¿Hubo alguna vez en Jerez una ‘motorada’, tal y como se entiende, por ejemplo, en El Puerto? Es discutible, y eso que en la localidad vecina hace ya varios años que nada es lo mismo. El Ayuntamiento de Jerez anuncia que se va a esforzar por recuperar –eso sí, civilizadamente– una fiesta, ahora rebautizada como ‘fiesta motera’, a fin de retener el máximo de moteros en la ciudad para aumentar la repercusión económica del Gran Premio.
Hoteles y restaurantes llenos, buen ambiente en la calle… sí, sin duda, pero resulta inevitable no recordar a alcaldes que pusieron jaulas y a alcaldesas que cerraron calles en un intento por hacer pedagogía –esa es la palabra exacta que se utilizó– con los miles de moteros que, pese a todo, decidían quedarse en Jerez y no ir a El Puerto u otras localidades costeras. Además, por supuesto, eso es a lo que vienen los aficionados al motociclismo: a meterse en jaulas y a recibir clases de pedagogía, claro.
En las pasadas elecciones municipales hubo un cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Jerez, con la victoria incontestable del PP de María José García-Pelayo. Y eso significa, tras los ocho años anteriores de gobierno socialista, tratar de impregnar con algo distinto al Gran Premio de Motociclismo, en las calles de Jerez. Exhibiciones, exposiciones, caravanas, conciertos, mercadillos, food trucks… está todo bien, así hasta 32 propuestas paralelas a lo que es propiamente el Gran Premio, con el único fin de que los moteros se queden en Jerez, de que haya ambiente alimentado hasta donde se pueda por los autóctonos a fin de que sea rematado por los foráneos. Y debe ser así. Otra cosa es que todo esto cale en los visitantes, para lo que no hay que hacer ‘pedagogía’, sino comunicación.
Casi cuarenta años después de que Jerez accediera a tener un Gran Premio, tanto tiempo después de que se consolidase como la ‘catedral’ del motociclismo en España, lo cierto es que va siendo hora de que el Ayuntamiento, gobierne el partido que gobierne, tenga un criterio único sobre cómo afrontar y disfrutar, por supuesto, y disfrutar, el Gran Premio y todo lo que conlleva, sin vaivenes ni alharacas.
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