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El supremacismo independentista catalán ya había llamado a la jerezana puta y facha, entre otras lindezas, y ahora tocaba recordarle a la candidata del partido naranja que su sangre no es catalana, y eso es algo imperdonable para ellos.

La candidata de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, atacada por Nuria Gispert, tuvo la ingeniosa idea de contestarle dándole la vuelta a la tortilla. La ex presidenta del Parlamento de Cataluña le solicitó vía Twitter que se volviera a Cádiz, pero en vez de regresar a nuestra querida tierra lo que hizo fue llevarse hasta Hospitalet de Llobregat a un icono gaditano como es la chirigota del Selu para actuar en el acto principal de su campaña. Lo que viene siendo una bofetá sin manos.

El supremacismo independentista catalán ya había llamado a la jerezana puta y facha, entre otras lindezas, y ahora tocaba recordarle a la candidata del partido naranja (naranjitos, como les llamó el incendiario Rafael Hernando) que su sangre no es catalana, y eso es algo imperdonable para ellos. El famoso odio al que ya hice referencia en otra ocasión.

Pero lo que más ha dolido en Cádiz es que el Selu y su chirigota actuaran en el acto de Ciudadanos, vendiéndose a la extrema derecha (según algunos de los críticos) cuando por todos es sabido que el Carnaval, en política, apunta más hacia la izquierda. Al menos esa es la opinión generalizada, y coincido plenamente con ella. Este año, precisamente, se han cumplido ochenta años de la prohibición del Carnaval de Cádiz por orden de autoridades franquistas en plena Guerra Civil. Y eso marca, no cabe duda.

Volviendo a las críticas hacia José Luis García Cossío, el famoso Selu, no tienen ni pies de cabeza. Él mismo recordó que su agrupación, junto a la de Juan Carlos Aragón, ya acudieron a un acto de cierre de campaña de Podemos hace dos años en la localidad sevillana de Dos Hermanas. Algunas críticas suscitó entonces, pero ni unas ni otras tienen justificación, y así se lo ha hecho saber gran parte del mundo carnavalesco al autor afectado.

Dicho esto, también me parecería lógico que otros autores, por afinidad política, denegaran ser contratados por según qué partidos. Que cada cual haga lo que le venga en gana, pero quien elija la neutralidad cual suizo no tiene porqué dar más explicaciones. El Selu las ha dado y creo que con eso la polémica queda zanjada.

Que el Carnaval se escore a babor no significa que las agrupaciones, por el simple hecho de existir, tengan que pertenecer abiertamente a una ideología, a pesar de que los artistas históricamente se han posicionado con la izquierda (recordemos a los de la ceja). Como tampoco conlleva comulgar con las preferencias religiosas, políticas, culturales o deportivas de aquellos a quienes les contratan.

Seguro que el Selu, y el resto de comparsas, chirigotas, coros y cuartetos, han actuado en localidades con ayuntamientos liderados por políticos de todos los colores, y eso no hace que un día sean de derechas y otro de izquierdas. Las agrupaciones carnavaleras deben aprovechar el tirón que tienen en toda España, porque las llaman de todas las comunidades autónomas, para hacer caja, que es lo que cualquier trabajador busca. Simplemente que se le pague por lo que hace. Y no me imagino yo a ningún autónomo, de cualquier sector económico, pidiéndole el carné político a sus clientes. Aunque hay gente pa , que diría aquel.

El Selu, y los que se dedican al Carnaval, tienen todo un repertorio para hacer política si así lo desean. Si buscan posicionarse hacia uno u otro sentido, lo dejan claro cada año con sus letras en las que, dicho sea de paso, suelen recibir palos representantes políticos de todo signo, tanto municipales como nacionales. Carlos Díaz, Teófila Martínez, José María González (este menos, aunque lleva poco en el cargo), Mariano Rajoy, José Luis Zapatero, Manuel Chaves... Una lista interminable.

Luego tenemos a los de la revista Mongolia, que publicaron un tuit que ha molestado a muchos carnavaleros. La verdadera intención es atacar a Ciudadanos, y para ello hace uso de las chirigotas tachándolas de 'brasa'. La verdad, no veo ni la ofensa ni el desprecio. A mi no me gusta esa revista y no por eso me parecen despreciables. Añado, la sardana me parece una brasa, pero quien la quiera bailar, que la baile.

Y es que creo que en este caso los gaditanos hemos demostrado tener la mandíbula de cristal. En cuestiones carnavaleras y futbolísticas aguantamos poco. Si el Carnaval se basa en la crítica, aceptemos la de estos "humoristas", peores cosas se dicen sobre las tablas del Falla. Y por mucho que les cueste entender a los más radicales, el Carnaval de Cádiz no es del gusto de todos. No está hecha la miel para la boca del asno.

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