Se le ha ido un poco la mano al Ayuntamiento de Jerez con la celebración del Día Mundial del Agua.
Se le ha ido un poco la mano al Ayuntamiento de Jerez con la celebración del Día Mundial del Agua. Está bien que se haya aprovechado la efeméride para presentar la renovada fuente de la plaza del Arenal, pero hombre, de ahí a movilizar casi mil escolares para respaldar el resultado de la inversión de 130.000 euros llevada a cabo por una empresa privada como Aqualia… pues no sé, parece excesivo. La jornada anterior, sin ir más lejos, se celebró el Día Mundial de la Poesía y no ha habido noticia de que cientos de escolares salieran de las aulas para proclamar su amor por la Generación del 27; tomar partido por Góngora o Quevedo (al modo de los inefables Madrid y Barcelona) o defender la actualidad revolucionaria de Mayakovski, por no hablar de los no menos inefables pregones de Semana Santa.
Es verdad que está bien fomentar entre los pequeños la concienciación de que el agua es un bien fundamental –que es exactamente lo que es- y que conozcan de primera mano su ciclo integral, pero también habría sido un buen momento para que los niños más mayores, apoyados por sus profesores, fueran introducidos en el debate sobre la titularidad del agua y comenzaran a formarse una idea, su propia idea, sobre este importante –y controvertido, por lo que respecta a Jerez- asunto.
Además hay que decir, como tema colateral, que el gobierno municipal contempla la fuente recién remozada como un nuevo atractivo para la propia plaza y la actividad comercial y turística del centro. Bien, otro debate está servido, ya que se obvia que la fuente arropa un conjunto escultórico de Mariano Benlliure (hasta ahí bien) a mayor gloria de Miguel Primo de Rivera y su campaña africana (empiezan los problemas). Desde luego es toda una declaración de intenciones del gobierno socialista teniendo en cuenta el debate abierto desde hace años para que la estatua del militar y dictador (1923-30) sea retirada del lugar de privilegio que ocupa en la ciudad y que seguro que vendrá pronto a avivarlo. Seguro.
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