Una muestra con la mujer en el centro
Sara Fisher (Algeciras, 1980) dejó hace muchos años su dedicación al teatro (estudió Arte Dramático) para dedicarse a la fotografía. "Todo tiene sus etapas, y la del teatro ya pasó, aunque me sigue apasionando", dice. Trabajadora incansable, asegura que le fascina la producción que rodea su labor fotográfica. Consumidora diaria de ficción, de la que estudia su iluminación y todos los detalles, prosigue con sus proyectos que no paran de llegar a su cabeza. En estos momentos, expone Fantasía en Bujío, un local del barrio de San Miguel, en Jerez, donde muestra una quincena de fotografías tomadas en el interior de diferentes templos de Jerez y Sevilla, con la mujer como protagonista, que se podrán visitar hasta el 31 de diciembre.
Sí, de hecho este es un trabajo que arráncó en 2019. Han sido casi tres años y claro, lo gordo de todo esto es la producción, el trabajo previo que hay. La imagen al fin y al cabo es lo último, lo que ve el público y lo que veo yo. La gente me pregunta por el resultado cuando vienen a ver mis exposiciones, y yo siempre digo lo mismo: para mí lo importante es el proceso. Es que es ahí donde he aprendido, donde he confluido con más personas, con las que he trabajado una por una para el posado, tendiendo en cuenta además que no son modelos profesionales. Ha sido un proceso largo y muy enriquecedor, muy, muy bonito.
Evidentemente, hay que darle visibilidad, porque es trabajo mío y de más personas que se implican. Pero aquí lo importante, para mí como fotógrafa, es el proceso y todo lo que conlleva, empezando por cada persona que se ha dejado dirigir, que han aportado cosas o me han ayudado con la iluminacion.
"Han sido casi tres años de producción, no he parado de aprender"
En fotografía y en otras muchas disciplinas. Creo que todos tenemos esa sensación, pero lo esencial es que cada persona le dé su sello. Eso no puede estar inventado. Es decir, imprimirle el sello personal en la libertad con la que contamos todo el mundo.

Yo vivo del arte dramático, el teatro. Yo escenifico, me gustan construir. Mi cabeza se imagina un paisaje donde puede haber personas, objetos. Lo que se me ocurre lo quiero llevar al papel. Es en esa vía donde me gusta trabajar, porque para mí la fotografía es algo muy teatral. Pero repito que es para mí, otros autores a lo mejor buscan una vía donde esté la verdad. A mí me gusta lo opuesto a la realidad, que es escenificar.
Está claro que en eso de la fotografía, menos es más. Pero hay fotos de este proyecto o de autorretratos que me sirven mucho para escenificar, intento que lo mínimo sea lo que transmita, lo que diga. Eso también me pasaba en teatro.
Construíamos un espectáculo de creación propia, que no estaba basado en ningún texto ni nada, intentábamos decir mucho con poco, tanto a nivel corporal como de palabra. Eso es muy rico. ¿Difícil? Por supuesto que lo es.
Yo me nutro muchísimo de las redes, de internet. Si estuviéramos hablando de esto hace 20 años tendría que comprar muchos libros o visitar muchas bibliotecas para entender y conocer muchos libros de autores. Hoy en día eso lo tengo a un clic. Entonces lo que hago es aprender y ver a cantidad de autores, fotógrafos y fotógrafas. Pero ojo, que no solo es la fotografía lo que me ayuda. Tambien necesito de la música, del cine: todos los días tengo que ver ficción, series. Estudio la fotografía, la iluminación. Eso es mi día a día. Mi universidad es el cine.
"Me nutro muchísimo de las redes, de internet. Si estuviéramos hablando de esto hace 20 años tendría que comprar muchos libros o visitar muchas bibliotecas"
Aquí pasa lo siguiente: yo me abstraigo mientras voy disparando, pero tengo los mismos sentimientos que el resto de la gente que me rodea. Durante el parto me reí muchas veces, lloré muchas veces, di ánimos, me salí cuando vi que tenía que salirme; estaba en una montaña rusa de sentimientos. Pero empatizo. Porque me emociono con ellos... Pero sí, soy capaz de separar cuando tengo que pulsar el botón y hacer la foto. En ese momento soy yo. Es como si le das a una niña de cuatro años la muñeca que quería toda la vida.
Es lo que menos hago, pero cuando me lo han pedido, saben que puedo tener una visión distinta de los que ellos suelen ver. Entonces comentamos y solemos ponernos de acuerdo. Pero no hago cosas diferentes por hartazgo, es muy importante resaltar esto. Me da igual que sean unos padres con un proceso de embarazo o una boda, es que me sale sacar otra cosa.
¿De provocación? No es que intente provocar, es que desde chiquitita me grabé a fuego que todo lo que hiciera tendría que tener una reacción en el espectador. Para mí eso es esencial, si no el contenido está vacío. Eso es algo que siempre llevo a rajatabla. Lo mismo que el que compone alguna música o pinta un cuadro. A mí, desde luego, como público me tiene que crear alguna reacción. Las obras que me gustan son las que me hacen sentir algo.


