Gloria a la voz poética
En el proceloso y en tantas ocasiones esperpéntico mundo de los concursos (sean poéticos, de novela, o de declamación, como el caso que nos ocupa), hay casi siempre más decepciones que alegrías. Ora porque el jurado ha decidido con buen criterio dar el premio a un trabajo de calidad que deja al resto con un palmo de narices, ora porque el jurado no tiene literalmente ni puñetera idea, las convocatorias suelen convertirse en una trituradora de sueños. Pero ya es conocido: "los sueños, sueños son".
De esos versos de Calderón de la Barca, y de otros muchos, sabe todo y más Ignacio López (Jerez, 1963), actor y fundador hace cuatro décadas de la compañía de teatro Mediazuela, quien ejerce su verdadero oficio por los pasillos y habitaciones del hospital. Enfermero de profesión que recita los versos a algunos enfermos con la hermosa idea de que su juglaría les despierte el ánimo y la esperanza.
El intérprete, que defiende el amateurismo a capa y espada, presentó en la localidad de almeriense de Albox dos poemas: uno de Mario Benedetti, Hombre preso que mira a su hijo; y otro de Rafael Amor, El loco de la vía, y que le ha valido el pase a la siguiente fase del XXIII Concurso de Declamación, abierto tanto a profesionales de la escena como a aficionados.
"Ha sido una alegría enorme, pero sigo sin perder de vista que soy un aficionado. Llevo 40 años en esto, pero creo que el amateurismo es importante, ser amante de algo siempre es importe" asegura. En un mundo que va cada vez más deprisa, donde el aquí y ahora están a la orden del día. No todos los que se asoman al escenario tienen el mismo ritmo o la paciencia para, entre otras cosas, declamar correctamente o vocalizar y hacer llegar su voz con al público.
"El amateurismo es muy importante"
"Yo creo que no todos los actores saben hacerlo. Verás. A veces se sobreactúa, se hace histriónico... Se exagera, cuando declamar es vocalizar bien, proyectar la voz, que llegue al público; darle un sentido a lo que está haciendo y no darle esa gesticulación. Aquí intervienen la voz y la entonación, antes que la gesticulación", asegura Ignacio con su voz engolada, lo mismo que si fuera a recitarnos.
El actor presentó a este concurso, ya con 23 ediciones de historia, el verso de Mario Benedetti, Hombre preso que mira a su hijo, y El loco de la vía, de Rafael Amor.
En una disciplina tan particular como es la declamación, con la que Ignacio López ha logrado ser seleccionado, debe primar la intensidad del mensaje, pero también la transmisión de lo que el autor quiso expresar al escribir esos versos: "Hay gustos para todos, pero a mí me llaman los versos que me dicen algo, que me emocionan, bien sea por su dramatismo, por su belleza o incluso, a veces, por su gracia. Porque no tiene por qué ser un poema dramático.
Ignacio López se pasa la vida entre los escenarios y las jornadas laborales en el hospital. Su voz se hace eco, según nos cuenta, en algunas habitaciones donde los enfermos reciben su ayuda, pero no solo profesional, pues a menudo el cuerpo le pide recitar a quienes no están pasando por un buen momento, y a quienes quizá la poesía, además de sanar el cuerpo, también le sana el ánimo e incluso el alma.
"Yo la utilizo como terapia con mis pacientes. Cuando tú le hablas, cuando tú le expresas tus sentimientos, sobre todo, le haces ver que estás entendiendo su sensación de angustia, de dolor. Uso técnicas como el teatro, algunas veces de clown, otras veces de mimo o de declamar. A veces me pongo a recitarles a Calderón de la Barca, o a Segismundo. Yo les digo: Esto es un sueño, ya pasará", dice López, convencido.
"Cuando le hablas a un enfermo le haces ver que entiendes su angustia"
El efecto de esa terapia funciona en niños y en adultos. A todos les sorprende la voz engolada, proyectada y rota, que también es parte importante del declamador. "A los adultos les sorprende eso de: "vivo sin vivir en mí", pero un niño no lo conoce, pero se queda de manera que se le olvida por un rato dónde está".
El concurso de declamación en Albox, que no es de las convocatorias que más abundan en las páginas de concursos, permitía el envío de dos poemas, con o sin música de fondo, pero con calidad de audio y vídeo. Aún habrá que ver si el actor y enfermero tiene suerte en la final del concurso, con una dotación económica de 1000 euros para el primer clasificado y 500 euros para el segundo.
