Susana Díaz y Artur Mas.
Susana Díaz y Artur Mas.

Si hace más de 30 años se hablaba de Barcelona como la novena provincia andaluza por la emigración de casi un millón de andaluces a tierras catalanes, parece que esta campaña electoral ha convertido Andalucía en un anexo de Catalunya. A la cabeza de ese desprecio a Andalucía están los políticos de Cs y de PP, pero también buena parte de los medios de comunicación de Madrid.

Hace escasamente dos días fui un espectador más del debate que enfrentaba a las candidatas y candidatos a la presidencia de la Junta. Me resultó de lo más esperpéntico escuchar a Juan Marín, el candidato de Ciudadanos, afirmar alegremente que los Presupuestos Generales del Estado “se están negociando en la cárcel” para posteriormente asegurar que su partido “nunca pedirá indultos para los que tratan de romper España”.

Juanma Moreno, el candidato del PP, dobló la apuesta para decir, también alegremente, que “se ceden millones a Catalunya y se olvida a Andalucía”, fomentando sin ningún escrúpulo tanto la mentira como el odio. Esta es la derecha cavernícola que tenemos en nuestro país, capaz de incendiar cada rincón del mismo para sacar rédito político.

Tres de mis cuatro abuelos son andaluces y soy catalán. Andalucía forma parte de mi biografía. Por la ventana de mi habitación de niño sonaba el Himno de Andalucía cantado por Rocío Jurado y Joan Manuel Serrat. Andalucía se desangró demográficamente por una herida que se quiere olvidar en el resto de España.

De 1950 a 1980 España vivió un desarrollo demográfico y económico, pero Andalucía se estancó. En 1950 el 20,04% de españoles eran andaluces, en 1981 solo el 17,09%. Andalucía aportó los brazos para el desarrollo industrial de otras zonas del país. Poco o nada se habla de esta aportación de hombres y mujeres que pusieron en marcha no solo la industria, sino también la columna del movimiento obrero que tumbó al franquismo. Las huelgas de Catalunya que hicieron inviable la continuidad del franquismo tenían en primera línea a muchos hijos e hijas de Andalucía. 

Andalucía no se merece el desprecio de quien hace campaña allí desde un pueblo de Navarra o enfrentándola a Catalunya. Que se hable de Andalucía. Pero sí que hay algo en esta campaña que me ha recordado a Catalunya. Hay políticos que quieren tapar su corrupción con la bandera.

Artur Mas y Susana Díaz creen que cubriéndose con la bandera los ciudadanos y ciudadanas dejarán de ver maneras sucias de administrar las instituciones. Una bandera no sirve para cubrir corrupciones. La bandera solo es esperanza cuando quita penas y quita hambres. Adelante, Andalucía, para cambiar Andalucía, pero también para que andaluces y catalanes, fraternalmente y de la mano con los otros pueblos de España, puedan cambiar nuestro país. 

Firmado por Óscar Guardingo, senador de En Comú Podem por Barcelona.

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