Adviento: una mirada al pasado, y a lo que vendrá

Cada vez nos incitan más al consumismo, y esta es una fecha ideal para ello, se nos nubla la espiritualidad y la razón cuando no es ese el motivo ni la finalidad de la Navidad

09 de diciembre de 2025 a las 09:48h
Imagen de una corona de Adviento.
Imagen de una corona de Adviento.

No solo el mundo cristiano reconoce que nació Cristo, la historia nos lo confirma.

Todos sabemos que el 25 de diciembre se conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret, pero la verdad es que se desconoce concretamente la fecha exacta de este hecho histórico.

Documentos de aquella época, han permitido a los historiadores realizar diferentes hipótesis sobre la fecha del nacimiento de Jesús.

Si nos ceñimos a los Evangelios, lo podemos deducir de ciertos fragmentos de los textos analizados sobre el nacimiento de Jesús, y de la misma manera en otros documentos de la época.

Algunos historiadores indican como posibles fechas del nacimiento abril o mayo, mientras que otros concluyen que fue en septiembre u octubre.

Consultando la historia de la Iglesia Católica, más concretamente la historiografía papal, comprobamos que: la fecha de la Navidad la estableció en el siglo IV el papa Julio I, por motivos más prácticos que relacionados con la fe; hasta entonces se celebraba el 6 de enero, el día de la Epifanía; y de hecho, algunas iglesias siguen observando esa fecha original.

Ya hemos comenzado el Adviento, Adventus en latín, de donde proviene la palabra y que quiere decir venida o llegada, se inicia el primer domingo de los cuatro que preceden a la celebración del nacimiento de Jesús.

Se celebra entre los cristianos de diferentes ramas, como son el catolicismo romano, la Iglesia ortodoxa y el protestantismo; aunque se producen divisiones respecto a como realizar la celebración del Adviento.

El calendario de Adviento, según la tradición, se compone de cuatro velas. El primer domingo de Adviento, se enciende la primera vela y se vuelve a encender una cada domingo, durante los tres siguientes; las velas encendidas representan la luz que va anunciando la llegada de Cristo.

Se utilizan específicamente, según la tradición, tres velas de color malva que simbolizan penitencia, esperanza y oración y una de color rosa que simboliza gozo y alegría por el nacimiento de Jesús.

Se rodean las velas con una corona o círculo que representa la eternidad y el infinito amor de Dios, recordándonos así mismo, la corona de espinas de Jesús, e igualmente su venida y su Salvación.

Hay quien coloca alrededor también ramas de abeto o de pino que simbolizan la esperanza en la resurrección y la vida eterna.

Dentro del protestantismo, que surgió de la Reforma del siglo XVI, existen numerosas denominaciones con estructuras organizativas y doctrinas variadas, como luteranos, anglicanos, presbiterianos, metodistas, bautistas y pentecostales, cada una con orígenes, teologías y prácticas específicas; e igualmente difieren en la manera de realizar esta celebración.

Pero al respecto, como dice el Pastor de mi congregación:“Dios nos hizo libres para hacer todos los rituales de la Navidad, o para no hacer nada”. Lo verdaderamente importante, es celebrar en general la Navidad, no como rituales religiosos, sino con espiritualidad. Lo importante es gozarse de recordar y disfrutar la Venida de Jesús, que vino a morir en La Cruz para nuestra Salvación, recordando su Resurrección. Así mismo nos lo enfatiza John Piper, predicador y escritor estadounidense en su libro Buenas Nuevas de gran gozo.

La esencia de la celebración de la Navidad es la preparación en nuestro interior:

Navidad en el Corazón, sin olvidar la segunda venida de Cristo.

Porque, en general, sabemos ¿qué es lo que celebramos?

-Si realizáramos una encuesta, las respuestas aún distintas, tendrían un denominador común.

-Si preguntáramos que es lo que se celebra y de qué manera lo celebran, o que significa personalmente, variarían las respuestas bastante, pero seguirían teniendo un denominador común.

-En el caso de la primera pregunta, el denominador común, aunque fueran creyentes no practicantes o cristianos de diferentes denominaciones: “evangélicos, católicos y ortodoxos” responderían que celebran la conmemoración del nacimiento de Jesús de Nazaret, el Cristo Salvador.

-En respuesta a la segunda pregunta nos indicarían que lo celebran en familia, “solo con los bien avenidos”, con amigos, con regalos, con exceso de alimentos... para después recuperar la silueta, sin pensar en los que están solos, o enfermos, o en los que duermen en la calle.

Cada vez nos incitan más al consumismo, y esta es una fecha ideal para ello, se nos nubla la espiritualidad y la razón cuando no es ese el motivo ni la finalidad de la Navidad, y lo transmitimos a las siguientes generaciones.

Vivimos en una nube errónea.

Las zambombas típicas tradicionales de la ciudad, se han convertido en macrobotellones, y de consumo de alcohol excesivo en los bares también; a veces mezclando sustancias … que terminan generando peleas.

A las personas que tenemos más edad, nos impacta como la Navidad ha cambiado en su contexto y celebración. Antes era motivo de compartir con familiares y vecinos, no quedaba solo nadie del entorno esa noche ni en el pueblo ni en la ciudad.

Aprovechemos estos días para celebrar la buena noticia del evangelio, para compartirlo con los que aunque celebren y digan a todo el mundo Feliz Navidad, no se den cuenta de lo importante que fue esta Buena Nueva, el Nacimiento del Salvador.

Respetemos a otras culturas y creencias, que aunque conviven con nosotros

desconocen el verdadero motivo de esta fiesta y celebración, confusos de ver los excesos y la discordia en estos días.

Respetemos las diferentes nominaciones cristianas en la forma de celebración, más espiritual o más ritual externamente y haciendo reflexionar a los no creyentes o ateos que la costumbre de decirnos: Feliz Navidad, no tiene realmente ningún sentido si no tenemos Navidad en el corazón.

Los que creemos en que Cristo vino, esperemos con gozo y esperanza su segunda venida.

MARANATA: Cristo viene pronto. MATEO 24:30-31

ADVIENTO:Una mirada al pasado y a lo que vendrá. MATEO 1:21

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