El hombre que inventó el panpizza
Si ustedes son o no habituales de la calle Porvera, es lo de menos. Si pasan por allí, con toda probabilidad se cruzarán con un boliviano achaparrado, de tez muy morena y mirada amable que recorre una de las vías más bonitas de Jerez; desde la esquina de la Porvera al nacimiento de la calle Ancha. Es Hugo Mora, nacido en Potosí (Bolivia, 1977), y al que es muy fácil verle de uno de sus negocios a otro: de la confitería San Sebastián, a la pastelería Delize, pasando por Delize a secas, la factoría donde Hugo cuece y despacha cada día centenares de panpizzas, media pieza de pan con todo el sabor y los ingredientes tradicionales de la pizza, y que es un éxito de ventas desde que hace ya varios años.
Hoy por hoy, esta pizza reducida de tamaño el alma máter de su negocio. No en vano, durante solo un día de la Semana Santa vendió más de 600 unidades. "Me asusté y todo", asegura con un deje de sorpresa que lleva cargado el acento de su país de nacimiento.
La nostalgia siempre se lleva en el corazón.
Mis padres siempre han tenido negocios de estas características. Tenían pastelerías y siempre me he movido en el mundo de los negocios.
"Durante meses estuve durmiendo en un albergue porque no tenía dónde pasar las noches"
En cuanto llegué a Jerez ya estaba trabajando como pastelero, en Los Reyes. Es mi oficio, pero los inicios aquí fueron duros. Durante meses estuve durmiendo en un albergue porque no tenía dónde pasar las noches. Mi jefe me dijo: "Mañana empiezas a las seis". Así que era levantarse muy temprano sin conocer la ciudad.
Han nacido mis hijos, han cursado aquí sus estudios. Están bien aquí. Allí en Bolivia vivir es un poco duro. Pero aquí si te echas las manos al hombro y te pones a trabajar, es cuestión de prosperar e integrarte.

Hay de todo. Jerez me ha recibido muy bien. ¿Qué te puedo decir? Hay un 80% que muy bien, y un 20% que quizá no tanto. Los chavales, sobre todo, están hablando por teléfono, les preguntan los amigos dónde están y les contestan: "Aquí, donde el panchito".
Sí, pero también les entiendo porque son jóvenes. Pronto empezarán a ver la realidad de que la diversidad existe, y que incluso ellos mismos, los más jóvenes, van a colaborar con que esa diversidad se acepte como algo natural e incluso aumente.
"A veces cuando voy por la calle, escucho: Por ahí va el del panpizza"
(Risas) Sí. Se nos quedó pequeño el primer local y nos tuvimos que ir a uno un poco más arriba de la calle donde tenemos la tienda donde hacemos los panpizza. Y después cerraron una pastelería y heladería aún más adelante, también en la Porvera, y la cogí también. A ver. Estoy metido en la hostelería. Estoy enamorado de esta calle, la verdad.
Sí, y a veces voy por la calle, por algún centro comercial, y escucho: "Por ahí va el del panpizza".
La primera Semana Santa que pasé en la tienda, yo tenía la idea de hacer una pizza, pero es que no había sitio para poder hacer la masa, amasarla, dejarla reposar... Se me ocurrió cortar pan y ponerle los mismos ingredientes que a la pizza.
Esta última Semana Santa me asusté. Creo que en un día vendí 600 unidades.
No. Un hombre me habló de un bar que había cerrado y me animó. Me dio que yo podía sacarlo adelante. Pero lo consulté con mi mujer, con mis hijos. Ya es demasiado. Pero en la heladería y pastelería, los domingos hacemos unas salteñas, que son unas empanadas de carne picada de pollo, ternera. Están jugosas por dentro. Algunas picantes y otras sin pique. Ya tengo clientes españoles que me las piden.


