Personajes del 'Among Us', en una imagen promocional.
Personajes del 'Among Us', en una imagen promocional.

Aunque han pasado dos años desde el lanzamiento del Among Us, se ha puesto de moda ahora. Seguramente, alguien lo redescubriría durante el confinamiento y a partir de ahí se ha ido popularizando lentamente gracias a las redes sociales. Después de un par de semanas jugando, es verdad que el juego da mucho de lo que hablar.

Para el que no conozca la dinámica del juego, se trata de una nave espacial de hasta diez pasajeros que tienen que ejecutar distintas tareas. Entre ellos hay uno o varios impostores, con objetivo de matar al resto o sabotear. La tripulación gana si terminan todas sus tareas o expulsan a los impostores antes de que estos maten a toda la tripulación. Cada vez que alguien descubre un cadáver se inicia una discusión para expulsar a un jugador de la nave según una votación por mayoría simple. También hay un botón de reunión de emergencia que puede ser pulsado una única vez por jugador.

El juego puede considerarse como un pequeño experimento social por las discusiones que se originan en las votaciones. Cómo la gente trata de excusarse, cómo se culpan, cuándo utilizan argumentos falsos, etc. Todo esto es más que justificable en el caso de los impostores, que tienen que valerse de todos los engaños posibles para sobrevivir y si puede ser que expulsen a un inocente. Sin embargo, hay veces en las que los inocentes mienten hasta más que los impostores, incluso declarando haber atestiguado un asesinato falso.

Empiezan aquí las fake news para manipular una votación. Descartando el agente caótico, el único motivo que se me ocurre para mentir siendo inocente es aferrarte a una corazonada y a la vez desviar la atención de ti. Es una maniobra arriesgada, ya que, si expulsas a un inocente, el resto de la tripulación sospechará de ti.

No existe la presunción de inocencia. De hecho, muchas veces tampoco hace falta mucho para incriminar a alguien. Si alguien después de notificar un cadáver escribe rápido el nombre de un jugador, casi todos los jugadores votan por su expulsión antes de que este tenga el más mínimo tiempo para defenderse. Todas estas situaciones no tardarían en pasar a la pequeña pantalla, dando origen a una avalancha de memes y distintos montajes. En los últimos días, son varias las organizaciones de izquierda que han montado caras de políticos de derechas sobre los monigotes del juego o viceversa, insinuando que mienten para su propio beneficio y perjuicio de los demás. Nada nuevo en los ataques políticos, resulta hasta un tópico, pero ahora utilizando los memes de un juego como vehículo quizá para un público más joven.

Respecto a la política, es curioso estudiar las reacciones del resto de jugadores cuando uno utiliza el nombre de un político. Usando el nombre de Pedro Sánchez, puedes ser expulsado de la nave incluso pudiendo probar tu inocencia bajo la acusación de comunista bolivariano. Por alguna extraña razón, con Pablo Iglesias no pasa tanto.

Ocurre lo mismo utilizando a Abascal o Vox, puede que con más insultos y algún viva la República de por medio. También hubo quien se puso a defender a Abascal soltando más de un comentario propio del 1940. Anónimamente, se suele dar más rienda suelta al facha interior que no puedes mostrar en público. En cualquier caso, expulsados los dos por fascistas, xenófobos y racistas. Paradójicamente, si te llamas Franco no tienes ni la mitad de problemas. Otros nombres como M. Rajoy no parecen generar problemas.

Hay gente que ya se justifica es este juego para argumentar fallos en la democracia. Sin embargo, nuestro modelo de democracia representativa está a años luz de eso. Las situaciones del juego son más propias del asamblearismo. Aunque se crea el sistema más justo por la participación directa de todos los ciudadanos, manipular una asamblea es todo un arte en el que distintas facciones de la izquierda revolucionaria tienen la maestría.

Existen múltiples factores para influir en el resultado, desde los turnos de palabra y el orden de las intervenciones, el orden de las votaciones, el número de votaciones, las votaciones de urgencia que terminan bruscamente un debate, terceras vueltas para comparar una propuesta A contra la C, siendo la C quién derrotó a la B y esta última la que venció a la A; etc. Claro está, participar en una asamblea es un experimento social mucho más completo que jugar al móvil.

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