Al leer un artículo aparecido en el diario Ara (Barcelona, 2 de febrero 2024) accedí a la difusión de imágenes fotográficas de una joven fallecida como consecuencia de la anorexia que se desarrolló durante años.
Reza el artículo:
“El pasado octubre nos dejaba Lene (Lene Marie Fossen, Noruega) con 33 años tras haber padecido anorexia desde que a los 10 años decidió dejar de comer; en su legado nos ha dejado un puñado de retratos llenos de la fragilidad y la devastación que formaban su escuálido cuerpo y, el testimonio de alguien que hizo pública su encarnizada lucha”
“Su familia en un comunicado, declaraba, "Lene ha establecido una profunda huella en muchos de nosotros con su historia personal y sus fotografías. Esperamos que su valentía y franqueza puede ayudar a otros y a contribuir con un público abierto a la conversación acerca de la anorexia. La echaremos mucho de menos".
“La artista, en vida, colaboró con diversas publicaciones como redactora y dio varias charlas sobre esa malditas lacras que son la anorexia y la bulimia pero, en su país natal y a nivel mundial, fue conocida por sus increíbles y reveladores retratos y sus autorretratos, de los que dice, "Mis fotografías no son sobre la anorexia. Son sobre el sufrimiento humano".
Su trabajo Selfportrait' (autorretrato) es una película sobre el poder del arte, que además de tratar sobre fotografía, también plantea preguntas importantes sobre qué tratamiento necesita alguien que sufre de anorexia severa.
Sin duda alguna, las fotos de Lene despiertan horror y espanto, pero también, y a pesar de la voluntad de la joven y su familia, son documentos que pueden llamar a otras jóvenes a la imitación de esos síntomas. Y este es el tema que debemos evitar.
¿El arte puede consistir en dañar el propio cuerpo? Como profesional afirmo de forma contundente que no.
Por la documentación que tengo en mi poder, se ha tomado este caso como si se tratara de una enfermedad orgánica sin remedio, sin solución, como una lucha sin cuartel de Lena. Desde los diez a la edad de los treinta y tres (cuando fallece) en esos años transcurridos algunas iniciativas terapéuticas podrían haberse tomado para evitar este final tan trágico.
En “la anorexia como síntoma social” (en catalán) publicado en 2003 se pone de relieve la importancia inmensa del discurso social. La anorexia y la bulimia son enfermedades que siguen, lamentablemente, estando de moda.
