A poco más de dos meses para el 28M la adrenalina sube en los cuarteles generales de los partidos a más velocidad que el Euríbor de las hipotecas. Pueden verse y oírse declaraciones de candidatos y candidatas, o de los máximos responsables de cada organización, que son un anuncio en toda regla de lo que se avecina.
Utilizando la terminología del mundo del motor se podría decir que estamos en los primeros entrenamientos libres del Gran Premio de las elecciones municipales y ya se puede distinguir quienes van de favoritos o quienes se postulan como ganadores olvidando que la salida del safety car puede trastocar todos los planes en un abrir y cerrar de ojos.
Pero no solo de adrenalina se alimentan los integrantes de las candidaturas porque detrás de cada propuesta de rostro humano para un proyecto se dan cita otros muchos factores a los que a priori no se presta mucha atención pero pueden convertirse en decisivos para el resultado final.
Y es que, para lo bueno y para lo malo, no es lo mismo partir desde el gobierno municipal que desde la oposición, y tampoco son lo mismo todas y todos los que parten desde el gobierno. En las elecciones municipales, a diferencia de otros procesos electorales, se valora mucho a la hora de tomar una decisión en las urnas al hombre o mujer que integra una candidatura.
Aquello tan cacareado de que los ayuntamientos son la administración más cercana a la ciudadanía contribuye sobremanera al escrutinio del cuerpo electoral sobre el candidato o candidata y su equipo. Las elecciones municipales son el momento de la micropolítica frente a otros procesos electorales que lo son de la macropolítica, o al menos así se percibe por una buena parte de la ciudadanía.
De ahí que partir en la contienda electoral desde el gobierno puede tener el valor añadido de una buena gestión de los intereses del pueblo o ciudad o, en el polo opuesto, predestinar a la entrada en boxes antes de comenzar la carrera. Por ello pensar que los liderazgos nacionales o regionales puedan inclinar el resultado a favor de uno u otro es ignorar una regla básica de la política municipal en cuanto a la importancia de unos factores u otros en el resultado final, como se explica si no el resultado de Kichi en las municipales de la capital gaditana.
De ahí que la creencia del Partido Popular gaditano de que el triunfo de Juanma Moreno en las pasadas autonómicas los va a llevar a la victoria en las municipales adolezca de cierto rigor científico. Prescindir en la predicción del futuro electoral más inmediato de figuras gobernantes en esta provincia de Cádiz como es el caso, por citar algunos ejemplos, de Mamen Sánchez, José María Román o Juan Carlos Ruiz Boix, puede convertirse en un error estratégico fatal por parte de sus rivales.
En las municipales no se gana en el nombre del padre y quien eso piense se equivoca y puede convertirse en el preludio del paso del atril itinerante al doncel yacente por mor de vender la piel del oso antes de cazarlo.
Comentarios