Una familia ligada a la música
Jorge Guillén (Madrid, 1990) perpetúa la tradición musical de su familia, originaria del municipio sevillano de Carmona. Su padre, sus tíos y su abuelo se dedicaron a tocar y le inculcaron unos valores que ha atesorado, pero a los que ha dado su toque personal. Precisamente, su abuelo fue quien más le impulsó en todo este trayecto, enseñándole la disciplina necesaria para vivir de la música clásica. Su fallecimiento al inicio de la pandemia le motivó a crear 'Mundos Opuestos', un espectáculo alegre y festivo que interpretará este martes en Cádiz, una plaza donde anhelaba tocar y en la que desea ofrecer un espectáculo digno de recordar.
¿Cómo empezó en el mundo de la música?
Por tradición familiar. Mi abuelo fue mi gran maestro, quien me enseñó lo que era todo esto. Empecé muy pronto en el conservatorio estudiando formación clásica y también me gradué muy temprano.
¿Adónde le han llevado sus estudios?
Pues con tan solo once años empecé con profesor en Limmerick, en Irlanda. Al final dedicarte a la música es algo muy frenético y te lleva a dar vueltas por todo el mundo. Hoy en día sigo yendo de aquí para allá sin parar.
¿Cuándo dio su primer concierto?
El primero grande de verdad lo di con nueve años en el Teatro Monumental de Madrid. Lo recuerdo con mucho cariño porque me regalaron un montón de juguetes y yo decía "quiero tocar más".
Pero luego no le hicieron tantos regalos...
En los siguientes conciertos no hubo regalos, qué le íbamos a hacer (risas). Entendí que sería solo de vez en cuando y ya está, no hubo mayores problemas.
¿Trastocó su carrera musical su infancia?
Yo nunca me he sentido obligado a tocar. Al venir de una familia de músicos no había vacaciones para el estudio. Daba igual que fuera verano, Nochevieja o mi cumpleaños, se practicaba todos los días. Me acostumbré a esa disciplina de practicar antes y después de ir al parque a jugar. Desde dentro no lo notas, pero ahora que acabo de ser padre, si me preguntas si querría la misma vida para mi hijo probablemente te diría que no.
¿Es una vida complicada para un niño?
Según se mire. Si la vives como la viví yo, sin darte mucha cuenta y viajando desde muy pequeño es maravillosa, pero es cierto que también es muy entregada.
¿De dónde viene el apodo de violinista rebelde?
De mi madre, que decía que le había dado una infancia horrorosa porque no paraba quieto.
¿Se considera una persona nerviosa?
De pequeño sí, pero ahora estoy más calmado. Eso sí, cuando estoy encima de un escenario me revoluciono. Si tengo que correr, corro, si tengo que saltar, salto… es lo que me pide el cuerpo. Actuar delante de tanta gente te vuelve loco.
Por eso su estilo como violinista es único.
Yo oposité y estuve trabajando mucho tiempo en el Teatro Real de Madrid, pero un día se empezaron a cruzar en mi camino artistas como Extremoduro o Ara Malikian, que me demostraron que existía otro tipo de música diferente a la clásica. Me encantó y traté de seguir sus pasos. Creo que lo he conseguido y hoy en día sigo siendo un enamorado de la música clásica, pero intento hacer todo aquello que no me permitían dentro de ese estilo.
Este martes actúa en el Baluarte de la Candelaria, ¿qué espera de este concierto?
Lo estoy deseando. Es la primera vez que voy a Cádiz con mi propio proyecto y estoy muy ilusionado porque mi abuelo me decía que la técnica se aprendía en el conservatorio, pero la música se aprendía escuchando los carnavales de Cádiz. Para mí es una presión gigantesca tocar aquí pero a la vez es muy especial.
¿Habrá algún guiño a los carnavales durante su actuación?
Con algo me atreveré. No puedo irme de allí sin homenajearlos de alguna forma.
Hábleme sobre 'Mundos opuestos'.
Es un espectáculo que creamos en 2020, durante la pandemia. A raíz de esta experiencia decidimos producirlo. Yo tuve la mala suerte de perder a mi abuelo en la primera semana y quise hacer una dedicatoria a todos los abuelos pero sin caer en la tristeza, porque mi abuelo, como buen sevillano, no la entendía. Él lo vería como una forma de juntarnos, de que un montón de personas que ni se conocen puedan reunirse y pasar un buen rato con buena música. Es un espectáculo que realiza un homenaje pero es para reírse, para cantar y para bailar. El objetivo es ofrecer alegría y mucha energía, que después de lo que hemos pasado todos lo necesitamos.
¿Es de playa o de montaña?
En verano trato de irme al campo o a la montaña. Me encanta ese entorno natural, me ayuda a huir del calor y además allí no molesto a los vecinos con el violín.
¿Dónde iría a hacer turismo?
A cualquier sitio con buena comida. Soy fan incondicional del turismo gastronómico, así que en cualquier lugar de España voy a estar encantado.
¿Qué plato no puede faltar en su mesa en verano?
Una buena tortilla de patatas.
¿Con qué bebida la acompañaría?
Sin duda con un vino blanco. Para desayunar, merendar y cenar es el plan perfecto.
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