Cómo matar a tu marido

Algunos escritores que son maestros de novela negra han experimentado en la vida real lo que luego han contado en sus novelas y otros han proyectado su imaginación criminal hasta hacerla efectiva y materializarla.

Nancy Broph, autora de 'Cómo matar a tu marido'. FOTO: KOIN-TV
Nancy Broph, autora de 'Cómo matar a tu marido'. FOTO: KOIN-TV

Algunos escritores que son maestros de novela negra han experimentado en la vida real lo que luego han contado en sus novelas y otros han proyectado su imaginación criminal hasta hacerla efectiva y materializarla.

Del primer supuesto citaré varios ejemplos. El más reciente es el del famoso escritor chino Liu Yongbiao que fue descubierto como autor, junto con un cómplice, de los asesinatos de los propietarios de un hostal, un nieto de estos y un parroquiano, 22 años después de haberlo cometido, gracias a las pruebas de ADN. Más sangrante es el caso del polaco Krystian Bala que a causa de su vanidad entró en la cárcel. Este narrador publicó una novela llamada Amok en la que pormenorizaba un asesinato muy similar a uno que la policía estaba investigando durante cinco años y que era incapaz de encontrar pista alguna.

El cuerpo del damnificado, un empresario, apareció flotando en el río Oder, mutilado. Fue una llamada anónima la que reveló su autoría, recomendando a los investigadores que leyesen el libro. En ese texto se encontraron detalles y coincidencias entre la obra y el crimen que sobrepasaban la casualidad. El novelista para colmo había presumido de forma anónima, a través de correos electrónicos emitidos en Corea, de que ese asesinato era el crimen perfecto. Después se comprobó que este hombre estuvo en Corea en la fecha de los correos electrónicos y que tenía un móvil para actuar así: que la víctima era amigo de su mujer y no lo soportaba por su carácter controlador. Pero el caso más llamativo fue del criminal en serie Jack Unterweger. Este asesino había liquidado a doce prostitutas, estrangulándolas. Durante su estancia en la cárcel desarrolló sus dotes de escritor contando sus vivencias y se hizo célebre, fruto de lo cual se le conmutó su condena por considerar que su escritura lo había rehabilitado, pero cuando salió de prisión reincidió.

En cambio, escritores que han esbozado sus deseos de saciar sus impulsos criminales por anticipado son menos frecuentes. Uno de estos casos puede ser el de la escritora norteamericana Nancy Crampton –Brophy que ha sido acusada de tirotear y asesinar a su cónyuge, tras varios meses sin que las pesquisas de la policía consiguieran pruebas incriminatorias. A esta novelista no se le ocurrió otra cosa que publicar en su blog algunas reflexiones de cómo matar al esposo sin ser descubierta. Ella pretendía cometer el crimen perfecto. Entre sus recomendaciones, no aconsejaba utilizar a un sicario o a un amante porque había muchas probabilidades de ser delatada por ellos.

Además, desechaba el envenenamiento pues había que soportar la pesada carga de un marido durante un mes o más enfermo en la cama. Asimismo, descartaba el apuñalamiento por ser método muy sangriento. A fin de cuentas, para ella, recurrir al divorcio, la vía pacífica, era un procedimiento engorroso y costoso. En una entrevista, ya planteaba que todos llevamos dentro un criminal y que bastaba que te empujasen un poco para serlo de verdad. Esta perversa mujer encontraba cinco motivos para matar a los maridos. La primera se fundamentaba en razones económicas: heredar. La segunda, estar enamorada y tener un amante que sustituyese al esposo. La tercera, estar harta de los engaños de la pareja. La cuarta, reaccionar ante los abusos y malos tratos del marido. Y la última, ser una profesional del crimen. Aunque yo añadiría otro: estar mal de la cabeza.

Espero que mis relatos de asesinatos, tanto del libro Un recetario de muerte, como del próximo, pendiente de publicar, Algunos asesinatos duelen más, no sirvan para que nadie copie ideas y solo deseo que se empleen para pasar simplemente un rato entretenido.

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