Toda la maquinaria propagandística israelí ha quedado tan destruida como si el mismo Netanyahu la hubiera bombardeado. Ya estaba tocada y bien tocada. El genocida (condenado por el Tribunal Internacional de Derechos Humanos y por la ONU a pesar del apoyo estadounidense) está destruyendo en el mundo la imagen de su país. No es para menos aunque tenga el apoyo de los políticos españoles de derecha y ultraderecha. Su sofisticado aparato de propaganda ha sido vencido por un pueblo harto de ver como el hambre provocada es utilizado como arma mortífera. Harto de que su respuesta sea declarar “enemigo del sionismo” a cuantos dejan ver un gesto a favor de la vida, a cuantos condenan los más de sesenta y cinco mil asesinatos, porque en Gaza no hay guerra: una guerra requiere dos ejércitos y allí sólo hay uno, el extranjero, el invasor.
No le ha servido ni su armamento ni la ayuda inestimable de “papá Tram”. La vuelta la ha ganado Palestina por goleada. Al tirón de Bilbao ha seguido el rechazo ya existente al genocidio en todo el recorrido. Toda España se ha movilizado para apoyar la expulsión del equipo israelí y la matanza, la expulsión de sus casas, y exigir la retirada israelí a su país, la devolución del territorio. Y las viviendas destruidas con el fútil pretexto de “acabar con Hamás”, para acabar con la vida de media docena de miembros de la organización y de más de sesenta y cinco mil inocentes. No obstante el PP culpa a Sánchez de las manifestaciones y pide “mayor dureza contra ellas”. ¿Querrían que también fueran bombardeados los manifestantes?
Y ante la elocuencia de los números, Feijóo disimula, muy mal, por cierto, todavía a estas alturas justificando a Israel en el criminal ataque de Hamás de hace dos años, cuando Hamás es lo menos perseguido. Ayuso tiene el descaro colaboracionista en el genocidio de agradecer a Israel su “obra” exterminadora y el PP la apoya. Eso ¿no te parece masacre o es que te gustan las masacres, Isabelita? Acláralo, por favor. ¿No te parece un genocidio? ¿Te parece “hacer Justicia”? ¿Para ti eso es Justicia Divina? La pobre… lamenta que las manifestaciones podrían haber provocado un accidente a alguno de los corredores. No ha habido nada de eso. Los manifestantes han sido más civilizados y responsables que ella; pero ella ve más grave la posible caída de un ciclista que los sesenta y cinco mil muertos, el impedir la entrada de agua, alimentos y medicina, el bombardeo de escuelas y hospitales y hasta el ametrallamiento de quienes hacen cola para obtener un plato de comida, niños incluidos. Ve más grave la posible (y no ocurrida) caída de un ciclista que el ataque a las fuerzas de la ONU, a los miembros de la Cruz Roja y a los periodistas, estos mucho más perseguidos que Hamás. Porque informan y eso es lo peor, lo más peligroso para los genocidas. La información es el mayor peligro. Por eso el PP se niega a derogar la “Ley Mordaza”.
Y Netanyahu tacha a la Asamblea de la ONU de enemigos de Israel y al Tribunal de Derechos Humanos de payasos. Qué lástima, todo el mundo, bueno, casi todo, es enemigo de Israel ahora de pronto, “sin motivo ni razón”.
El genocida (condenado por el Tribunal) se permite llamar “amenaza genocida” a un lamento de Pedro Sánchez. Y el PP y Vox lo corroboran. Según ellos “Sánchez ha puesto en peligro la seguridad de España”. Eso estará siempre en peligro mientras hayan netanyahus apoyados por el imperio, mientras la OTAN siga buscando ampliar su influencia en vez de proteger a sus socios e impedir matanzas. Sin embargo millones de personas en todo el mundo rechazan la invasión israelí y lamentan su falta de medios para impedirlo. Con su actual postura la OTAN está demostrando que su ataque a Serbia no fue en defensa de ningún pueblo; sólo fue puro teatro para imponer su poder y dirigentes adeptos.
Gaza, miles de años habitada por población autóctona, desde mucho antes del nacimiento de Israel, siempre en el mismo sitio, ha resistido a Ciro, a Alejandro, a Gengis Khan, las cruzadas y ha convivido con todos ellos. Sólo la última invasión intenta borrarlo del mapa. Netanyahu desacredita a Israel al reírse del mundo gracias al colaboracionismo. Para que impere la “razón” de la fuerza.
