Amnistía Internacional está mucho más cerca de ti de lo que imaginas

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Amnistía Internacional son los 7.567 socios que hay en Andalucía, como esos activistas que te cruzas día a día por la calle o en el rellano de la escalera. 

En Amnistía Internacional nos gusta decir que somos personas que luchan por personas y es que es exactamente eso. Y esas personas están mucho más cerca de ti de lo que imaginas.

Amnistía Internacional son los 7.567 socios que hay en Andalucía, como esos activistas que te cruzas día a día por la calle o en el rellano de la escalera. Nosotros somos ese profesor de tu hijo que por la mañana lucha por transmitirle algunos conocimientos y por la tarde lucha por los derechos de los refugiados sirios en Europa, o esa doctora que te atendió ayer y luego, al llegar a su casa, se puso a escribir una carta al gobierno egipcio reclamando la liberación de un periodista; también esa jubilada que hoy se acerca, con los compañeros de su grupo local a montar una mesa de firmas para reclamar una política que impida el asesinato de albinos en Malawi solo por el color de su piel; o ese estudiante que, entre período de estudio y período de estudio, antes de un examen, se despeja firmando una acción web que acaba de ver en facebook.

Amnistía Internacional es quizás tu propio hijo que hoy, gracias a que tiene un profesor implicado en la lucha por los DDHH ha estado escribiendo cartas para enviar a Malala Yousafzay y apoyarla en su lucha por el derecho a la educación de las niñas.

Amnistía Internacional está muy presente en Andalucía. A veces, muy a nuestro pesar, porque no nos gustaría tener que hacer una campaña de recogida de firmas como la que hicimos en 2012 por Ascensión Anguita Quesada, una vecina de Jaén sobreviviente de un asesinato frustrado por parte de su exmarido. En aquella ocasión exigíamos con recogidas de firmas por todo el país garantías de las autoridades para que pudiera vivir con libertad y seguridad. Ascensión se siente parte de Amnistía porque sabe que nuestro trabajo iba mucho más allá de ayudarla a conservar su vida. Estábamos luchando para que no se volviera a repetir. Desgraciadamente, no hemos conseguido aún erradicar la violencia de género.

También eran y son Amnistía el cordobés Antonio Narváez, que con 3 años vio cómo mataban a su padre y se llevaban a su madre para no verla más, durante la Guerra Civil española, y Flor, una vasca que, a la muerte de su madre, quiso enterrarla en la Línea de la Concepción, donde ella creía enterrado el cuerpo de un hermano supuestamente nacido muerto en 1967. Hasta ese momento no descubrió que allí no había ningún cuerpo. Ambos casos formaron parte de nuestra última campaña por navidad.

Son muchos los casos relacionados con Andalucía. A veces nos resultan algo más dolorosos porque sabemos que van a ser difíciles de entender; como cuando hemos tenido que oponernos frontalmente a la construcción de 4 fragatas por parte de Navantia para enviar a Arabia Saudí. Somos conscientes de que es difícil de entender en una tierra tan castigada por el paro como la nuestra. Pero no podemos cerrar los ojos ante una venta que es ilegal porque contradice acuerdos internacionales firmados por España, como ese Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas que España firmó y que entró en vigor el 24 de diciembre de 2014. Nosotros luchamos mucho por este tratado porque creíamos que no podía estar menos regulada la venta de armas que la de plátanos y porque no podemos permitir la venta de armas a países que las utilizarán contra su propio pueblo o para cometer violaciones de DDHH. En aquella ocasión hubo varios ayuntamientos andaluces que firmaron mociones nuestras reclamando un Tratado Internacional del Comercio de Armas que regulara estas transacciones.

Nos hemos dirigido a nuestro parlamento, aunque la respuesta no siempre ha sido la que esperábamos, como cuando, el pasado 13 de octubre la comisión de Justicia e Interior rechazó la comparecencia de Virginia Álvarez Salinas, responsable de Investigación de Amnistía Internacional. Perdieron la ocasión de conocer la opinión de las ONGs que trabajamos en Derechos Humanos para hacer de su política de asilo e inmigración una política con el enfoque de DDHH que nunca debe faltar en lo relativo a asilo e inmigración.

Otras veces la respuesta de las autoridades ha sido mucho más favorable. En este mismo año, de nuevo, los ayuntamientos malagueños de Monda, Rincón de la Victoria, Serrato, Cortes de la Frontera y Alpandiere, así como el de Jerez de la Frontera, han apoyado una nueva moción nuestra sobre las personas refugiadas.

Como ves, Amnistía Internacional no es esa organización con sede en Londres que algunos imaginan lejana y que no conoce nuestra realidad. Amnistía Internacional conoce muy bien nuestra realidad, como conoce la realidad de todos los países que aparecen en su informe anual sobre el estado de los Derechos Humanos en el mundo. Y la conoce porque estamos aquí, junto a ti, en uno de esos 7 grupos locales  que tenemos en Almería, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla; o en uno de los grupos de acción de Jerez, del Campo de Gibraltar o de la Universidad de Córdoba, o en el grupo universitario de Granada; o en cualquiera de los centros escolares que pertenecen a nuestra Red de Escuelas por los DDHH. También estuvimos, aunque ahora no estamos en los desaparecidos (esperamos que temporalmente) grupos de Bahía de Cádiz, Lebrija, Aracena o Universidad de Sevilla.

Estamos tan cerca y tan unidos a esta tierra que el pasado 11 de marzo celebramos nuestra asamblea autonómica en el Centro Social Rey Heredia de Córdoba y este mes de abril, nos traemos a toda la Sección Española a celebrar la Asamblea General Federal aquí al lado, en Málaga.

En todo caso, en cualquier rincón de nuestra comunidad no solo estamos los activistas de la entidad autonómica, Amnistía está en cada una de las casas o lugares de trabajo donde haya uno de nuestros socios. Y está también aquí, porque tú, que lees esto, eres también Amnistía Internacional. Tu atención es el fruto de nuestro trabajo y quizás el germen de una nueva lucha por los DDHH.

Nosotros sabemos que el mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo. Por eso, necesitamos a gente como tú que esté dispuesta a ayudarnos a desaparecer. Sí, a desaparecer, porque nosotros, en el fondo, tenemos un sueño que podríamos llamar suicida. Nosotros soñamos con que algún día llegará ese mundo que perseguimos en el que todas las personas, en todos los lugares, tendrán todos los derechos. Y si ese día llega, tendremos que disolvernos, porque ya no seremos necesarios.

Pero para eso, necesitamos a toda esa gente que, cuando paseamos por estas nuestras calles andaluzas, se cruzan en nuestro camino. ¿Te atreves a unirte a nosotros?. Te estamos esperando en activismo.andalucía@es.amnesty.org

Juan Francisco Villar Caño es coordinador del equipo de MMCC de AI Andalucía.