Con el viento siempre a favor
Pudiera parecer que, dado su amplio currículo, en el que destaca su capacidad para hablar del liderazgo, motivación, y cuantas corrientes positivas quieran, la mejor de manera de definir a la periodista y escritora María Graciani (Sevilla, 1985) sería precisamente esa primera: líder. Pero no. Hablando con la autora nacida en el barrio de Triana, calle San Jacinto, por más señas, la palabra más acertada sería optimismo.
Escuchar hablar a Graciani es meterse en vena una corriente de energía, de vitalidad y de alegría que espanta las nubes negras y el más obstinado pesimismo. Y es que la escritora de Komachita, ¡qué trasto de hermanita! (Editorial Babidi-Bú, 2022) , ¡Antoñeta, las croqueta agente secreta! (Editorial Platero, 2022), o Komache —también de la editorial Babidi-Bú—, parece hacer de la alegría que desprende un modo de vida y un estilo literario para niños, a los que transmite la dicha de vivir.
Pero tampoco hay que desdeñar su preparación en cuanto a liderazgo del que hablábamos antes. En 2018 estuvo entre las candidatas al TOP 100 mujeres, líderes de España. Toda su obra, de una manera o de otra, nos habla de la positividad, la fortaleza mental y la capacidad de superación. Decir María Graciani, leer su obra o escucharla, es acercarse a un paisaje harmónico y tranquilo, aunque durante esta entrevista no ha parado de reírse a carcajadas.
Mis padres decían que lo más importante que me podían dejar era la educación, que es una cosa intangible, pero fundamental. Le pides a alguien que te dibuje la educación —yo he hecho esa prueba con algunos niños—, y a lo mejor lo que dibujan es un diploma o un birrete, o una profesora. Pero como te decía antes, la educación es un intangible, no es como una mesa, por ejemplo, donde todo el mundo, más o menos, te dibuja lo mismo: la tabla con las cuatro patitas. La educación no se puede tocar pero se agradece cuando está ahí.
Mi madre siempre decía que yo era un poco Jaimita. Aprendí a hablar a los seis meses. Hay cintas de las que se usaban antes, con mi voz grabada, donde salgo diciendo: "María es morena", "Ole, ole", "Guapa". Entonces a mí, cuando tenía 3 años, me castigaban sin hablar.
Porque cuando era pequeña a veces metía la pata. Mi padre decía: "Esto es un secreto, no se lo cuentes a mamá". Y lo primero que hacía era llegar a casa y decir: "Mamá, tengo algo interesante que contarte" (se ríe).
La comunicación y las personas son dos de sus especialidades. ¿Cómo podemos establecer vínculos con las dos cosas para que la conexión sea buena, bien por la literatura, bien por medio del lenguaje hablado.
Para mí, como bien dices, la comunicación y las personas son mi especialidad, pero también me debilidad. Todos somos seres humanos. Mi padre, que tenía un negocio solía decir que "quien no entiende a las personas, no entiende el negocio". Es verdad, porque el 100% de los clientes son personas, y el 100% de los trabajadores son personas. Para mí las personas son fundamentales. No hay nada tan básico como la comunicación. Tú puedes saber idiomas, pero no es lo mismo que tu comunicación personal, que es tu impronta. Para mí la comunicación es compartir vida, experiencias. Pero es que no hay que perder de vista que la comunicación puede ser tu gran acierto o tu gran fallo.
"La cominicación puede ser tu gran acierto o tu gran fallo"
Yo pienso que el carácter y la improtanta de las personas se refleja tanto en los escritos como en la actitud de la vida diaria. Me gusta hablar con los vecinos, e incluso con gente que no conozco. Me encanta eso de dar los buenos días y hablar con todos.
¡Ah, pues te cuento! A veces soy el abuelo Cebolleta 2.0, y no me quiero desviar. A ver si lo consigo: empecé con la narrativa empresarial metiéndole cosas del crecimiento personal, el liderazgo, hacer juegos de palabras. A partir de la pandemia, porque yo antes daba conferencias por toda España, me puse a crear cosas en casa. Hacía vídeos con mis sobrinas, bailes, juegos... Entonces, tomaba notas mentales y se me fueron ocurriendo cosas. De ahí surgió mi primer libro infantil. Y funcionó muy bien, fuimos a unos veinticinco colegios. Al principio eran libros para niños de 5 o 6 años, pero luego se enfocaron para niños de hasta doce años. Y era maravilloso porque me hacían el baile y la canción del personaje. Hay mensajes profundos, de valores, pero contado de formas que los niños lo entiendan.
Nosotros tuvimos siempre una relación súper cercana. Hablo en pasado porque ya fallecieron los dos con muy poco margen de tiempo. De ellos aprendí muchas cosas. Mi madre era puro furor. Y sí, me influyeron mucho.
¡Ay! Me alegra que me hagas esta pregunta. Sí, es italiano, por parte de padre tengo ascendiencia italo cubana. Pero mi padre nació en Heliópolis.
Komachita es mitad koala, mitad mapache, y es la hermana pequeña de Komacha, el koala mapache más divertido del bosque, y fue el primer libro libro infantil que saqué en 2021. La idea surgió en el colegio donde estudié, y en la parte favorita de las preguntas de los niños, donde levantan las mano, una niña me dijo que para cuándo la película de Komache, "¿va a haber segunda parte?", me preguntó.
"La idea surgió en el colegio donde estudié"
De momento te digo que estoy muy contenta. De hecho hay ya vecinitas que hacen el baile que aparece en el libro. Tengo dos vecinas, Adriana y Lola, en las que me inspiré y salen como dos de los personajes.
A los niños claro que las va la marcha, y participar y actúar. Si hablamos de adolescentes y vas en plan clase magistral con el libro en la mano, casi te tiran tomates.
"A los niños les va la marcha, participar y actuar"
Siempre me pasa que mi espíritu va por delante de mi físico. A veces me levanto y enumero todas las cosas que tengo que hacer. Volviendo a mi madre, ella siempre me decía que quiero dar el segundo paso antes que el primero. Me emociono mucho con esa gasolina que tengo, esa vitalidad. Es que ese espíritu de querer hacer cosas me lleva a que acaba el día y digo: "ostras, qué bien, he podido hacerlo todo". Pero luego me quedo pensando y me doy cuenta de que han quedado cosas por hacer.
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