Al consejero Pacheco. Artos, linces y pedreas

Menos mal, Don Ramón, que los ecologistas siguen al pie del cañón. No le caen muy bien, ya que dificultan y afean su trabajo, sus planes y proyectos, pero con el tiempo sabrá agradecerle lo que están haciendo por usted

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Educador ambiental y escritor  

Ramón Fernández Pacheco, junto al presidente Moreno y otros consejeros, en la pasada COP28 de Dubái.
Ramón Fernández Pacheco, junto al presidente Moreno y otros consejeros, en la pasada COP28 de Dubái.

Estimado Don Ramón, parece que vive en el día de la marmota. Otra vez los ecologistas le enmiendan la plana en los juzgados, mientras feliz, con el corazón haciendo bipbip –bopbop, suelta linces en Doñana. Pero no hay nada que le inmute. Se mantiene impertérrito, sacando pecho, y recibiendo tarascadas a diestro y más a siniestro, que para eso lo pusieron en primera línea. Algunos pensamos que más que gallardía, lo que tiene usted es mucho cuajo.

Lo de los linces es una gran noticia. A medias. Que dos nuevos machos, Flecha y Tirene, refuercen una población que va creciendo paulatinamente, a pesar de algunas perdidas en las carreteras y a manos de los escopeteros que se hacen llamar cazadores, es magnífico, pero si a la vez destrozan los ecosistemas donde viven, no sirve de nada. 

Es curioso que en la misma semana que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, IUCN, saca al Parque Nacional de su Lista Verde, ustedes fuercen unas fotitos soltando linces y recordando que han comprado la finca Veta la Palma para garantizar el futuro de Doñana, como si agrandar la cocina de casa garantizase que la dieta será saludable. No me negará que a esta casualidad podríamos titularla acertada e irónicamente, “Dos machitos soltando dos machos”, aunque entiendo que ustedes prefieran “Dos hombres y un destino”, pero Redford y Bustamante, nos podrían acusar de plagio.

Esa es la sensación que tenemos, los amantes de la naturaleza, de la relación del Gobierno de su amigo Juanma con el Medio Ambiente, en general, y los espacios naturales protegidos en particular. Lo siguen entendiendo desde la posición equivocada de dominancia, como un lugar que podemos exprimir al máximo para garantizar el beneficio sin importarnos nada más, de donde podemos extraer lo que nos dé la gana porque así lo quiso Dios. Y por desgracia no es así, nosotros solo somos, les guste o no, un eslabón más de los ecosistemas. En lo divino no entraré por respeto a las fechas en las que estamos.

Por un lado, presumen de linces y flamencos y por otro legislan para desarrollar una economía que destrozará sus hábitats, construyendo hotelitos para privilegiados en el corazón del Cabo de Gata, y una gran urbanización junto al mar que la inundará; desviando, mientras la sequía avanza y los grifos quedan inservibles, el agua de Sierra Nevada para que las pistas de esquí sigan vendiendo forfaits; o desarrollando una agricultura intensiva que deja sin agua a determinados barrios de Almería por radioactividad a causa de la sobreexplotación de los acuíferos.

Menos mal, Don Ramón, que los ecologistas siguen al pie del cañón. No le caen muy bien, ya que dificultan y afean su trabajo, sus planes y proyectos, pero con el tiempo sabrá agradecerle lo que están haciendo por usted, que es evitar que pase a la historia como Conan el Bárbaro. Me llamará cansino, pero permítame repetirle el consejo, a ver si termina de aprenderlo: hágales caso. 

Gracias a ellos, usted no se cargó el Bosque de la Plaza Vieja, no ha secado Doñana, las Salinas de Cabo de Gata se recuperaron, y ahora han corregido, a través de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, el error-delito que cometieron al descatalogar el Lugar de Importancia Comunitaria Artos de El Ejido en beneficio de la agricultura intensiva. ¿Ahora qué, van a regenerar el ecosistema? Esto por desgracia no es tan fácil, los elefantes no vuelven a la vida con un “lo siento mucho, no volverá a pasar”. 

Mira que se lo advirtieron, que Europa les avisó, no lo hagan, la ley es clara. Y nada, otra vez chocándose contra la misma piedra. Tengo la sensación, debe ser porque aún suena la cantinela de los niños de San Ildefonso en mi cabeza, que ustedes juegan a la lotería con los Espacios Protegidos. Disfrazados de Niños de San Telmo, uno saca la bolita de lo que se quieren cargar y otro los euros que van a ganar. A veces, para disimular, sacan alguna pedrea en forma de millón de euros como la de las Albuferas de Adra, pero en general reparten más pedradas y premios gordos, de los que hacen balate en el banco.

Por cierto, los ecologistas ya han avisado a sus técnicos de que el canal de las Salinas de Cabo de Gata ha vuelto a romperse. Su gobierno ha anunciado que en enero se ponen manos a la obra. Fíjese que casualidad, que el inicio de las obras coincidirá con el Día de los Humedales y se podrá echar otra foto como Señor de las Aves. Confiemos que esta vez, sin elecciones próximas, ni miedo a perder votos, no las dejen secar. 

Aprovecho, Don Ramón, para desearle un próspero 2024. Bueno, no, que prosperar para ustedes significa multiplicar beneficios económicos a costa de lo que sea. Lo cambio por Feliz año nuevo.

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