El año que Saldaña empuñó la toga

La estrategia de judicializar la política ha encontrado en Saldaña uno de sus iconos más representativos a la imagen y semejanza de su líder más amado Pablo Casado

Antonio Saldaña en una foto para lavozdelsur.es.

Conocida es por todos y todas la afición de Antonio Saldaña, portavoz popular en el Ayuntamiento, por acumular cualquier máster que se ponga a tiro o grado universitario que permitan agrandar su currículum universitario que está ya más apretado que un vagón de metro en hora punta. Pero de todos sus títulos del que quizás a día de hoy se sienta más orgulloso sea de su grado en Derecho por la Universidad Oberta de Cataluña que debió cursar por correspondencia ya que  durante esos años era parlamentario andaluz. Sorprende en este punto que se dejara atrás tantas facultades de Derecho, incluida la de su propia ciudad, para elegir una universidad catalana en tiempos del independentismo por aquellos años floreciente. 

Pero más allá de lo anecdótico de su formación en leyes, cada uno estudia donde le da la gana, lo que realmente llama la atención es la vocación irredenta del político jerezano por enfundarse la toga para su tarea de oposición en el Ayuntamiento jerezano. La estrategia de judicializar la política ha encontrado en Saldaña uno de sus iconos más representativos a la imagen y semejanza de su líder más amado Pablo Casado. Ha debido pensar el político jerezano que lo de presentar un modelo alternativo al Gobierno municipal precisa de demasiado trabajo y además no alcanza el nivel de publicidad populista que su naturaleza humana precisa en tan honorable tarea de perdedor nato.

Son ya más de cinco las veces que la errática estrategia del portavoz municipal por la vía judicial ha sufrido el carpetazo del tribunal correspondiente. Esto visto con una cierta perspectiva pudiera llevar a pensar que es el propio Saldaña el autor material del contenido de sus denuncias  y quizás por eso en su próxima intentona debiera contratar un equipo jurídico más solvente a ver si a la séptima va la vencida.

Saldaña se ha dejado guiar en su devenir municipal por un clásico de la política jerezana que es la judicialización, práctica que debería abandonar atendiendo al hecho más que contrastado en la ciudad de que apretar el botón de la justicia es lanzar un bumerang que con bastante frecuencia se vuelve contra el que lo lanza. Bastaría para ilustrar esta afirmación lo sucedido con quienes hace ya algunos años ostentaron la máxima representación de la ciudad y terminaron condenados en dos de los casos y salvada por la campana de los aforamientos el tercero.

Dicho esto Saldaña debe saber a estas alturas que la Alcaldía de Jerez no es algo a lo que se puede llegar por currículum como si de un concurso oposición se tratara, ni tampoco por una exhibición permanente de soberbia chovinista como la de aquel “Jerez caPPital” que sólo sirve para enfrentar sentimientos localistas cuando lo que en realidad necesita Jerez y toda la provincia es estrechar lazos. A la Alcaldía de Jerez se llega desde la humildad curricular y un proyecto definido de ciudad donde la megalomanía ya no tiene lugar, se llega también desde un proyecto político a cuyo líder o lideresa no le siegan la hierba bajo los pies sus propios compañeros y compañeras de partido, un proyecto donde importa más el trabajo en equipo que el brillo personal, pero estoy convencido que este último máster no lo ha cursado Saldaña y así le va, de denuncia en denuncia hasta la derrota final.