Los alimentos siguen siendo la gran rémora del IPC

La subida de la cesta de la compra roza el 11% interanual, un porcentaje del que debería tomar buena nota el próximo Gobierno porque es un factor que incide directamente sobre las clases más desfavorecidas

Imagen de archivo de una recogida de alimentos de Madre Coraje.
Imagen de archivo de una recogida de alimentos de Madre Coraje.

El precio de los alimentos sigue desbocado. En realidad, no hace falta que venga el Instituto Nacional de Estadística a decirlo todos los meses, porque la gente se da cuenta todos los días cuando va a la compra. El precio de los alimentos ha crecido un 10,8% en el período interanual de media en España (en Andalucía todavía se va una décima más, hasta el 10,9%), lo que tira hacia arriba del Índice de Precios al Consumo (IPC) y lo deja en el 2,3%, cuando este indicador había bajado del 2% en las últimas estimaciones mensuales.

Desde que comenzó el ciclo inflacionista, unos meses antes de que diera comienzo la guerra de Ucrania, que ya fue el acelerador definitivo, los alimentos han sido, con diferencia, los que peor se han comportado de toda la cesta de productos y servicios que conforman el IPC. El Gobierno realizó una tímida intervención al comienzo de 2023 mediante una reducción del IVA de determinados productos alimenticios, una medida que desde el principio quedó claro que era a todas luces insuficiente, ya que muchos establecimientos hicieron tabla rasa entre dicho descenso impositivo y el incremento del impuesto que grava el uso de plástico: ten con ten o, popularmente, lo comido por lo servido.

Durante el mes de julio, el IPC se ha visto empujado también por una variable habitual por estas fechas y que resulta objetivamente de complicada explicación, como es el incremento del precio de los carburantes, siempre ‘fiel’ al aumento de la demanda durante los meses vacacionales. Este tema tiene una derivada que nos lleva de nuevo a los alimentos, ya que durante los meses vacacionales se encarece el transporte y almacenamiento de los mismos por causas totalmente exógenas.

Hará bien el nuevo Gobierno que surja, queremos suponer que tras el período de negociación que se abrirá con la constitución de las Cortes, en intentar subsanar este tema, ya que la alimentación es el indicador que tiene una incidencia más directa sobre la calidad de vida de las clases más desfavorecidas porque su influencia no es tangencial u opinable sobre el bolsillo de los consumidores, es absolutamente directa porque incide sobre lo más básico entre lo básico de las necesidades humanas.

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