José Ignacio Landaluce ha decidido seguir siendo alcalde de Algeciras. Se ha dado de baja en el partido tras las acusaciones de acoso sexual, pero permanece adscrito al grupo municipal del PP algecireño... es decir, se ha ido, pero no del todo, se queda en una especie de limbo en lo que respecta al partido. Puede que no sea militante, pero puede también que el presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, en este contexto, pueda hacer algo más que lavarse las manos.
Normal que todos los grupos de la oposición hayan aprovechado para mostrar su protesta por esta situación –una especie de 'ni contigo ni sin ti'– y abandonaran el último pleno del año de ayuntamiento algecireño, reclamando algo más por parte del PP en este asunto.
Si tenemos en cuenta esa especie de Me Too que ha vivido el PSOE en las dos últimas semanas, después de que el 'caso Salazar' fuera la espoleta para que saliera a la luz un número significativo de casos de acoso que mantiene a día de hoy contra la cuerdas a los socialistas, es lógico que pongan la máxima presión en el alcalde de un ayuntamiento tan significativo como es Algeciras. Dejando por un momento al lado el dolor y la rabia de las víctimas, si hablamos estrictamente en términos políticos, el PSOE necesitaba como agua de mayo que surgiera un caso similar en las filas del PP y si era en una institución importante, con más motivo.
Habrá que esperar a ver cuál es la evolución del caso de Algeciras... como también todo lo que sucede en el interior del PSOE, que acaba de 'pasar de pantalla' al coger el acoso laboral el testigo del acoso sexual.
Lo que es un clásico de la política nacional es que el alcalde –los alcaldes– cuando son denunciados por unos hechos de estas características (u otras) siempre se mantengan en sus puestos, no renuncien. Al caso de Landaluce, sin ir más lejos, se le puede sumar el de José Tomé (PSOE gallego, alcalde de Monforte), que piden la baja o cesan en otros cargos internos o institucionales que puedan tener salvo en el de alcalde: al alcalde lo eligen directamente los vecinos y eso tiene mucha fuerza en el imaginario personal de los acusados... y ante maniobras internas del partido, claro.
