Juan Carlos Ruiz Boix, al final de las primarias.
Juan Carlos Ruiz Boix, al final de las primarias.

Ahora que la provincia de Cádiz parece haberse convertido en un enorme plató de rodaje para series y películas nunca mejor que recurrir a esa saga de las galaxias que nos hizo pasar momentos inolvidables frente a la gran pantalla. Y es que curiosamente en esta semana que termina hemos vuelto a ver los episodios V y VI, El Imperio contraataca y El retorno del jedi, de la mano del proceso congresual que el Partido Socialista ha iniciado en nuestra provincia.

A tenor de lo visto en estos días, siempre en el mismo grupo mediático, la derrota de García ha sido más dolorosa de lo que pudiera parecer en un primer momento, no sé si por inesperada o porque ha puesto sobre el tapete la autentica dimensión que ese proceso previo encerraba. De ahí que hayamos asistido en estos en varias ocasiones al contraataque de las cloacas institucionales y orgánicas del imperio del irenismo que ha convertido al líder de la alternativa, Ruiz Boix, en el oscuro objeto de deseo de las tropas imperiales.

En este punto conviene recordar el resumen que hace Wikipedia del argumento de ese quinto episodio de la batalla galáctica: “Son tiempos adversos para la rebelión. Aunque la Estrella de la Muerte ha sido destruida, las tropas imperiales han hecho salir a las fuerzas rebeldes de sus bases ocultas y los persiguen a través de la galaxia”.  Y en ese fuego contra la rebelión socialista provincial pareciera que todo vale incluso la violación recurrente de la ley de protección de datos que ampara a la militancia del Partido criminalizando a aquellos cuyo único pecado es ocupar un puesto de trabajo en una determinada administración pública, como si eso fuese una condición excluyente para disfrutar del derecho a afiliarte a un partido, en este caso el socialista.

Convendría en este punto mayor sensatez y visión ética porque se podría estar abriendo un proceso de estigmatización de la militancia socialista en la provincia de Cádiz en función del hecho de trabajar para las administraciones públicas, ayuntamientos gobernados por socialistas o la propia Diputación. Pero es que la destrucción de la Estrella de la Muerte ha traído consigo pasar del borde del ataque de nervios, como la película de Almodóvar, al ataque de nervios puro y duro donde cambias de objetivo pasando de perseguir al adversario político para hacerlo con los propios compañeros y compañeras, adquiriendo pleno sentido el dicho popular de “al suelo que vienen los míos”.

Y sin dudarlo ni un momento el jedi, en versión Mayoral, decidió su retorno a las pantallas para sumarse al fuego del ejército imperial. El eterno concejal independiente del Valle del Guadiaro anunciaba, sin tiempo que perder, su enésima denuncia ante los tribunales del propio Ruiz Boix, sin visos de prosperar como ya ocurriera con las once anteriores que presentó. Pero el que fuera responsable de la Hacienda y el Urbanismo municipal con populares primero y socialistas después, camaleónico donde los haya, ha llevado muy mal su ausencia del poder municipal desde que la confianza del pueblo se depositara de forma mayoritaria en el socialismo sanroqueño.

Mayoral ha visto el cielo abierto con la ofensiva imperial y ha debido pensar, o le han hecho pensar, que este era su particular minuto de gloria que probablemente termine siendo su canto de cisne. Pero es lo que tiene la adicción irredenta a judicializar la política y a los  minutos de gloria. Lo cierto es que esta versión de El retorno del jedi apunta a convertirse una vez más en una versión bufa del Sálvame deluxe, por las formas y también por el fondo. Y mientras tanto el mensajero sigue gritando: Viva la pasta…

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