, en su legítimo –por qué no– deseo de obtener el Premio Nobel de la Paz en tener todas estas cosas en cuenta. Centrándonos en Gaza, debería arremangarse para que el alto el fuego se convirtiera primero en una paz duradera y, después, una vez que se genere un mínimo de confianza entre las dos partes, se auspicie un acuerdo que, con el tiempo, pudiera dar paso a los dos Estados que propugna la resolución de la ONU, en lugar de intentar aprovechar, deprisa y corriendo, el tanto que se ha trabajado su secretario de Estado, Marco Rubio, con la obtención de una tregua que, además, habrá que ver en los próximos días cómo evoluciona…