Ángel Hortas, organista de la Catedral de Jerez: "Oír, oír y oír es la clave para aprender música clásica"

El profesor y organista de la Catedral entiende la música como una pasión y una vocación aunque se dedique profesionalmente a ella

Ángel Hortas, profesor y organista de la Catedral de Jerez.
Ángel Hortas, profesor y organista de la Catedral de Jerez. MANU GARCÍA

Siempre con la música a todas partes 

Ángel Hortas Rodríguez-Pascual, profesor de música del Conservatorio Joaquín Villatoro y organista de la Catedral de Jerez, acaba de regresar de Italia donde ha ofrecido una serie de cinco conciertos de órgano en diferentes ciudades de aquel país. Esa faceta de concertista le ha llevado al extranjero y a diferentes ciudades españolas; también es un habitual en bodas y eventos religiosos donde su concurso es muy demandado. Con cinco años inició sus primeros estudios de música; a los doce años empezó a dedicarse profesionalmente, “porque tenía una especial sensibilidad por la música”. A sus 54 años de edad, está casado y con tres hijos —el mayor es profesor de piano—, siempre va con la música todas partes ya sea ejerciendo su profesión o en sus momentos de ocio; la música es una vocación para él y su gran pasión.

¿Se puede vivir bien de la música?

Perfectamente. Hoy en día el camino más seguro es la enseñanza, ya sea como funcionario o de forma privada, además te permite dar conciertos. Algunos, los menos, logran entrar en una orquesta pero es sumamente difícil dado que la oferta orquestal en España es realmente pobre, no es como en otros países; en orquestas como la de Sevilla hay que entrar por oposición y las plazas son limitadísimas. También se puede vivir de las bandas en los casos en los que los ayuntamientos ofertan plazas de funcionarios para los músicos.

Las manos del músico sobre los teclados del órgano catedralicio.   MANU GARCÍA
Las manos del músico sobre los teclados del órgano catedralicio.   MANU GARCÍA

También entran en esas opciones las bodas y eventos diversos.

Efectivamente, pero es algo que no es fijo. Hay muchos grupos que se especializan en este terreno. También hay que mencionar los que se dedican a la música pop o ligera, que pese a tener una gran demanda, no es fácil llegar a vivir de ella; algunos lo consiguen. Tengo alumnos que se han dedicado a este tipo de música e incluso al flamenco que han tenido éxito y se buscan la vida con estos estilos.

Pero da la impresión de que dedicarse a la música clásica tiene más campo profesional y es más fácil que en el pop.

Es difícil saber qué terrenos son más fáciles. Hay más gente que antes dedicándose a la clásica. Cuando empecé éramos cuatro gatos y a día de hoy hay mucha gente. Viviendo del concierto son poquísimos. En el canto si logras tener un buen mánager podrías llegar a vivir de eso; insisto, hay mucha gente para todo, mucha competencia.

¿En qué momento estamos en Jerez en cuanto a la afición a la clásica y al aprendizaje musical?

Mirando hacia atrás y comparándolo con el presente, llevamos muchos años con una media de 600 alumnos en el conservatorio, aparte de las escuelas de música privada que hay. Todas están llenas con listas de espera. Siempre digo que esa gente que está estudiando sigue adelante una pequeña minoría pero tienen una base importante que enriquece la cultura musical. Hoy en día hay otro nivel musical en la ciudad y una cultura más extensa; hay orquestas como la Álvarez Beigbeder y otros grupos. Sin embargo, aún estamos a años luz de otros países. Pero hemos mejorado bastante.

¿El Teatro Villamarta ha sido y es un revulsivo importante para la cultura musical?

Efectivamente, no hay ni que dudarlo. Se podría hablar de buscar más salidas para las jóvenes promesas pero es cierto que desde el primer momento es fundamental esta instalación. Hemos oído cosas en el Teatro de un nivel absolutamente excepcional.

Hortas posando en el reducto de la Catedral.   MANU GARCÍA
Hortas posando en el reducto de la Catedral.   MANU GARCÍA

¿Ser organista de la Catedral le ha ayudado en su carrera musical?

Me ha ayudado muchísimo. Como sabes fundé en su momento el coro del Villamarta, estuve diez años trabajando allí y fue una experiencia preciosa. Pero siempre me he considerado un músico más de iglesia. Cuando el recordado monseñor Juan del Río me propuso la idea, desde entonces hemos hecho cosas realmente importantes. Una de las primeras veces que intervine fue en el funeral de don Rafael Bellido, para el que se interpretó el réquiem de Gabriel Fauré para coro y orquesta. Aquello fue impresionante, como lo fueron también las tomas de posesión de nuevos obispos o las coronaciones canónicas de dolorosas de la ciudad.

¿Esas actuaciones son las que más satisfacciones le han dado?

La verdad es que sí. Como el resultado ha sido tan bueno, realmente para mí es un orgullo porque si miras atrás y recuerdas el éxito de todo lo que ha habido te llena de satisfacción y orgullo. Además ha sido muy comentado dentro y fuera de Jerez; Por ejemplo, cuando la toma de posesión de Mazuelos vino mucha gente de toda España; se evaluó muy positivamente el nivel musical de la celebración.

Para los ‘nuevos’ que quieren empezar a conocer y entender la música clásica, ¿cómo deberían hacerlo?

Pues es realmente fácil: oír, oír y oír. La base de todo esto es oír música aunque no seas un entendido. Como le digo a los más pequeños, si una música que oyes te gusta, investiga a su autor y profundiza. Así te vas aficionando, el oído se va abriendo, se deja llenar de ella y la disfruta.

¿Qué compositor recomendaría oír para empezar?

Para empezar, con los barrocos suele ser muy asequible y dentro de esa época entre Mozart, Haendel y Bach, especialmente el primero, es más fácil de llegar a él; no conozco a nadie que no le guste Haendel.

¿Cómo pasa los veranos?

Depende. Este verano he tenido muchos conciertos pero para mí decir que estoy atareado es por decir algo. Esta es mi vocación, disfruto muchísimo tocando. Es cierto que estoy ocupado pero disfruto haciéndolo. Hay veranos en los que tienes tiempo de tener vacaciones pero en éste estoy yendo y viniendo a Italia constantemente.

¿Sol y playa o cultura?

Seré un poco raro, según al tendencia de hoy día. Prefiero el destino cultural con los ojos cerrados. Si pudiera me iba a Viena o a Eisenach, la ciudad de Bach para disfrutar allí de su música.

En pocas palabras, con la música a cuestas donde sea y cuando sea.

Efectivamente, porque en mí no es solo una profesión, es vocación. Me preguntan si tengo otras aficiones; insisto en que la música es la única que en mi caso es pasión y devoción.

Sobre el autor:

KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

Periodista.

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