Ahora la NASA y la OCDE... el clamor por el uso agrario del agua en España es imparable

Si la agencia espacial demuestra a través de sus satélites que la reducción de los humedales de Doñana va más allá de la sequía, el 'club de los países ricos' alerta de la falta de recursos hídricos por el cambio climático

El pantano de Guadalcacín, al fondo, con campos agrícolas que usan agua en primer término.
El pantano de Guadalcacín, al fondo, con campos agrícolas que usan agua en primer término. JUAN CARLOS TORO

Recursos hídricos limitados, cambio climático, sequía y agricultura intensiva. La relación de estas cuatro variables es la ecuación que en los próximos años, la próxima legislatura, tendrá que despejar el Gobierno de España independientemente de qué partido esté al mando y –más difícil todavía– independientemente de quién gobierne en cada una de las diecisiete comunidades autónomas.

La situación del Parque Nacional de Doñana y el Mar Menor (Murcia) han sido de alguna manera los emblemas en los últimos tiempos de situaciones que se repiten en distintas partes del Estado –delta del Ebro, trasvase Tajo-Segura, humedales como las Tablas de Daimiel... incluso se podría citar el caso cercano de San José del Valle como un tema similar a una escala menor– en el que el uso del agua para fines agrarios intensivos crea una colisión de distintos derechos e intereses con otros sectores, grupos poblacionales y fauna y flora, problemas que se están abordando, cuando se abordan, de uno en uno, sin que haya por ahora una perspectiva general.

Distintas ONGS como WWF y Greenpeace vienen hablando de este asunto, de los regadíos intensivos como problema y de Doñana como símbolo, y también lo han hecho la Unión Europea, la Unesco, el Gobierno central, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir... y acaban de hacerlo la OCDE (que agrupa a 36 países y es conocido como 'el club de los países ricos') y, aunque esto pueda sonar a política ficción, lo ha hecho también la NASA americana.

La OCDE ha venido a recalcar el problema que tendrá España a medio y largo plazo con el agua en términos generales, ya que esta organización mantiene que en el período 2026-55 dicho problema se va a agravar debido a la subida de las temperaturas como consecuencia del cambio climático y que, forzosamente, esta situación tendrá impacto negativo sobre la agricultura. Es cierto que estima que algunas zonas podrían verse beneficiadas con el desarrollo de cultivos subtropicales, pero que no compensará los desarreglos que se producirán en otras partes, citando expresamente el sureste español.

La NASA, por su parte, se centra en el símbolo de toda esta polémica, en el Parque Nacional de Doñana, a partir de los datos extraídos por sus satélites. Que qué hace la agencia espacial americana monitorizando un parque nacional del suroeste español durante 30 años es otra cuestión, pero aporta un dato muy a tener en cuenta, y es que el 83% de los humedales del parque están menos inundados de lo que correspondería únicamente a un período de sequía como el que atravesamos. Y la NASA no obvia dar un porqué: los cultivos (la fresa) y el turismo, demandas humanas las dos aunque sean de muy distinto signo, son las que tiran de las reservas del acuífero.

Frente al planteamiento de todas estas instituciones, organizaciones y agencias está la Junta de Andalucía, que sigue afrontando el tema de Doñana y el incremento de los regadíos que rodean al parque en términos estrictamente políticos y que, a buen seguro, no se va a mover hasta que no se sepa quién gana las elecciones del 23J.

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