¡Católicos, defiendan públicamente al Papa Francisco!

¿Y cuál es el pecado de Francisco, para que se haya ganado de pronto, millones de enemigos, muchos de ellos, dentro de su iglesia?

El Papa Francisco, junto a un grupo de niños.
El Papa Francisco, junto a un grupo de niños.

Me sorprende con la celeridad que cierto sector de la Iglesia Católica es capaz de montar una manifestación popular en Madrid, para protestar por la ley del matrimonio homosexual o del aborto y hoy, que se está atacando públicamente al jefe de la Iglesia Católica (para los católicos, el Vicario de Cristo en la Tierra) se guarde un silencio que llega a ser molesto.

Tampoco los diarios de papel que suelen regalar telas con Niños Jesús para colgar en los balcones o fotos de pasos de Semana Santa, han regalado nada en apoyo del Papa Francisco.

Peor aún, en muchos templos, no se encuentra la foto del Papa. Y algunos curas piden por él en misa, porque parece que no tienen más remedio y es obligatorio, pero no son capaces de sacar una lanza en favor de Francisco.

¿Y cuál es el pecado de Francisco, para que se haya ganado de pronto, millones de enemigos, muchos de ellos, dentro de su iglesia? El mismo pecado de Jesús y que le llevó a la cruz: hablar claro, ponerse de parte del pobre y del pecador, en vez de al rico y poderoso.

El mensaje del evangelio escuece en los oídos de muchos que se consideraban católicos y que la iglesia era ‘suya’, como la bandera de España, y se les ha puesto la cara de tristeza como al joven rico que se retiró triste porque las exigencias de Jesús eran muy grandes.

Ser católico, no es fácil. Ser papa y hablar como el cura de tu parroquia, en vez de como un monarca, también vemos que no es fácil. Francisco es un rayo de luz en esa oscuridad que apagó el Concilio Vaticano II. Si sus pastores no le apoyan ¿cómo nos vamos a fiar de ellos las ovejas?

Animo a los católicos, especialmente a los obispos y sacerdotes, a que sean valientes y defiendan públicamente a Francisco ante los ataques de la ultraderecha. No se puede estar callado ante tanto insulto a Francisco, que no es más que un insulto a toda su Iglesia. Y el que no se sienta dolido por el maltrato al Papa, más vale que se plantee en qué Iglesia quiere estar, porque quizás, la católica, no es la suya.

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