Madrid bien vale una guerra

El tándem Casado-Egea vio venir la jugada evasiva de Díaz Ayuso y decidieron, como si del Torneo de las Seis Naciones se tratara, un placaje a lo bestia para evitar un nuevo ensayo de la presidenta para adelantarse en el marcador

Ayuso durante una comparecencia.
Ayuso durante una comparecencia.

O al menos eso es lo que han debido pensar en la Dirección Nacional del PP y en el consejo de sabios de la presidenta Díaz Ayuso a tenor de lo ocurrido en las últimas 72 horas de la mano de dos clásicos del Partido Popular, la corrupción y el espionaje de puertas para adentro. Lo cierto y verdad es que el guerrazo desatado entre Génova 13, primero por declaraciones del panzer García Egea y al día siguiente con la entrevista de Casado en la radio oficial de los obispos, y la Puerta del Sol, con una Díaz Ayuso que prendió fuego con el tema del espionaje y después lanzó a su cohorte de Consejeros y Consejeras, lleva camino de provocar lo que nadie desea y que no es sino la voladura descontrolada del principal partido de la derecha con lo que eso puede significar en lo que se refiere a la recomposición del electorado conservador.

Hasta aquí una brevísima síntesis de lo acontecido en estas horas trepidantes y de las posibles consecuencias. Pero lo que de verdad preocupa al electorado popular es cómo y por qué se ha llegado a tal punto de enfrentamiento cainita entre las dos jóvenes promesas blancas del Partido Popular y quizás también porqué han elegido este momento para desangrarse en la plaza pública ante todo un país que empieza a estar cansado de esta partida de ninis de la política que han hecho de su propia proyección y ambición el objetivo permanente de su estrategia política.

 Aunque los enfrentamientos vienen de lejos ha sido este pasado jueves cuando las hostilidades se han roto en modo explosión. El presunto espionaje denunciado por Díaz Ayuso sobre contrataciones de la Comunidad donde ha podido intermediar un hermano de la Presidenta fue entendido desde la Dirección de Casado como un intento de la Presidenta de blindarse de la inminente publicación sobre la contratación de las mascarillas con su hermano como intermediario. El tándem Casado-Egea vio venir la jugada evasiva de Díaz Ayuso y decidieron, como si del Torneo de las Seis Naciones se tratara, un placaje a lo bestia para evitar un nuevo ensayo de la presidenta para adelantarse en el marcador, y nadie mejor que el rústico Egea para llevarlo a cabo entrando a saco en el presunto caso de corrupción de las mascarillas. Y mientras tanto en la sede de Vox ya empezaban a sonar las primeras carcajadas ante la que se avecina en el partido consorte.

Casualmente esto ocurre en las semana en la que el Partido Popular se lame las heridas de la amarga victoria en las elecciones de Castilla y León cuya convocatoria adelantada se ha mostrado como un error estratégico que sólo es posible en la mente del tándem Casado-Egea obsesionados con convertir las elecciones autonómicas en unas primarias de las generales. Lo cierto y verdad es que Casado sólo ha conseguido dispararse en el pie ajeno de Mañueco y sembrar el pánico en el Presidente andaluz, Juanma Moreno, que era el siguiente en orden cronológico en pasar por las urnas y que ya parecía tenerlo todo atado y bien atado.

Cuentan que Mañueco llora desconsolado por los rincones con una foto de Igea que aprieta con desesperación contra su pecho mientras que grita “aparta de mí este cáliz” ante la perspectiva de un gobierno de coalición con Vox. Y en Andalucía, donde Bendodo había ordenado ya sacarle brillo a las urnas como quien prepara la cubertería para una gran cena, buscan ahora la manera de alargar la legislatura más allá de su límite normativo y han puesto en marcha el último estreno de su factoría de ficción, el encapsulamiento de Andalucía frente a la guerra civil del Partido Popular, ignorando que cuando la sangre corre no hay cápsula que se resista ni navajazo neutral. 

Más allá del espectáculo nocivo para la democracia y letal para la confianza ciudadana en la clase política conviene recordar la historia, no la del cuadro de Goya a garrotazos, sino la que tuvo su origen en una frase de un alcalde en el Pleno de un Ayuntamiento gaditano donde mencionó el nombre del hermano del Vicepresidente más poderoso de la democracia contemporánea y ya sabemos todos como terminó la historia.

 

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