Almanaque.
Almanaque.

Curiosa palabra, casi que en desuso. Es sinónimo de calendario, sin embargo, siempre he entendido como tal aquel que se condensa en una tarjeta. El año pasado, en una caja de tejitas de almendra que acabó por mi casa venía de regalo un pequeño almanaque de 2020. Esta es su historia. Pocas veces se han dedicado tantas palabras a una nimiedad así.

Por primera vez en cinco años, tocado de muerte 2019, no pude hacerme con ningún calendario para 2020. Entonces fue cuando apareció aquel almanaque. Su estilo art déco lo hacía bonito, y como me hacía ilusión volver a los años 20 pensé que me apañaría con él. Suelo tachar los días con bolígrafo, pero como estaba plastificado me vi obligado a ir ensartando día a día. Utilicé cuchillos, pinzas… y finalmente un pin del partido con una rosa.

Resultaba un poco gravoso tener que ir ensartando día a día, así que pasé a hacerlo de semana en semana. Después de abril, con todo lo que pasó, empecé a tachar mes a mes. La verdad es que el formato no era muy útil. De no ser por un cuadrante mensual que teníamos en el máster con nuestro horario, hubiera perdido la noción del tiempo durante la cuarentena.

El odio al 2020 también le pasó factura al almanaque. Repudiado, agujereado… como si hubiese tenido culpa de los sucesos de este último año. Somos más supersticiosos de lo que queremos reconocer. En mi caso, este año por si acaso me he hecho con un calendario de verdad. A mi casa ha vuelto a llegar otra caja de tejitas de almendra. La empresa no querrá sentirse gafe, y este año no hay almanaque de regalo deseando un dulce 2021.

Quería que el calendario de este año tuviera un significado especial. Iba a comprárselo a una protectora australiana dedicada a los koalas. Pero, los gastos de envíos se iban de madre y tampoco es que el calendario en sí reportase muchos beneficios, por lo que me dijeron que si lo hacía por los koalas mejor que donase el dinero. Algo doné ya que me había visto en el compromiso, pero lo hice con gusto. Por suerte, otra protectora más vendía sus calendarios de koalas en formato PDF. Ahora solo es cuestión de ir a imprimir.

Este año me conviene no perder la noción del tiempo. Va a ser un año de grandes cambios, y quiero llevar bien la cuenta hasta el gran día. Quien quiera entenderlo, lo entenderá. Yo me siento optimista. Por último, sobre si el 2021 va a ser igual que el 2020, solo me gustaría pronunciarme sobre una cosa. Esta vez vamos sobre aviso.

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