El epicentro del terremoto de Lisboa de 1755 y el tiempo que tardó el tsunami en llegar a las distintas costas del mundo.
El epicentro del terremoto de Lisboa de 1755 y el tiempo que tardó el tsunami en llegar a las distintas costas del mundo.

Una catástrofe natural o provocada nos produce reacciones humanas de solidaridad y compasión con las víctimas. Los españoles tenemos experiencias de las unas y de las otras. Las últimas han sido las inundaciones de Mallorca. Una de las reacciones humanas de los políticos es acudir al lugar de la catástrofe. Hemos visto a los reyes, al presidente del gobierno y otras autoridades acudir a los sitios afectados para visitar a las víctimas en estos momentos difíciles; como digo, es una actitud completamente humana.

Pero creo que las emociones, por parte de las autoridades públicas, deben ser controladas y postergar estas visitas mientras los equipos de rescate estén trabajando. Me consta que una visita de una personalidad lleva su corte de personas y según me contaron personas que han trabajado en estas cuestiones, lo único que hacen es estorbar, a pesar, insisto, de la buena voluntad de la visita.

Creo como he dicho antes, que es más adecuado dejar las visitas para más adelante, cuando la zona de catástrofe esté despejada, que hayan pasado ya unos cuantos meses. La visita se agradecerá igual y además servirá para que las autoridades in situ comprueben que todas las ayudas que se prometen han sido cumplidas y conocer de primera mano la impresión de las víctimas sobre la gestión de la catástrofe.

Porque esa es otra. ¿Estamos preparados en España para catástrofes de gran magnitud? Es verdad que no suelen pasar pero ¿y si pasan? ¿Qué protocolos existen para enseñar a la población a protegerse?

No olvidemos que vivimos en zona sísmica. La falla del Cabo de San Vicente está ahí. De vez en cuando se mueve y forma terremotos como el de Lisboa en 1755 con su correspondiente tsunami que arrasó entre otras las poblaciones costeras de Huelva y en nuestra provincia, concretamente a Conil de la Frontera. En Cádiz capital, la ola alcanzó los 5 metros de altura.

También tenemos que estar pendientes de que por nuestros mares (y no sabemos si por nuestras cabezas) navegan barcos y submarinos con armamento nuclear. No me lo imagino: de vez en cuando nos llega alguno a Gibraltar. ¿Qué tenemos que hacer en caso de una alarma nuclear en la provincia de Cádiz? ¿Usted lo sabe? Yo no. ¿Nuestros políticos lo saben? Preocupante cuestión.

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