'Cambalache', o cómo quitarle la razón a Discépolo

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Qué les voy a contar que ustedes ya no sepan a estas alturas de la película. Es desolador, lo sé, pero no tengan duda de que, como siempre digo cuando hablo de políticos, también los hay decentes.

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también… Seguro que más de uno recuerda aquel tango compuesto por Enrique Santos Discépolo, allá por los años treinta.

Hay canciones que nunca pasan de moda, y creo que Cambalache es, sin duda alguna, una de esas composiciones que, en estos tiempos, tiene más vigencia que nunca. La otra tarde me puse a escucharla con detenimiento, y es que, da en el clavo, y si no, miren: Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao... Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.

Como ven en este ejemplo, es una letra esclarecedora y que recuerda ciertas situaciones que se dan con demasiada frecuencia en nuestro país. Vean, sin ir más lejos, los debates en el Congreso de los Diputados, la mayor parte de esa gente parecen tomarnos por estúpidos, y nos mienten con una maestría sin parangón, algunas de esas personas son auténticos profesionales de la mentira. Y tienen asesores para que esas mentiras suenen bien, suenen a verdad, y tienen medios a su alcance para que esas falsedades sean repetidas una y otra vez por sus voceros a sueldo, ya saben eso de que una mentira repetida mil veces…

Ahora me viene a la mente una canción de Luis Eduardo Aute inspirada en Cambalache, que comenzaba así: Siglo XX, cambalache, problemático y febril / anunció Santos Discépolo, un poeta del 2000 / y profeta en aquel tango que cantó a la corrupción / que gobierna las cloacas de la humana condición.

En fin, qué les voy a contar que ustedes ya no sepan a estas alturas de la película, ¿verdad? Es un panorama desolador, lo sé, es cierto, pero no tengan duda de que, como siempre digo cuando hablo de políticos, también los hay decentes, también existen los que se parten la cara a diario por sus ideales y por su Pueblo. Esas personas que dignifican la política son las que, junto a la clase trabajadora, tienen que cambiar este sistema de base, tienen, qué duda cabe, la importante tarea de transformar esta sociedad que pierde valores a un ritmo trepidante y labrar un futuro de paz, solidaridad y justicia social para nuestros descendientes, pues si seguimos por este camino, qué mierda de mundo les vamos a dejar en herencia…

Ojalá algún día nos suene a otros tiempos el archifamoso tango de Enrique Santos Discépolo, sería un buen síntoma.

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