Una vez que tenemos un documento completo que realiza un diagnóstico certero de la situación del centro histórico y sus posibles soluciones (recordad, ADN Intramuros), lo siguiente es definir la política que se va a seguir para cumplir con él. Dicho de otro modo, ¿qué modelo de centro de ciudad queremos? Modelo a todos los niveles: poblacional, comercial, turístico, económico… Quizá sea el paso más importante, porque va a marcar el devenir de los acontecimientos posteriores y porque (ahí está el problema) depende de los políticos, su sensibilidad con el asunto y la capacidad (he ahí otro problemón) para llegar a consensos y dejar la cuestión fuera del debate partidista.
Situemos la escena en el mediodía del 9 de septiembre de 2015. Esa jornada estábamos citados en la Delegación de Urbanismo para mantener la que, hasta ahora, ha sido la única reunión que dicha delegación ha mantenido con los vecinos del centro histórico para hablar de sus problemas globales y sus posibles soluciones. Luego vendrían encuentros muy puntuales para hablar de temas muy concretos, como el belén viviente de la plaza del Mercado o el Cine Astoria, pero nada que afectase a toda su integridad.
Recuerdo ese encuentro como si fuera ayer: en la mesa estaba Francisco Camas acompañado por el desaparecido Adrián Fatou, Benito García y el anterior Intendente de la Policía Local, Manuel Cabrales. Por nuestra parte, este que escribe junto a Manuel Flores. El delegado no estaba cómodo, se le notaba: apenas habló y sus gestos denotaban el más profundo desinterés sobre las cuestiones que se trataban. Claro, es que no debe ser lo mismo reunirse con los coñazos de los vecinos, ¡quiénes se habrán creído que son para venir aquí a exigirme cosas!, que presentar un acto rodeado de cámaras apuntándote directamente o encontrarse con la dirección de alguna poderosa bodega local.
Políticos. No por manido, deja de ser cierto eso que se comenta que sólo se pide la opinión de los ciudadanos cada cuatro años, entretanto se creen ciertamente que están por encima del bien y del mal y que ese estatus les va a durar eternamente. Mirad, existen dos diferencias esenciales entre los gobernantes políticos, sean del partido que sean, y los que pertenecemos a algún colectivo social: el altruismo y la perspectiva temporal. El primer punto es claro, ya que hay una parte que realiza sus acciones y reivindicaciones de forma desinteresada, normalmente nos cuesta el dinero (sobre todo cuando no solicitamos subvenciones públicas, como es nuestro caso), y otra parte que cobra por gestionar de los recursos públicos, o sea, que una parte de su sueldo y del de sus asesores (los que cobran tres mil euros de todos por tirarse todo el día metidos en las redes sociales) proviene de lo que aportamos los de la otra parte.
El segundo es más importante de lo que parece, sobre todo cuando se tiene total conciencia de ello: en nuestro caso, como residentes del centro histórico, vamos a seguir siéndolo, mientras el gobernante pasará y vendrá otro y luego otro. Ya sucedió cuando se produjo el cambio del anterior gobierno por este y volverá a suceder en el futuro próximo. No es este un asunto baladí, ya que eso te otorga una gran cantidad de paciencia y perspectiva a la hora de analizar ciertos comportamientos políticos, buenos o malos, y sus motivaciones. Tirando nuevamente de frases hechas, podemos decir que nosotros siempre hemos visto y vamos a seguir viendo los cadáveres de nuestros políticos (aclaro que en sentido figurado, que después hay mucho buitre intentando tomarse por lo literal aquello que le interesa) por delante de nuestras puertas con una corona de flores que reza aquello de “tus vecinos del centro histórico no te olvidan”, porque eso seguro que nunca lo hacemos.
"El delegado no estaba cómodo, se le notaba: apenas habló y sus gestos denotaban el más profundo desinterés"
Todo esto viene porque en esa reunión se entregó el documento del que hablaba la semana pasada, en el que se especificaban una serie de medidas encaminadas a conseguir la repoblación efectiva del centro histórico, ese que era condición sine qua non para conseguir el objetivo de la recuperación, revitalización y rehabilitación de la zona histórica según “ADN Intramuros”. A partir de la próxima entrega desgranaré esos puntos de forma pormenorizada.
El caso es que el tema centro histórico, que antes se ignoraba, es recurrente en los debates políticos, programas electorales y medios de comunicación desde hace ya afortunadamente algunos pocos años. Sin ir más lejos, hace tres semanas una cadena de televisión local emitió un debate sobre el asunto, en el que participaban representantes de todos los partidos políticos representados en el pleno municipal, salvo IU en este caso. Lo que se demostró allí es todo lo contrario de lo que se necesita: reproches continuados entre partidos, que si yo he hecho la plaza Belén cuando tú lo prometiste y no lo hiciste, que si el proyecto no es tuyo, y ese tipo de cosas. Y, por supuesto, a excepción del representante de un partido, nadie hizo referencia a la repoblación ni nombraron en ningún momento a los vecinos, a los residentes. Todo se enfocaba al turismo y toda inversión o esfuerzo debía ir encaminado en esa dirección. Ello puede denotar dos cosas, o bien que no conocen el documento de diagnosis que realizaron Irene Luque y Jorge Izquierdo, o bien (miedo me da) lo conocen y no tienen intención de ponerlo en marcha.
En cualquier caso, estamos a tiempo de alcanzar consensos sobre el centro histórico. Es necesaria la aprobación de un documento, una hoja de ruta con plazos especificados que fije el camino a seguir, que sea inalterable con el tiempo y quede fuera de intereses partidistas puntuales. Si Jerez fuese un estado, el centro histórico sería sin duda objeto de un pacto de estado, porque es un tema que compete y afecta a toda la ciudad, se quiera o no se quiera ver. ¿Políticos para el centro histórico? No, gracias. Política con mayúsculas. Urge tanto como carencia de ella se observa en la actualidad.
