Sánchez gana en Europa lo que estaba perdiendo en España

Se apunta una nueva victoria en Europa tras la anterior de los fondos 'Next Generation' y pone rumbo hacia la paz social y la recuperación económica

Pedro Sánchez asistiendo al Consejo Europeo.
Pedro Sánchez asistiendo al Consejo Europeo.

La semana que acaba ha sido una semana muy intensa donde la subida de los precios de la energía, combustibles, luz y gas, ha mostrado la vulnerabilidad de la macroeconomía y sobre todo de la microeconomía, la que muestra el deterioro de la capacidad adquisitiva de la ciudadanía. Era la semana clave en la que el Consejo Europeo debía determina el futuro más inmediato de los precios de la energía en el ámbito de la UE con la consiguiente repercusión en las deterioradas economías de los países miembros.

Sánchez, consciente de que se las jugaba todas en este envite, llevaba ya bastantes días en una gira europea intentando trasladar sus planteamientos para frenar la escalada de precios que la invasión rusa de Ucrania había disparado hasta límites insospechados. Hacía ya semanas que el precio de los combustibles se había prácticamente doblado en nuestro país y la factura de la luz de la primera semana de Marzo había alcanzado el dudoso honor de figurar en el libro Guinness de los records. Todo ello estaba provocando el descontento social alimentado por una oposición que sigue viviendo en aquello de que cuanto peor mejor para ellos, un caldo de cultivo ideal para que el populismo ultraconservador engorde su base social.

Y en ese escenario es donde la huelga del transporte auspiciada por una plataforma alejada de los órganos de representación del sector pasa de ser una iniciativa minoritaria a convertirse en una amenaza clara para la economía española al tiempo que provocaba una fuerte alarma social ante la posibilidad, convertida algunos días en realidad, de desabastecimiento de productos básicos. Los esfuerzos del Gobierno por alcanzar un acuerdo con las organizaciones representativas ofreciendo medidas que pudieran paliar el daño producido por el encarecimiento de los combustibles no tuvo correspondencia con la deseada paz social. 

Ya la organización minoritaria había extendido sus tentáculos populistas en una buena parte de autónomos y pymes, las víctimas de la globalización que poco a poco ha ido apoderándose de un sector crítico para la economía nacional. Más allá de las anécdotas y los comportamientos de quien pretende alcanzar sus minutos de gloria en esta crisis como Manuel Hernández, la realidad a lo largo de la semana era de difícil solución por lo que el Gobierno decidió pasar a la ofensiva, abandonando la actitud contemplativa de la primera semana, adelantando calendarios y cerrando un acuerdo con las organizaciones representativas, acuerdo que el líder de la plataforma sigue rechazando al tiempo que amenaza con continuar la huelga indefinida. Bien estaría en este punto que el Gobierno y las organizaciones que han suscrito el acuerdo hicieran un esfuerzo de explicación del contenido de lo acordado entre autónomos y  pymes si quieren acabar con el populismo que amenaza con llevar a profesionales y sociedad a un callejón sin salida.

Y mientras todo esto ocurría en nuestro país, en Bruselas Sánchez con el apoyo decidido del primer ministro portugués y la connivencia acordada de otros países mediterráneos conseguía una victoria inesperada e importante de cara al abaratamiento de los precios de la energía. Su argumento y el de Costa, la península ibérica como isla energética, terminaba imponiéndose a los planteamientos interesados de Alemania y Holanda. A partir de ahí los Gobiernos de España y Portugal se encuentran en condiciones de adoptar las medidas necesarias para rebajar la factura energética de empresas y ciudadanos sin quebrantar la normativa europea.

La tormenta perfecta que se había cernido estos días sobre Sánchez y su gobierno parece que empieza a amainar sin grandes daños para la embarcación gubernamental a pesar de los ataques de los piratas de la derecha extrema y la extrema derecha. Sánchez se apunta una nueva victoria en Europa tras la anterior de los fondos Next Generation y pone rumbo hacia la paz social y la recuperación económica tras sortear la pandemia, la borrasca Filomena, la erupción volcánica de la Palma, las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania y la oposición canallesca de la extrema derecha y la derecha extrema para quienes el triunfo europeo de Sánchez supone la derrota de sus estrategias de destrucción masiva de la paz social en España. Parece que Sánchez ha ganado en Europa lo que estaba perdiendo en España demostrando, ahora más que nunca, que querer es poder.

 

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