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Fue sorprendente el éxito editorial alcanzado en la Italia de 1994 por un pequeño libro titulado Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política, escrito por Norberto Bobbio, profesor de Filosofía de la Universidad de Turín. Tras el derrumbe del comunismo en media europa cinco años antes, y ante la proliferación de voces que daban por muerta la distinción política de ambos términos, Bobbio se propuso, como buen pensador político, dar argumentos a favor de la tesis de que la díada Derecha-Izquierda seguía viva. El libro fue publicado justo en la antesala de las elecciones que cambiarían el sistema de partidos que había regido la vida pública en ese país desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Aquellas elecciones fueron las que convirtieron al sistema de partidos italiano en un sistema con dos polos claramente diferenciados: Polo de las Libertades (derecha) y La Alianza de los Progresistas (izquierda). El resultado, conocido, fue la victoria del polo de la derecha liderado por el partido Forza Italia de Silvio Berlusconi.

En el libro, Bobbio sitúa la igualdad como idea central de su análisis. La izquierda tiene vocación igualitaria, es decir, parte de la convicción de que la mayor parte de las desigualdades son sociales, y como tal, eliminables. La derecha parte de la convicción opuesta. Las desigualdades son naturales y, por lo tanto, no eliminables. La derecha acepta también, por considerarlas como naturales, la costumbre y las tradiciones. La izquierda, en una manifestación de artificialismo, tiende a creer que se pueden corregir no sólo las desigualdades sociales, sino también las naturales.

Esta distinción entre partidos de la derecha y la izquierda será una de la líneas de fractura del electorado el próximo 20 de diciembre, como lo ha venido siendo desde el principio del actual período democrático. La diferencia radica ahora en que el número de partidos de ámbito nacional, con opciones de formar gobierno, se ha ampliado.

Una primera aproximación de cuáles son los partidos que conforman cada bloque puede venir de la encuesta preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente a octubre-noviembre de 2015. Es clásico que el CIS pida a sus entrevistados que se posicionen en una escala del 1 al 10, siendo el 1 la extrema izquierda y el 10 la extrema derecha, para, a continuación, pedir lo mismo respecto a los principales partidos de ámbito nacional y autonómico. En este caso se trata de la pregunta 22. Las respuestas en promedio arrojan los siguientes resultados: PP 8,26; PSOE 4,40; IU (ICV en Cataluña) 2,46; UPyD 5,33; Ciudadanos 6,37 y Podemos 2,30. Resulta curioso cómo el Partido Popular, que se prevé ganador de las elecciones, obtiene una puntuación tan alejada del centro político, máxime cuando la media de la ciudadanía está en un 4,69. También se observa como Ciudadanos es percibido como un partido de derechas y que el centro está reservado a UPyD y al PSOE. Por la izquierda, resulta también sorprendente cómo Podemos es considerado incluso más de izquierdas que la propia Izquierda Unida.

Una segunda aproximación a la distinción es posible realizarla a través de la plataforma poletika.org. Polétika (política + ética) está formada por una serie de organizaciones de la sociedad civil que trabajan en diferentes ámbitos con el objetivo de lograr una sociedad más justa y menos desigual. Entre estas organizaciones destacan Médicos del Mundo, Oxfam Intermón y la Coordinadora de ONG para el desarrollo. Pretenden desarrollar una labor de vigilancia y presión a los candidatos y partidos políticos para que las personas estén en el centro de las políticas. Para ello han realizado un seguimiento de las declaraciones de los candidatos a presidente del Gobierno y los programas electorales de los principales partidos de ámbito nacional (menos el del PP). Además de poder compararlos, les han puesto nota en las siguientes temáticas: desarrollo, fiscalidad justa, educación, sanidad, protección social, salarios, participación y transparencia, conflictos internacionales, políticas de infancia y cambio climático. Si se aplica algún criterio de agregación de las calificaciones, el resultado no varía la asignación de los partidos a uno de los dos bloques que resultaba de la encuesta del CIS. Sin embargo, es sumamente interesante realizar dicha agregación, ya que arroja algún detalle paradójico. En definitiva, nos aporta otra mirada sobre quienes representan a la izquierda y quienes a la derecha en estas elecciones, y nos da la oportunidad de ejercer algún tipo de presión sobre nuestros políticos.

Además de la igualdad/desigualdad, existen otras dos líneas de fractura en el electorado para estas elecciones. Una es la ya clásica del nacionalismo independentista, pero, en este caso, circunscrita a Cataluña. La tercera es la novedosa. La díada emergencia-declive. Pero ésta será objeto del próximo artículo: lo viejo y lo nuevo.

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