4 libros y una revista, recomendaciones para la recta final de Semana Santa.
Vivimos en sociedades que adoran lo nuevo. La obsesión por la originalidad nos lleva a ser imprudentes, superficiales y egocéntricos. Tanto si creamos como si consumimos, lo nuevo se ha convertido en la razón de nuestra existencia. Pero no hay que confundir lo original con lo distinto, lo llamativo o lo efímero y vacío. Nos preguntamos entonces por la relación entre la tradición y la vanguardia, entre la repetición y la originalidad. La revista La Maleta de Portbou dedica varios artículos del número de marzo-abril a este tema. Se aborda el concepto de lo nuevo desde la biología, la filosofía, la ética, la crítica literaria y a través del análisis de los diferentes soportes. Se analiza el mundo digital, como era de esperar, pero también el cine y la televisión. Escriben Santiago Zabala, Tomàs Marquès, Antonio Monegal, Sonia Arribas, Jordi Balló, Santiago Alba Rico, Paul B. Preciado, Fernando Vilariño y Begoña Román. También se habla en este número de novelas que se atrevieron a anticipar el futuro, del cine en un mundo escéptico, del futuro de Europa… Y en la sección dedicada a la fotografía, las imágenes que, a veces, nos hacen libres, de Cristina de Middel.
En el monográfico de La Maleta de Portbou se reflexiona sobre qué es lo nuevo y lo viejo. La repetición es necesaria para que surja la creación artística. Partir de cero implica no partir, quedarse quieto, al menos en el ámbito de las humanidades. Reescribimos las viejas historias para entender nuestro tiempo. Nos gusta que nos cuenten una y otra vez los relatos de siempre, aunque conozcamos el final. Gustavo Martín Garzo nos narra en La ofrenda (Galaxia Gutenberg, 2018) el cuento de la bella y la bestia. Son historias que hablan de lo más profundo de la condición humana. La lectura de esos relatos no nos atrapa, sino que nos acoge, nos protege, como cuando éramos niños.
Decía Italo Calvino que un clásico es aquel libro que nunca termina de decir lo que nos tiene que decir. Los necesitamos para crear nuevas historias y para pensar las circunstancias en las que vivimos. Recomiendo la lectura de Una habitación propia, de Virginia Woolf. Es un ensayo basado en una serie de conferencias impartidas en 1928. Le solicitaron a la autora que hablase de la mujer y la novela. En el libro nos explica el resultado de sus reflexiones sobre ese asunto. En lugar de quedarse en la superficie, en lo meramente estilístico o literario, Virginia Woolf se sumerge en las condiciones materiales que han marcado la actividad literaria de las mujeres. Cabe decir que ahí están las raíces de todos los estudios de género llevados a cabo en las últimas décadas: “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas”. Las actividades del mes dedicado a la igualdad, organizadas por el Ayuntamiento, continúan en abril. El libro puede ser de mucha ayuda a la hora de saber qué nos queda por hacer. Necesitamos ideas nuevas para un problema que es demasiado viejo ya.