ENTREVISTA. Cuando la salmantina, Rosalía González, llegó al Museo Arqueológico de Jerez en 1982 se encontró con varias cajas llenas de polvo en una habitación del Cabildo Viejo. 

Cuando la salmantina Rosalía González llegó al Museo Arqueológico de Jerez en 1982 se encontró con varias cajas llenas de polvo en una habitación del Cabildo Viejo. Hoy la directora de esta institución puede presumir de dirigir un edificio de más de 3.500 metros cuadrados que recibe cada año casi 18.000 visitantes.

Ha dedicado toda su trayectoria profesional a pelear por convertir el museo en la mejor carta de presentación de la ciudad y potenciar su legado; está satisfecha con los frutos obtenidos y no tiene complejos con respecto a otros museos. Cree que la ciudad ha perdido varias oportunidades de revitalizar intramuros. 

Es el Museo Arqueológico Municipal de Jerez, ¿pero no cree que tiene repercusión más allá de la ciudad?

Evidentemente dentro de los museos nacionales y siendo un museo municipal tenemos un puesto importante desde el punto de vista de la investigación, de la exposición y de actividades. Pero nuestro objetivo siempre fueron los jerezanos porque entendíamos que son los primeros que tienen que conocer su patrimonio, valorarlo y sentirse identificados, quienes mejor van a venderlo. Nuestro objetivo siempre estuvo aquí y sigue estando aquí. Trabajamos para que Jerez asuma que tiene un importante patrimonio y se reconozca en él, lo descubra y lo valore. Lo mejor es que el público nos responda, que lo hagan los medios es algo añadido.

Usted trabaja por y para esta institución desde 1982. ¿Extraña el trabajo en las excavaciones, fuera de los muros del Arqueológico?

Sí, sí. El trabajo de campo es muy enriquecedor, pero también es un trabajo muy absorbente. No se puede llevar un edificio de 3.500 metros cuadrados donde tienes que estar continuamente generando actividades y atrayendo al público, junto con el trabajo de campo. En las excavaciones tienes que estar al pie de las mismas porque estás leyendo libros en el campo, lo que te dice la tierra, y son páginas de nuestra historia. Entonces no se puede llevar las dos cosas al mismo tiempo. Hubo un momento determinado que dijimos “esto no se puede hacer” y nos dedicamos al museo que también es tremendamente enriquecedor. 

¿Qué le ha aportado a la institución? ¿Tiene su impronta?

Uf... eso no soy yo quien tiene que decirlo (risas). No he intentado que llevara mi impronta. He intentado que funcionara como considero que debe llevarse un museo del siglo XXI dentro de sus posibilidades. En algunos momentos, evidentemente, no lo habré conseguido, pero no era mi intención el que quedara mi impronta, entre otras cosas porque si este museo ha salido adelante no ha sido por mí, sino por un equipo que tengo detrás, que llevamos mucho tiempo trabajando juntos.

¿Está infravalorado el museo como foco turístico clave para Jerez y la provincia?
El turismo es una de las deficiencias que tenemos. El turismo y el visitante que llega, sobre todo por turismo cultural, agradece muchísimo el museo, deja comentarios en las hojas de sugerencias, en TripAdvisor, envía correos expresando la sorpresa que se ha encontrado cuando ha llegado aquí. Problema: para llegar aquí hay que querer llegar, no estamos de paso a ningún sitio, tienes que venir aquí específicamente. Tenemos muy mala señalización y, por desgracia, tenemos un casco histórico absolutamente maravilloso pero muy deteriorado. Llega un momento en el que quien no conoce Jerez no sabe si se ha perdido, se empieza a encontrar incómodo porque no sabe si va a tener algún problema, cuando no es un barrio problemático, ni de noche ni de día, pero es muy solitario. El turista es miedoso en ese sentido y yo lo entiendo perfectamente. Creo que perdemos una parte elevada de ese grupo de visitantes de fuera que viene a hacer turismo cultural. 

“En las excavaciones tienes que estar al pie de las mismas porque estás leyendo libros en el campo, lo que te dice la tierra, y son páginas de nuestra historia”

¿Qué es imprescindible que deba saber la sociedad actual sobre el pasado para entender mejor el presente, el hoy de la ciudad y su entorno?

No hay una cosa imprescindible. Somos lo que somos por lo que hemos sido, no venimos de la nada. Estamos aquí después de un largo recorrido de generaciones anteriores que nos han dejado un poso. Es necesario tener en cuenta ese recorrido. No sé exactamente quién lo dijo, pero es una idea muy interesante: “Esto es como un coche donde los espejos retrovisores siempre deben permitirnos ver lo que hay detrás”. Nosotros caminamos hacia adelante y a través de esos espejos retrovisores tenemos que conocer la historia, tenemos que evolucionar. No es una idea, una cosa... es nuestra historia porque vamos a entender nuestro entorno, nuestras características, nuestras estas, nuestra cultura... todo. Recientemente hemos metido como pieza del mes la fuente de la plaza del Mercado. No es una pieza del museo, pero me parece importante llamar la atención porque tenemos allí una fuente del siglo XVI, que es la fuente más antigua, está en una zona pública de la ciudad y no la sabemos apreciar. Veo a los extranjeros llegar y hacer miles de fotos de la fuente y resulta que nosotros no la sabemos apreciar y solo es víctima del vandalismo. Me gustaría que los museos arqueológicos no existieran y todas las piezas estuvieran en su sitio y que las valoráramos en su sitio. El patio de una gran casa era su lugar original, pero ahora la tenemos ahí.

¿No cuidamos aquí nuestro patrimonio?

Porque no lo conocemos. Jerez en general tiene bastante desprecio hacia su historia por falta de conocimiento. 

¿Los jerezanos no son turistas de su tierra? ¿La aprecian más los foráneos?

Sí. Los de fuera te dicen que vaya barrio histórico que tenemos, que vaya lástima cómo está. La mayoría de los de dentro vienen en Semana Santa con las procesiones y poco más, en su mayoría. Siempre hay grupos y personas que evidentemente, la conocen, la valoran y están peleando por ella. Te hablo de porcentajes amplios.

Hoy tenemos internet. En términos de viralidad ¿qué medio o métodos han tenido esa capacidad más afilada a lo largo de la historia?

La imprenta. Punto. Ahora mismo estamos asistiendo con internet a lo que sucedió con la imprenta en su momento. La imprenta supuso que empezaran a publicarse libros que podían llegar a muchos sitios y ahora mismo hemos dado el vuelco. Nos encontramos en el mismo momento, a finales del siglo XX y principios del XXI de lo que fue la imprenta en su momento.

¿Cree que internet acarrea más efectos positivos o negativos?

Creo que todos los avances tienen efectos positivos, todos. El tema está en su utilización y en el caso de internet es tremendamente positivo. En la época en la que no había internet, tenías que tener un montón de fotocopias, anotaciones... Ahora consulto directamente desde el ordenador cantidad de artículos de universidades y centros de investigación y facilita muchísimo las cosas. Como todo, si su utilización no es buena y se usa para otros fines pues tiene efectos negativos.

¿Qué periodo de la historia le fascina?

No tengo ninguno específio. Cuando empecé en esta movida comencé en Andalucía con excavaciones arqueológicas de época tartésica. Para mí es fundamental que mi mente esté en funcionamiento aprendiendo cosas nuevas, concretamente de la historia y en mi trabajo aprendo todos los días. Puedes disfrutar paseando por una calle y sabiendo que esa casa es del siglo XVIII, que responde a unas características y a una tipología correspondientes a esa etapa por una economía, por una forma de vida... no solamente viendo la parte artística, que es la más llamativa, que son los BIC (Bien de Interés Cultural) y los sitios protegidos, es que esas calles y esas casas están respondiendo a toda esa historia; estás paseando por un libro.

Google ha incluido parte de su valioso catálogo en el ambicioso Project Art. Este museo es una de las 45 instituciones españolas que incluye parte de su legado. ¿Puede tener algún complejo el Arqueológico de Jerez con respecto a otros?

No, no. Yo no tengo que estar mirando lo que hace el vecino de enfrente, ni en mi vida, ni en mi persona, ni en mi trabajo. Nunca hemos funcionado comparándonos con un museo u otro. Google se puso en contacto con nosotros, consideró que era importante porque había visitado nuestra página web y que teníamos unos fondos que eran interesantes, estuvimos con ellos haciendo la relación, se firmó un contrato... En fin, toda una serie de procesos legales. Nos pareció interesante que nuestros fondos estuvieran ahí incluidos porque nos estamos dando a conocer a nivel mundial a través de ellos. Complejos, ninguno. Superioridad, tampoco. Cada uno tiene lo que tiene y debe funcionar con lo que tiene, saber cuál es su objetivo. Nosotros tenemos claro cuál es el nuestro. Hasta donde llegue, llegué. Ya en el puesto en el que me pongan, me pondrán otros.

¿Qué institución o museo le sirve como modelo o aspira a parecerse?

Todos los museos tienen algo que nos puede interesar y que nosotros podemos adaptar. Todos. Si yo te digo que admiro por ejemplo el British o que admiro el Louvre, son museos que tienen una historia, unos fondos... No los puedo comparar. Si me voy a museos nacionales, tengo muchísima relación con el Museo Arqueológico Nacional, entre otras cosas porque me formé allí y prácticamente la totalidad de sus conservadores son compañeros y amigos. 

¿Y a cuál de esos museos admira?

A mí el que me gusta es este. En museos de una u otra forma está todo inventado, como en otras muchas cosas. Lo que tienes que hacer es adaptar lo que está inventado a tus necesidades. Se pueden aplicar muchísimo las nuevas tecnologías a los museos. Pero hay una segunda parte: cuando se estropean hay que ponerlas al día y lo peor que hay es entrar en una sala que tiene una aplicación informática y que no esté funcionando. Yo tengo que ver cuál es mi presupuesto y cuáles son mis posibilidades. Tenemos unos fondos muy notables y creo que es lo que nosotros debemos hacer sobresalir. Ahora dicen “poner en valor”, no, valorar nuestros fondos que son muy notables, de una ciudad que es la quinta ciudad de Andalucía y que pueden equipararse en fondos a muchos museos provinciales. Y si no puedo aplicar mucha nueva tecnología porque no tengo capacidad para poderla mantener luego, prefiero invertir en el contenido y no en el continente.

Ahora tenemos lo mejor o parte de lo que se encuentra aquí en ‘San Google’, ¿cree que ese hecho puede mermar la a uencia de público a los museos? ¿O por el contrario lo hace más viral, atrae a más personas?

Creo que puede atraer, creo que la contemplación de la obra original no se puede cambiar por mucha calidad que tengamos por una fotografía o un vídeo por una obra original, lo que esta te da... hay algo ahí, aunque hay líneas de pensamiento que no lo consideran así. Tú puedes estar viendo el casco griego mil veces en fotos pero llegas y lo ves y hay algo, es nuestro pasado, son nuestros genes, estamos ahí.

¿Ha notado ya ese efecto de atracción de público?

Bueno, lleva relativamente poco. Y además hay una cosa que tenemos que añadir a nuestra hoja de visitantes que no tenemos: "¿Cómo ha conocido el museo?" No sabemos ahora mismo cómo llegan.

“Me gustaría que los museos arqueológicos no existieran y todas las piezas estuvieran en su sitio”

Más allá de conocer y descubrir en sus instalaciones la historia, el desarrollo y comprender mejor a la ciudad actual, ¿por qué alguien de fuera debe visitar el museo?

Es la mejor tarjeta de visita que se puede encontrar el visitante de fuera para poder entender luego la ciudad. Esta es una ciudad en la que se pierde todo el mundo. Es una ciudad muy complicada por su propia historia. Habitualmente las ciudades han tenido el mismo núcleo central y lo han mantenido, todo ha salido de ahí de forma radial, más o menos. Y nosotros hemos cambiado el núcleo. Tenemos la ciudad amurallada, la islámica, que tenía su centro en el interior de esa ciudad amurallada y que cuando comienza el crecimiento después de la batalla del Salado, cuando empieza a expandirse fuera, crece con el barrio de San Miguel por un lado, y por otro con el de Santiago que son enormes. Y cambia el núcleo, lo traslada a la plaza del Arenal. Ahora nuestro núcleo está en una de las puertas de salida de la ciudad y en una de las calles que hay alrededor de la muralla, y lo que es la ciudad antigua ha quedado a un lado. Si tú eso no lo entiendes, te pierdes. En el momento en que lo entiendas dejas de perderte y aquí (en el museo) lo vas a entender.

En el caso del Arqueológico, los últimos gobiernos locales —independientemente de su color— lo han impulsado de una u otra forma. Aún así, ¿echa de menos más implicación o se pueden sentir privilegiados con respecto a otros?

(Silencio). Hay que pelear mucho el día a día. No se trata de implicación mayor o menor de los políticos, se trata de estar peleando. Si tú te peleas consigues, si tú no te peleas, no lo consigues. Hay que estar batallando de manera continua para seguir adelante. Si tú no llamas, no pides, no insistes... La dinámica de los políticos, de la delegación, lleva a otro sitio, entonces no es ni mayor ni menor implicación, es pelea de los que estamos dentro y punto. 

¿Qué hacemos con Mesas de Asta?

Por Mesas de Asta yo he peleado mucho tiempo y no he conseguido sacar adelante el proyecto porque requiere un proyecto en el que todas las administraciones estén de acuerdo en tirar hacia adelante, que los vaivenes políticos no in uyan en que ahora me quito, ahora subo, ahora bajo; requiere un plan director a largo plazo; y requiere una seguridad de presupuesto anual. Esto no quiere decir que tenga que haber mucho dinero de golpe, no. El que haya que sea seguro; saber que todos los años va a haber ‘x’ dinero porque es un yacimiento muy interesante, que puede solventar mu chísimas dudas de las que tenemos respecto a nuestra historia. No nos pensemos que es un yacimiento que va a dar grandes estructuras visitables porque muchos de los datos que va a dar son de fondo de cabaña, de enterramiento y de estructuras que una vez que se excavan no son visitables pero sí que están. Requiere un equipo permanente trabajando sobre él y preparando cada vez que abras. Yo ahora tengo dinero, lo abro y mañana no sé cómo voy a mantener eso. Un yacimiento abierto es un yacimiento que se destroza, con lo cual hay que ir manteniéndolo, hay que restaurarlo y hay que prepararlo para las visitas. Sin esos requisitos yo no meto mano a Mesas de Asta, lo dejo para generaciones futuras.

¿En cierto modo debería ser prioritario “meterle mano” a Mesas de Asta?

Si estos requisitos se dan, sí. Pero igual que Mesas de Asta está Gibalbín. Tenemos unos grandes yacimientos en la zona. Si no se hace queda para generaciones futuras. Arqueólogos y proyectos va a haber muchos. Hubo unos años que peleamos mucho por Mesas de Asta pero tuvimos que dar un poco la vuelta a la idea porque se nos estaba perdiendo Jerez, hablábamos mucho de Mesas y no hablábamos nada de Jerez. Este Jerez islámico que hemos sacado fuera, que ha empezado a salir, que de ser una ciudad almohade ha pasado desde una época anterior desde nales del siglo IX hasta nales del siglo X con estas cerámicas califales tan fantásticas que tenemos, esta ciudad ha salido porque apostamos por Jerez. Jerez se nos estaba yendo. En la ciudad se estaban haciendo obras una detrás de otra y no se estaba interviniendo y se nos estaban yendo los datos de la ciudad. Era más importante y corría más peligro Jerez que Mesas de Asta, seamos realistas. Lo cual no implica que no se trabaje. Yo soy la primera que hubiera querido meterle mano a Mesas de Asta cuando apareció la necrópolis. Pedimos permiso de investigación a la Junta y no nos lo concedió. Teníamos tumbas que nos tuvimos que aguantar para no meterle mano, pero es que el arqueólogo tiene que saber que hay que hacerlo como Dios manda. Había cosas que estaban a flor de piel y tienes que aguantarlo. Si tienes que dejarlo para generaciones futuras pues se deja para generaciones futuras, pero que se haga bien. Lo que no puede ser es que tenga que hacer lo mismo que Estévez: coger y tapar.

La burbuja inmobiliaria en cierto modo ha contribuido a descubrir parte del patrimonio de Jerez. ¿Cree que ha sido positivo?

Ha sido positivo en el momento en el que pudimos ordenarlo. Cuando llegué a Jerez, los primeros años íbamos a las obras como los bomberos porque parábamos las obras, con lo cual había enfrentamientos, amenazas, de todo. Decidimos que había que hacer un documento: La Carta Arqueológica que publicó la Junta en el 2004 o 2005, un documento en el que se analiza toda la ciudad entera y todas las parcelas tienen su correspondiente cautela. Es decir, si usted va a intervenir en esta casa y va a hacer tal cosa tiene que hacer esta otra cosa desde un punto de vista arqueológico. Una vez que ese documento está y es aprobado por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), automáticamente la arqueología deja de ser un problema y se convierte en una ventaja porque el arquitecto entra en un edificio, va con el arqueólogo y éste dice pues aquí había un patio o una columna. Entonces lo integro y resulta que es una casa contemporánea, actual en la que integras los restos históricos. Pasamos de ir como bomberos y pelearnos a convertirnos en un elemento añadido a ese proyecto. Cuando se hizo este documento ya comenzaron las intervenciones una detrás de otra, a salir patrimonio, a conocerse nuevos datos. No trabajamos en el archivo con papel, sino que trabajamos en la tierra.

¿Qué opina sobre la Ley de Memoria Histórica? ¿Cree que debe desempolvarse? ¿Tiene cabida en el Arqueológico de Jerez?

En el Arqueológico de Jerez ahora no tiene cabida porque se consideran piezas arqueológicas a partir de cien años, por eso todavía no estamos en ello. Yo no te puedo decir al respecto. No tengo clara mi opinión.

Es historia.

Ya lo sé, pero no tengo clara mi opinión, hay muchas cosas de la Historia que no las tengo claras.

De acuerdo. Dejemos a un lado su opinión sobre esta ley. ¿Cree que debe desempolvarse la memoria histórica?

Sé que es historia, pero todavía hoy está demasiada mediatizada políticamente. La historia es historia, obviamente, pero el historiador no es objetivo porque es una persona y tiene sus ideas y su ideología. Pero cuando tú te enfrentas a un documento o a una pieza o a algo, tú como historiador, sin estar mediatizado y sin estar liado políticamente puedes analizarlo y tú con tu nombre, tus apellidos y tu ideología estás analizando. Cuando ese elemento está tan utilizado, tan mediatizado y todavía tan vivo, el historiador —yo por lo menos— no tengo capacidad de análisis. No me atrevo.

¿Conoce el contenido de la Ley de Memoria Histórica?

Sí, sí. 

¿Cree que se puede mejorar?

Tendría que mirarla con más calma. No es un tema que me apasione, ni muchísimo menos. Es un tema que veo todavía tan vivo, tan en la carne de las personas, tan utilizado por un lado y por otro políticamente que no te puedo dar una opinión sobre eso. Leo, observo. Creo que tiene que pasar más tiempo para que el historiador pueda acoger la memoria histórica con, entre comillas, una cierta objetividad.

Precisamente muchos historiadores impulsan las excavaciones de fosas y la aplicación de esta ley.

No es cuestión de mojarme o no mojarme. Yo no soy capaz ahora mismo de tener un análisis objetivo debido a todo el entramado que tiene alrededor.

Entonces, ¿considera que deberían cesar las excavaciones hasta que pase un tiempo prudencial? ¿Deben excavarse las fosas?

No, no. El historiador, el arqueólogo no es inocente; es una persona y hay muchas líneas de trabajo y muchos pensamientos. Hay líneas que consideran que eso debe ir fuera, que eso debe hacerse. Yo, hoy por hoy las respeto totalmente. Pero me pides mi opinión y no soy capaz de tener una opinión ni en positivo, ni en negativo al respecto. No creo que sea problemático si hay una demanda de los familiares, pero a demanda de las familias, no de la utilización política. Es un tema que no me atrae. Hay mucho ruido alrededor de la memoria histórica, me siento incapaz de analizarlo objetivamente.

“Lo mejor es que el público nos responda, que lo hagan los medios es algo añadido”

¿Qué propone para regenerar intramuros?

Tenemos un casco histórico muy grande. Intramuros son 50 hectáreas. Tenemos tres kilómetros de muralla. Más que ideas, habría que ir dando pequeños pasos. Hemos dejado durante mucho tiempo nuestro casco histórico abandonado. En un determinado momento la ciudad empezó a crecer hacia extramuros, la gente necesitaba vivir en casas mejores que las que había en el interior del casco antiguo, en lugar de rehabilitar casas e intentar atraer a la población. Ahí perdimos un carro, cuando había dinero no lo utilizamos en nuestro casco histórico. Para mí el segundo carro que perdimos fue la universidad. Si en lugar de hacerse un campus universitario en La Asunción se hubiera venido al casco histórico y hubieran empezado a utilizar palacios y bodegas como otros campus universitarios... Ahora estamos en una posición económicamente chunga, muy problemática, entonces creo que hay que ir dando pasos pequeñitos.

¿Cree que se están dando?

Ofú... No te puedo decir... Yo sí veo ahora un interés, ahora... ¿realización? Mmm... puede llegar.

¿Es optimista en ese sentido?

Yo siempre soy optimista. Siempre tengo que ver el vaso medio lleno, medio vacío no puedo sino ya habría tirado la toalla hace tiempo.

¿Qué proyecto le gustaría poner en marcha?

Yo tengo que funcionar al año. Sí tenemos proyectos para este año. Problema: presupuesto. Si nos lo aprueba sale, si no nos lo aprueba no sale. Voy con pasos pequeños, digamos que cada paso es un escaloncito. Por ejemplo, este año en el ciclo La pieza del mes se incorporan artistas. La pieza del mes va acompañada de otra cosa que se llama La pieza del mes, la mirada del artista hoy. Los miembros del grupo Arroyo se han ido distribuyendo todas las piezas del mes. Va a haber dos cuadros de artistas contemporáneos inspirados en la pieza del mes y luego se hará una exposición con todos. Une el arte contemporáneo con la historia, con la arqueología. Este es un proyecto que va a salir adelante y hay más de los que no te puedo hablar.

Objetivos, marcas, metas concretas.

Que el museo se señalice en la calle. Evidentemente también queremos incrementar el número de visitantes, pero siempre con calidad. A los museos les interesa la calidad, que el visitante entre, disfrute, aprenda y salga, aunque estemos acostumbrados a los números y a las estadísticas. No le interesa el número de los que entran, pasean, se hacen un selfie. Bueno, eso es economía. Hay que intentar combinar ambas cosas. 

¿Cómo piensa lograrlo?

No lo sé: exposiciones, nuevos proyectos vinculados con el teatro, con la literatura. Estamos trabajando temas con piezas invitadas de otros museos porque nosotros salimos porque nos invitan, pero no tenemos capacidad económica para invitar.

¿Aspira a ello?

Claro. A nosotros nos invitan. El que pide paga seguro, traslado, transporte, correo. Pero nosotros no tenemos capacidad económica para hacerlo a la inversa, no porque no tengamos capacidad científica ni técnica.

Entonces el Museo Arqueológico sería lo más.

Claro, sería completo porque nos permitiría ir jugando con piezas de otros sitios. Por ejemplo, una de las piezas que yo algún día quiero traer es el jarrón de La Cartuja que está en el Museo Arqueológico Nacional, una pieza fabulosa, de loza dorada, es una pieza que Jerez perdió en su momento por no tener un museo en condiciones y es como nuestra Dama de Elche. E insisto, no es un problema de medios técnicos ni medios físicos, es un problema de medios económicos.

¿Cree que hay relevo, se está inculcando a los jóvenes y pequeños la gran importancia del conocimiento de su historia?

Fundamentalmente, sí. Tenemos muchísimos alumnos de prácticas de la Universidad de Granada, de Córdoba, de Cádiz, de Alcalá. Mucha gente es de Jerez, pero estudia fuera.

Un adjetivo que defina al Arqueológico de Jerez.

No recuerdo la palabra que nos dejó un visitante... la edad. Es como cuando tú llegas a un sitio y te apetece sentarte plácidamente, relajarte. Quería decir que aprendes pero, relajado, mientras paseas y disfrutas.

Ha consagrado gran parte de su vida a servir el pasado en bandeja, con el polvo quitado. ¿Está recogiendo los frutos que esperaba?

Sí. Cuando yo llegué aquí el museo no existía se había desmontado y había una habitación con cajas y llena de polvo en el año 82. Entonces estaba en el Cabildo Viejo, iban a acometer la obra del nuevo Ayuntamiento, me encontré con cajas medio abiertas. Hoy por hoy tenemos un museo con 3.500 metros cuadrados funcionando con un motor a toda velocidad. Qué mejor resultado, qué mejor experiencia que esa. 

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María Luisa Parra

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