Un cambio de rumbo
Tamara Carou (Jerez, 1984) dice que todo el que persigue un sueño, si se esfuerza, lo hace realidad. Ella lo sabe mejor que nadie. Su trabajo en una sucursal bancaria durante siete años no era lo que le hacía sentirse realizada como persona. Iba detrás de otros objetivos más allá de vender productos bancarios a los clientes, de atender tras una mesa o una ventanilla. Su firme voluntad de cambio, y par de copas de fino durante una Feria del Caballo, hicieron el resto. "Me voy", le dijo a su esposo. Y tanto que se fue.
Hoy Tamara tiene su gabinete de belleza y una clientela consolidada después de una pandemia como la que vivimos y la inundación completa de su local. Ahora es la mejor micropigmentadora de cejas en la modalidad de pelo a pelo, y en la categoría efecto polvo. Querer, está visto, es poder.
Como dices, estuve trabajando siete años en un banco, pero yo tenía 31 años, y creo que una crisis personal a esa edad. Yo siempre había querido ser cosas de estética, maquillaje, todo en torno al mundo de la belleza. Mi madre me decía: "Para hacer eso vas a tener oportunidad toda tu vida, y no vas a hacerlo. Te vas a poner a estudiar". Pero llegaron esos 31 años, y en una Feria del Caballo, con dos copitas, lo decidí. Le dije a mi marido que pedía la cuenta en el banco. Que no seguía. En ese tiempo se fusionó Banesto con el Santander y estaban ofreciendo 50 días por año. Así que me fui.
"Un día lo decidí: pedí la cuenta en el banco y me fui"
Claro, ya no me podía ir al Instituto Andrés Benítez o a alguna academia. Con dos niñas en el mundo y una independencia económica era como andar para atrás. Pero no me rendí, me dediqué a hacer formaciones privadas, monté el negocio poco antes de la pandemia, y tuve la mala suerte de que en mitad de la pandemia se me inundó el negocio y tuve que empezar de cero. Pero de cero, de cero. No tenía ni un duro. Pero como tengo ese carácter de que el no es "No ni na". Arreglé el local como pude y cuando me vinieron a indemnizar me vino un dinero que yo no contaba con él. Eso lo invertí.
En un curso en Málaga que valía justo lo que me dieron de indemnización: 3000 euros. Me formé allí de una de las técnicas con las que por cierto he ganado el concurso: un efecto polvo que entonces no lo había en Jerez. Y yo tenía claro que tenía que dar ese servicio porque aquí no se había dado nunca. Fui la pionera en el efecto polvo que ahora todo el mundo quiere.
Imagínate de irte todas las mañanas a un trabajo donde no te sientes realizada, y de repente tener tu propio negocio. Que en él echo las mismas horas o más, pero estás realizada.
Desde pequeña quería serlo. Dibujo muy bien de siempre; soy disléxica, zurda. Yo no veo la tele, escucho música, no tengo Instagram. Me gusta leer. Soy una persona de arte. Tengo mucha intuición en cuanto a ver a alguien entrar y saber enseguida qué es lo que le puede favorecer.
Te puedo decir que tampoco he sido infeliz en esa etapa, pero el hecho de comercializar productos como papagayos... Yo vendo lo que sé qué es verdad. No me gusta vender mentiras.
La micropigmentación existe desde hace muchísimos años, y ha ido avanzado y mejorando. Lo que yo hago actualmente es una micropigmentación avanzada.
Imagínate que viene una mujer que no tiene cejas porque ha tenido una alopecia, un tratamiento contra el cáncer, o un problema hormonal. Yo le devuelvo a esa mujer la expresión. Antes de trabajaba de determinada forma y no era tan real. Ahora mismo podemos conseguir, sin dolor apenas, además de una durabilidad, que sea sea realista. De hecho, mi premio ha sido en la modalidad de pelo a pelo, hiperrealista. Es una técnica que, creo, solo la trabajo yo.
No tiene nada que ver. Es como si fuera un tatuaje, pero no es exactamente lo mismo.
"Sorprende la cantidad de hombres que se arreglan y se cuidan"
Te sorprendería la cantidad de hombres que se arreglan las cejas y que se cuidan.
Siempre. Una profesional bien formada ha pasado por una preparación especial. Es caro, pero da resultado.
Eso es malísimo. Ni se lleva ni es estético. Ahora se lleva la naturalidad. Hay que potenciar lo que uno tiene.
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