Imaginen las calles engalanadas de guirnaldas, luces y carteles electorales. Los líderes de los partidos políticos disfrazados de Papá Noel, de pastorcitos… o de renos.
A vueltas con la formación del nuevo gobierno de la nación, me sorprende ahora ese “brote” de pieles finas y “cogidas con papel de fumar” que se está propagando por la clase política y la prensa generalista. Ahora se pone el grito en el cielo en la posibilidad (válgame el Cielo), de que en unas hipotéticas terceras elecciones, tuviésemos que votar el día de Navidad.
¡Lo que nos faltaba! ¡Ahora no nos van a dejar ni siquiera celebrar la Nochebuena como Dios y la curia vaticana mandan! Seamos sensatos… esto no se trata de “activar” o “desbloquear” como tanto se afana el señor Rivera en decir a los medios de comunicación. Esto se trata de gobernar. Si yo quito un atasco de una tubería, impulsándola tres metros más abajo… lo único que estoy consiguiendo en un bloqueo más adelante. No estoy solucionando ningún problema. Eso sí, para el postureo y la vanagloria personal, queda de puta madre…
Así nos encontramos al líder de Ciudadanos, erigiéndose en mesías salvador de la patria, porque el PP ha aceptado seis propuestas (¿sólo?) que la propia Cristina Cifuentes llevaba en el programa electoral del partido de la gaviota en las pasadas elecciones autonómicas para la Comunidad de Madrid. ¿Dónde está entonces esa pretendida exigencia? ¿Dónde ese apriete de tuercas que tanto vocea el señor Rivera?
Una cosa es pretender quedar bien ante la opinión pública, y otra muy diferente es conseguirlo. En ese sentido, el líder naranja vuelve a dar imagen de “convenido”, según sople el viento desde la izquierda o desde la derecha. Y en España algunos confunden el Centro político con la ambigüedad, o con un “depende de lo que me ofrezcas, seré de un lado o del otro”. Y eso, no gusta.
La gente de a pie prefiere una derecha rancia pero reconocible, que un centro reformista según qué cosas. A la vista está, y los resultados de las elecciones así lo evidencian. Dicho esto, no pongan el grito en el cielo por unas elecciones navideñas. Imaginen las calles engalanadas de guirnaldas, luces y carteles electorales. Los líderes de los partidos políticos disfrazados de Papá Noel, de pastorcitos… o de renos. O el himno del PP, en vez de en música salsa, a golpe de pandereta y zambomba.
Por favor… ¿dónde tengo que firmar para ser testigo de semejante esperpento?
Comentarios