Lo que entonces era la heroína, ahora pueden ser los likes. Por supuesto, estoy exagerando. Pero algo parecido dice Renton ahora, no en 1996: “Elige ver cómo la historia se repite”.
En el trailer de T2, la esperada secuela de la película de culto de los 90 Trainspotting, Mark Renton (Ewan McGregor) revisita su famoso discurso Choose life. Cambia la retahíla de los 90 (“Elige un televisor grande que te cagas, lavadoras, coches...” por unas adicciones mucho más apropiadas a nuestros días: “Elige Facebook, Twitter, Instagram, confía en que a alguien en alguna parte le importe (...) Elige reality shows, llamar putas a las mujeres (...) Elige difundir imágenes íntimas(...)”.
Irvine Welsh siempre me pareció un escritor extremadamente lúcido, y eso que no viví la época en la que transcurre Trainspotting. Para llevar sus obras a la gran pantalla, no había mejor director que Danny Boyle, y una muestra es el irónico discurso de Renton, que en unas pocas frases representa un cambio generacional, un cambio en nuestras relaciones, en la sociedad y en el paradigma de consumo, y por extensión de nuestras adicciones.
Por supuesto que somos adictos a las redes sociales. No creo que nadie, a estas alturas del partido, todavía lo dude. Hace unos días me llegó (por Facebook, por supuesto) un vídeo (que se hizo viral, por supuesto) en el que Simon Sinek, experto en liderazgo y marketing y autor de varios libros sobre estos temas, hablaba de eso, de la incapacidad que nos produce el abuso de Internet y de las redes en la gestión de nuestras relaciones y nuestras habilidades sociales.
Lo que entonces era la heroína, ahora pueden ser los likes. Por supuesto, estoy exagerando. Pero algo parecido dice Renton ahora, no en 1996: “Elige ver cómo la historia se repite”
Comparto su tesis porque no demonizaba, como hacen muchos pretendidos gurús, las redes y la comunicación online; al contrario, lo que criticaba era su abuso. Todos conocemos sus beneficios: nos ayudan a ampliar nuestra red de contactos, especialmente en lo referente al trabajo, tenemos toda la información del mundo al alcance de la mano y nos permiten mantener el contacto con amigos repartidos por el mundo. Lo que Sinek explicaba es que, al parecer, el enviar y recibir mensajes nos hace segregar serotonina y por eso nos produce una sensación de bienester, igual ques otras drogas como el alcohol, cuyo uso no es perjudicial, pero su exceso sí lo es.
Siempre me pareció un error, desde mi humilde punto de vista, definir Trainspotting, tanto la novela como la película, como una apología de las drogas o como un retrato fiel de lo que pueden hacerte las drogas. Para mí siempre ha sido (y esto es más claro aún en el libro) una crítica a la sociedad de consumo y a las consecuencias del capitalismo. El personaje de Renton, sobre todo en la novela, tiene una carga filosófica brutal.
Y, tal y como hizo la historia de Welsh en los 90, que supuso una llamada de atención (“Eh, mirad lo que está haciendo la sociedad a vuestros chicos), ahora los personajes han crecido, pero todos nos podemos encontrar en sus reflejos: la tiranía del consumismo y del individualismo, las consecuencias de habernos dicho a todos que éramos felices cuanto más teníamos y que para ello necesitábamos más. Lo que entonces era la heroína, ahora pueden ser los likes. Por supuesto, estoy exagerando. Pero algo parecido dice Renton ahora, no en 1996: “Elige ver cómo la historia se repite”.
