Bioclimatización en los colegios: una palabra con poco más detrás

Andalucía tiene una ley muy avanzada en lo que se refiere al clima y el cambio climático en el ámbito escolar, pero los niños siguen pasando calor en verano y frío en invierno

Unas niñas se refrescan este viernes en el IES Elena García Armada de Jerez.
30 de mayo de 2025 a las 20:44h
Actualizado a 31 de mayo de 2025 a las 19:41h

La comunidad autónoma andaluza tiene una ley de ámbito escolar con muy buenas intenciones y un nombre muy rimbombante, ley de bioclimatización, pero que tiene un pequeño problema, y es que no se aplica o, como dirían los políticos, se va implementando poco a poco. Esta ley pretende algo muy simple y es que los niños y niñas no pasen calor en las aulas cuando llegan estas fechas y que tampoco pasen frío –tirando a tercermundista ver a los alumnos con los abrigos puestos y la bufanda al cuello– los meses de enero y febrero.

Ya se sabe que, en Andalucía, salvo en los sitios de montaña o muy de interior, que sí suelen estar preparados, no hace frío en invierno y, si el verano llega con unas semanas de adelanto, pues es lo que toca, que tampoco es para tanto. Son tópicos, tirando a inexactitudes, que hacen que, durante determinados meses, por motivos totalmente diferentes, pero por una misma causa –la falta de adaptación de los centros educativos al clima a lo largo del curso– no se esté a gusto en las aulas.

La ley de climatización la impulsó Adelante Andalucía y es una ley de absoluta modernidad en cuanto a sus planteamientos, que van mucho más allá de tener aire acondicionado o calefacción durante unos determinados meses, ya que se trata de una ley con un enfoque integral en la respuesta que debe dar el centro educativo, empezando por la propia edificación. Otra cosa es, y resulta evidente, que pasan los años, se suceden los episodios de frío y de calor –siempre más llamativos– y la aplicación de la ley no está entre las prioridades del gobierno de Moreno Bonilla.

Otra vez llegan días de calor adelantado y se tiene que echar mano ­–Sevilla– de la potestad que tienen los centros educativos de enviar al alumnado a casa a media jornada cuando hay alerta naranja o roja por calor, con el consiguiente trastorno en padres y madres que, en muchos casos, en función de la edad, tienen que hacer un alto en sus obligaciones laborales para acercarse a recoger a sus hijos… y camino a la bioclimatización casera.