Al respecto del catastrofismo identifico dos figuras: quien inventa el bulo en cuestión o empieza a teorizar con ello y darle forma, y luego, quien se lo cree y se aferra a ello defendiéndolo a capa y espada. Al primero puedo llegar a entenderlo, quiere llamar la atención, desatar el caos o simplemente es que tiene intereses que se ven favorecidos si el mundo entra en pánico. Pero al segundo no soy capaz de entenderlo. ¿Qué impulsa a alguien a querer morirse ya sí o sí y llevarse consigo a todo el mundo?
Este tipo de actitudes han vuelto a manifestarse con motivo del ya famoso gran apagón. De nuevo, que la extrema derecha haya hecho despliegue de bulos y todas sus piezas de artillería no es motivo de sorpresa. Buscan desestabilizar el gobierno sea como sea, aunque ya haya sido demostrado que un suceso como ese es casi imposible que ocurra en España. Lo que sí me sorprende es que gente de izquierdas y con estudios estén mirando precios de generadores, hornillos y cámaras del pánico. La única explicación que le encuentro es que se han metido ya en el embolado y por puro orgullo y vergüenza no van a retractarse.
Incluso si se diesen los apagones, no sería nada nuevo en este país. Al principio de la dictadura había cortes de luz constantemente. Había escasez de combustible, lo que propició que se intentara propulsar los coches con gasógeno. Las fotografías son fáciles de encontrar y son cuando menos graciosas. Pero volviendo al tema, España tiene su suministro de gas garantizado, vía gaseoducto directo desde Argelia, aparte de la fuerte presencia de las renovables. Quien en este aspecto lo tiene crudo es la Europa continental, cuyo suministro de gas procedente de Rusia peligra en estos momentos debido al pulso que mantiene Bielorrusia con la UE.
Aquí entra en juego otro tipo de catastrofista, los que creen que va a estallar la Tercera Guerra Mundial, y que vamos a intercambiar tortazos con Rusia y China. En mi opinión, si no ocurrió cuando hace unos años hubo problemas en Crimea, no va a ocurrir ahora por un puñado de sanciones al régimen autoritario de un señor aparentemente imbécil y cruel. Sin embargo, algo de fundamento tienen, ya que las noticias de movimientos de tropas en las fronteras de la zona son frecuentes. En cualquier caso, confío en Josep Borrell para que se arregle la situación y no tengamos que vernos arrastrándonos por un barrizal entre Polonia y Bielorrusia.
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