Alcaldesas: Susana Hornillo

Es el momento por tanto de que los hombres nos echemos a un lado, y que sean las mujeres, las únicas que hoy pueden hacerlo, las que ocupen los espacios y puestos de responsabilidad

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Miembro de la Asociación de Hombres Igualitarios de Andalucía. (A Rocío siempre, antes, después y luego)

Susana Hornillo, en una imagen reciente con los 'barrios hartos' de Sevilla.
Susana Hornillo, en una imagen reciente con los 'barrios hartos' de Sevilla.

Que un hombre como yo hable o escriba, y en definitiva piense sin que el sesgo del machismo deforme su realidad es imposible, son muchos los años de colonización de nuestras mentes como para tener la ilusión de que eso no suceda. Vayan mis disculpas por adelantadas.

Hoy escribo de mujeres, de una mujer, de las próximas elecciones municipales, de la izquierda, y de la importancia que tiene votar candidatas a alcaldesas. Me centraré también en la ciudad donde vivo, Sevilla, y en la única mujer que concurre como cabeza de lista de entre los grandes partidos, Susana Hornillo.

Creo importante que el mundo comience a ser gobernado por mujeres, y que sea su visión no contaminada, la que gestione lo público desde lo global a lo  más próximo.

Los hombres llevamos tiempo ocupando todos los puestos de poder, y es el modo que tenemos de entender la vida el que se aplica a todos los ámbitos y facetas, y si miramos aquella, sus guerras, sus conflictos, desigualdades, y pobreza, la evaluación de nuestra gestión no es muy positiva.

Es el momento por tanto de que los hombres nos echemos a un lado, y que sean las mujeres, las únicas que hoy pueden hacerlo, las que ocupen los espacios y puestos de responsabilidad. Por ello la importancia de tener alcaldesas en nuestros ayuntamientos. 

Dicen quienes estudian y analizan los comportamientos electorales, que la mayoría de las personas, sobre todo las “no ideologizadas”, votan más con los sentimientos que con la racionalidad, y que son las emociones las que nos enganchan a un candidato o candidata, más allá de su programa o proyecto político. 

Susana Hornillo es una mujer joven que no viene de la política profesional, que se enamoró de la ilusión colectiva que nos supuso el 15M, y que por tanto no porta ninguna mochila que condicione su camino. Es una persona orgullosa que presume de sus orígenes, “efectivamente soy una orgullosa hija de electricista y ama de casa, que pude estudiar ingeniería y especializarme en ondas electromagnéticas. Todo ello gracias a becas y a la universidad pública”, decía en una reciente entrevista.

Apenas la conozco, ni he mantenido con ella más de un par de breves conversaciones, pero, y con independencia de mi lealtad al proyecto que lidera, en mi concurre eso que destacan los estudios, sentimientos y emociones. Porque Susana transmite algo poderoso, la ilusión y el convencimiento de que con ella la vida será mucho mejor. No tengo la menor de las dudas.

Susana no necesita para ser, de esta  vorágine que le complica la vida, con horas de dedicación, trabajo, reuniones, e incontables presencias, incluidos los insultos y descalificaciones. Ser candidata creo que lo único que le reporta es ese bienestar que se siente cuando te das cuenta de que estás en el lado correcto, y que tu compromiso contribuye a mejorar la vida de los demás. Y eso el capital y sus espurios intereses jamás lo podrán entender.

Susana Hornillo escucha, no asume protagonismos, ni quiere acaparar la atención. Ella no es una líder al uso. Susana lidera desde el poder de la sonrisa, y la inteligencia de la modestia, que sólo tienen quienes piensan que todo ser humano por humilde y desfavorecido que se encuentre, es alguien digno de todos los derechos, de quien se puede y debe aprender.

Susana Hornillo es una mujer limpia que “contamina” claridad y honradez. Uno de sus temas de campaña no puede ser más acertado y  hermoso, “quiero una ciudad feliz”, y todas sabemos que eso solo se consigue desde la empatía y el altruismo.

A todas las personas nos vinculan nuestros inmensos deseos de cambiar, pero cuando tenemos el cambio a nuestro alcance, sentimos temor y nos resistimos. No tengamos miedo en esta ocasión asumamos sin miedo el cambio y el compromiso.

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