Cómo el Covid robó la navidad

Columna de opinión escrita por Pablo Cabello, titulada 'Cómo el Covid robó la Navidad', sobre su experiencia personal

Indignación entre sanitarios por la improvisación en la gestión del SAS de esta sexta ola .
Indignación entre sanitarios por la improvisación en la gestión del SAS de esta sexta ola . FRANCISCO AVIA

En un principio, este artículo iba a incluir el sorteo de la lotería nacional de mañana. Pensaba titularlo “ni dinero ni salud”, pero lo comenté con la gente con la que comparto décimos y les pareció mala idea no fuera a ser que lo gafase. Cuando pierdes 20€ en la lotería la página para comprobar el número suele decirte que lo importante es la salud, virtud que ahora mismo brilla por su ausencia. Este no es un artículo cualquiera de la sexta ola escrito por un cualquiera con pretensiones a opinar de todo. Hoy escribo encerrado en mi habitación como positivo en Covid-19 cumpliendo con mi cuarentena en estas fechas tan señaladas, y lo que voy a contar no son divagaciones, sino mi experiencia personal.

Desde que el miércoles di positivo en una prueba de farmacia mi entorno es un circo. Destacan los fallos del sistema. El teléfono de salud responde no hace honor a su nombre. Parece que la única forma de ser atendido es saltarse el protocolo y que un familiar vaya al centro de salud a comunicar tu positivo. Tuve suerte y a la mañana siguiente me llamaron del centro de salud para que me hiciera una PCR hoy martes, seis días después así que apréciese la saturación. A mi amigo y hermano de covid Ignacio, que se infectó un día antes en un foco distinto, tras comunicar su positivo ni le llamaron. Nuestro consuelo, es que a la gente que conocemos que va a la privada les están tratando igual o peor, lo que hace que por lo menos recuperemos la fe en que los modelos de sanidad pública son mejores que los privados. Por supuesto, el rastreo ha sido inexistente, hemos sido nosotros mismos los que nos hemos encargado de avisar a nuestros posibles contactos, pero sin saber qué más decirles ni que protocolo debían seguir.

No lo estoy pasando mal, prácticamente soy asintomático. De hecho, al principio creía que solo estaba resfriado. Pero nada me puede salvar de mi estricta cuarentena hasta el día 25, que ya me ha hecho perder mi entrada para la última película de Spiderman. Lo peor, es infectar por accidente a tus seres queridos, que aparte de pasarlo peor físicamente su cuarentena se extiende hasta el 28. Como puede intuirse, todo esto tira por tierra Nochebuena. En lugar del Grinch, este año quien ha robado la navidad ha sido el Covid. 

Pero sin duda, nada supera el daño psicológico, sobre todo la culpa de haber infectado a tus seres queridos. Es cierto que es injusto atribuírtela, ha sido un accidente que podría pasarle a cualquiera tal y como está la situación, podrían haberse infectado por cualquier otra vía… Pero es imposible evadir esa sensación. Por suerte no estoy solo en esto. Lo que más aprecio de estos días es el apoyo mutuo que nos hemos dado todos los infectados, sin mucho mejor que hacer que hablar los unos con los otros desde la distancia. Por ello, este artículo va para quienes en vez de aceptar unas disculpas te dan las gracias por estar ahí.

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